jueves, 28 de diciembre de 2023

En el fondo está siempre la comunicación


Suelo hacer caminatas con un amigo con el que voy charlando cordialmente a lo largo de la excursión. Nuestros pareceres son muy contrastados, tan diferentes como si fuéramos un vegano radical y un carnívoro compulsivo. Tenemos proscrito el hablar de política y en cuanto surge el tema, lo orillamos. Él sabe que publico entradas y antes en el otro blog las leía aunque nunca comentaba. El otro día me dijo algo que me hizo pensar: que él no veía qué podía importarle a nadie su punto de vista acerca de las cosas. Y, pensado con lucidez, tiene razón. Hablar de cómo vemos la realidad o qué pensamos acerca de ella es algo intrascendente y no importa a nadie. Nada hay más calenturiento que nuestras aficiones, manías o devociones pías. ¿A quién diablos puede interesarle lo que piense un ciudadano anónimo que carece de toda relevancia? ¿No es más bien vanidad, ansia de figurar y de ser reconocido? He de reconocer que cuando leo en muchos blogs la plasmación de la personalidad del bloguero de modo que se proyectan sus simpatías y odios, sus gustos a antipatías..., me digo que qué interés tiene. Si me hablan de literatura, de toros, de política, de arquitectura, de sociedad... pienso que no dejan de ser apreciaciones subjetivas que no necesariamente he de compartir y mantengo mis distancias. Y ciertamente, la posición en el mundo de un sujeto no tiene mayor interés, salvo que la defina con un estilo netamente original y atractivo, pero lo de atractivo también es subjetivo. Hay blogs con cientos de comentarios y elogios mayoritarios cuyo estilo me parece vomitivo, hay blogs minoritarios cuyo planteamiento me parece excelente aunque al autor le importe un higo ser leído o no. Supongo que si publicamos -hacemos públicas nuestras reflexiones- es porque en el fondo no nos importa ser leídos y tal vez nos guste tanto como a un gato cazar gorriones o lagartijas, aunque se disimule. 

 

Publicar es un ejercicio de inmodestia porque entendemos que tenemos algo que decir en un mundo de decenas de millones de personas que publican tuits explicando sus animadversiones y fanatismos varios. Queremos decir algo, queremos ser escuchados, queremos expresar nuestra subjetividad y queremos que alguien se haga partícipe de ella dándole a los likes o que nos comenten. A la mayoría nos gusta gustar, ser aprobados y recibimos mal las opiniones contrarias. Una vez le dije a un poeta que sus poemas no me gustaban nada y se lo tomó a mal, tanto que no me perdonó jamás aunque le enviara un correo pidiéndole disculpas por mi intemperancia. 

 

Hay que dosificar cuidadosamente nuestros juicios porque ser demasiado sincero es peligroso y controvertido como una dosis de arsénico en la tortilla de patatas. La comunicación -ese tema que explicaba cada año en mis clases de lengua- es un ejercicio muy complejo en el que intervienen diversos factores como el emisor, el receptor, el código, el contexto y situación, el canal y, por supuesto, el mensaje. Parece algo simple pero es endiabladamente complicado establecer comunicación en un medio en que no nos vemos las caras, y presumiblemente, el emisor es alguien con un elevado ego, tanto como el del receptor. Y ambos se encuentran en un contexto que es la casa del emisor y en un medio electrónico en que se plasman mensajes en un código escrito, en este caso el castellano. 

 

A todos estos factores, hay que añadir la dificultad de que el que escribe un mensaje en una situación determinada -el conjunto de su vida y su realidad presente- escribe para personas que tienen situaciones bien diferentes -vidas bien diferentes- y que todos proyectamos sobre lo que leemos nuestros subtextos subjetivos. No es fácil, en definitiva encontrarse aunque muchas veces hagamos un gran esfuerzo por que esto sea posible mediante saludos, cortesía, cordialidad, despedidas afectuosas... Tal vez es necesario añadirle a todo una buena dosis de amabilidad, tolerancia y generosidad pero cada uno es cada uno, y hay a quien le sale todo esto con extrema facilidad y a otros les cuesta mucho más. 

 

No deja de ser un milagro la comunicación entre universos personales tan disímiles y complejamente distantes. No es sino un juego de egos luchando en la arena de un anfiteatro lleno de espectadores pidiendo sangre. Entiendo que es un ejercicio proceloso y puedo llegar a comprender la posición de mi compañero de caminatas de que es mejor el silencio, pero nosotros somos charlatanes y verborrágicos, además de vanidosos, una combinación peor que la de pasta italiana con mayonesa Hellmans. 

miércoles, 20 de diciembre de 2023


‘Matar al presidente’, ¿documental o fantasía épica sobre el asesinato de Carrero Blanco?

El coche del presidente de España Carrero Blanco, en el balcón de la Casa Profesa de Madrid, inmediatamente después del atentado. Nationaal Archief/Wikimedia Commons
David Mota Zurdo, Universidad de Valladolid

El 20 de diciembre de 1973 el comando Txikia de ETA acabó con la vida del presidente del Gobierno de la España franquista Luis Carrero Blanco, su escolta Juan Antonio Bueno y su chófer José Luis Pérez Mogena.

Su coche, un Dodge Dart negro, saltó por los aires cuando atravesaba la calle Claudio Coello de Madrid, relativamente próxima a la embajada de Estados Unidos, y acabó en el patio de un edificio de la Compañía de Jesús. Ese mismo día ETA se atribuyó el atentado en un comunicado.

Autores y tesis conspirativas

Las especulaciones que ha habido en torno a la autoría y motivaciones del magnicidio han sido de lo más variopinto: desde lo sospechoso del lugar en que se produjeron los hechos a considerar a ETA incapaz de cometer una acción de ese nivel técnico.

Carlos Estévez, Paco Mármol, Antonio Rubio y Pilar Urbano, entre otros, han lanzado hipótesis sobre la participación de fuerzas internas del régimen, de la CIA o de otro tipo de actores internacionales con una única fuente: la especulación. Sin apoyos documentales ni pruebas sólidas, coinciden en señalar que nadie quería vivo a Carrero, y en esa línea han explicado, por ejemplo, la incapacidad del Servicio Central de Documentación (SECED) para anticiparse a los planes de ETA, la ineficacia de las Fuerzas de Orden Público (FOP) para garantizar la seguridad del almirante o la “sospechosa coincidencia” de que el atentado se produjera junto a la embajada norteamericana. Las conjeturas son escalofriantes.

Según muchos de estos autores, los miembros de ETA fueron marionetas en manos de un agente externo, desde la CIA (incluso el KGB) a la masonería, pasando por los sectores franquistas disconformes, que se habrían encargado de que la investigación no prosperara.

Errores, desinformación y posverdad

Estas teorías de la conspiración y sus derivadas se recogen largo y tendido en Matar al presidente, que Movistar Plus+ ha puesto recientemente en antena. Una serie documental de tres capítulos que tiene el tono de otros productos basados en crímenes reales y un ritmo trepidante. Su director, Eulogio Romero, la ha definido como un ejercicio de esclarecimiento de unos hechos que “esconden mucho más de lo que parece” y ha hecho hincapié en el respeto a “todas las opiniones e investigaciones previas”.

Nada más lejos de la realidad. El documental apoya supuestas “versiones no oficiales” y el resultado es confuso. Veamos las tesis que se presentan y por qué son erróneas.

  1. No hubo investigación policial. Se insinúa que no se quiso investigar el magnicidio y que el caso “se dejó morir”. Esto es completamente falso. Según el exhaustivo estudio de Fernández Soldevilla y García Varela, se investigó durante cuatro años, como se confirma con el extensísimo sumario de más de tres mil páginas que han analizado.

  2. El sumario del caso estuvo perdido o escondido. Esta aseveración es errónea. Ni el sumario estuvo en la caja fuerte del Tribunal Supremo, ni se extravió. Siempre estuvo en el archivo judicial territorial de Madrid junto a otros sumarios afectados por la amnistía de 1977, motivo este último por el que no hubo condenados por el magnicidio.

  3. El explosivo utilizado en el atentado fue C4 de origen militar estadounidense. No es cierto. El compuesto de la bomba contra Carrero fue C2, como demuestran los informes y análisis contenidos en el sumario. Un explosivo que, además, fue obtenido en las sustracciones que ETA realizaba en diferentes polvorines, como sucedió en enero de 1973 en Hernani (Gipuzkoa).

  4. Se reitera constantemente que “alguien ayudó a ETA”. Este argumento es repetido a lo largo del documental. Sin embargo, en ningún momento se menciona a la única cómplice de la que sí hay constancia y confirmación de participación y colaboración necesaria en la logística del atentado: Eva Forest, que también tendría un papel imprescindible en la masacre de la cafetería Rolando de septiembre de 1974, como se recoge en el último episodio del pódcast Sierra Delta Contra.

  5. Nadie ha querido investigar. Falso. Muchos intervinientes se agarran a ese argumento para reforzar sus tesis conspirativas. Sin embargo, hay muchas investigaciones directas y complementarias sobre el magnicidio hechas por historiadores: Antonio Rivera, Toño Castellanos, Gaizka Fernández, Charles Powell y quien escribe, entre otros.

  6. El día antes del atentado avisaron con urgencia a Kissinger para que se fuera de Madrid. No hay pruebas tangibles para corroborar tal afirmación. Sí hay, en cambio, telegramas con recomendaciones de la embajada de Estados Unidos al secretario de Estado, uno de ellos del 7 de diciembre de 1973. Los norteamericanos temían por un ataque violento contra Kissinger debido al contexto convulso de España, marcado por el terrorismo de ETA y FRAP, la conflictividad laboral y estudiantil, y la escasa preparación de las FOP.

  7. Madrid no se cerró como una “jaula” para dejar escapar a los etarras. Claro que no. Y aunque se hubiera hecho no habría servido de nada porque los miembros de ETA se quedaron un mes en Madrid, escondidos, esperando a que bajara el nivel de alerta policial. Una medida que repitieron en el atentado de la cafetería Rolando de 1974, cuando tampoco se cerró la capital de España. Por tanto, esta teoría de la conspiración cae por su propio peso

  8. El dirigente de ETA Ezkerra trabajó para la CIA y vendió a otro líder de la banda, Txikia, para que lo matara la Policía. Esto es una conjetura. Es difícil aceptar esta afirmación cuando no hay fuente oral o escrita que lo avale. Si Ezkerra trabajó para la CIA habrá algún resto documental en los archivos norteamericanos, como sucede con otras personas de origen vasco que estuvieron en nómina del FBI.

La conclusión

Cuestiones como estas aparecen de forma recurrente en un documental donde se da prioridad al uso de la condicional y al relato frente a los hechos históricos. Estos, si bien son menos apasionantes, deberían ser los que predominen en un documental de rigor. ETA logró por sí sola poner en jaque al régimen franquista y la muerte de Carrero supuso una enorme propaganda para su causa.The Conversation

David Mota Zurdo, Profesor Titular de Historia Contemporánea, Universidad de Valladolid

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

sábado, 16 de diciembre de 2023

La biblioteca de Babel

Mi biblioteca es un caos. Está distribuida por varias ubicaciones en la casa, y en sus estanterías se agrupan miles de libros sin criterios fiables de clasificación. Hay algunos pero la mayoría están por afinidades inciertas, aunque lo cierto es que si un libro está en casa -y no lo he perdido porque lo he dejado hace años- suelo encontrarlo fácilmente por una suerte de intuición que me ha dado mi relación con los libros a lo largo del tiempo, aunque he tenido diversas bibliotecas que han perdido cientos de ejemplares en los traslados de domicilio que ha habido durante periodos distintos de mi vida.

 

Por otro lado, está mi biblioteca inmaterial, la de Kindle, donde hay cientos y cientos de libros que he comprado en los últimos doce años. No entiendo eso de bajarme libros de internet sin pagar. Lo encuentro una desvergüenza. Entiendo que mi amor por los libros incluye que deba pagar por ellos, pienso que la cultura es un bien que no debe de soslayar los derechos de autor, los de la creación. Esto lo entendíamos bien cuando los libros eran físicos, aunque podían dejárnoslos un amigo o sacarlos de una biblioteca. Cuando pago por un libro, me siento bien, aunque haya de rascarme el bolsillo. 

 

Este pandemónium organizativo de mi biblioteca es reflejo de mi personalidad desordenada en la que las cosas están dispersas, pero en un momento dado, soy capaz de encontrar el argumento y las palabras necesarias para organizar un pensamiento. 

 

Una de las acciones que más me atraen de mi relación empática con mi biblioteca es la de rescatar un libro que está en ella desde hace veinte, treinta o cuarenta años -anoto la fecha de compra y lo firmo- y leerlo por primera vez o tal vez releerlo, como me pasó con el espléndido relato que es Las ratas de Miguel Delibes que tenía fechado en 1993, en una nueva edición porque la que leí en mis tiempos universitarios se había perdido.

 

Darle una nueva vida a un libro me parece una acción maravillosa. 

 

Leer forma parte de mi vida, de hecho esta se estructura en torno a los libros que estoy leyendo en un momento dado, así desde que aprendí a leer. 

 

El otro día un amigo de caminatas me decía algo que me gustó y me identifiqué con ello. Él es un habitual lector de novelas policíacas, es casi su único género. Y me decía que le había marcado más en el terreno de la novela de investigación lo que había leído en su adolescencia, sobre todo Enid Blyton, que toda la novela moderna que había incorporado en sus años adultos. Le di la razón. Como se lee en la adolescencia no se puede volver a leer de mayor. Hay algo que se pierde. 

 

Anteayer en el metro me senté al lado de una mujer menuda negra -llevaba capucha- que estaba leyendo un ejemplar raído y desgastado de una novela del oeste tipo Marcial Lafuente Estefanía. La doblaba y se sumergía profundamente en ella. Ello me recordó con afecto que yo a mis catorce o quince años yo leí cientos de estas noveluchas del oeste que antes formaban parte de la cultura popular y de iniciación a la lectura. La admiré profundamente por la ternura que sentí hacia esta mujer anónima. 

 

Parte de mi personalidad, una parte muy importante, es los libros que he leído, no se me comprendería sin ellos. Y si imagino un mundo que venga tras este -algo que no descarto en absoluto- me imagino junto a una inmensa biblioteca en la que leería eternamente con una concentración absoluta, y querría leerme todos los libros del mundo, bueno, los que fueran excelentes. Pasar eones de tiempo leyendo, bebiendo horchata, y conversando, sería para mí una eternidad que merecería la pena. No me la pasaría mirando la perfección de Dios, o relacionándome con mis antepasados -qué horror- sino que estaría leyendo. Cada uno tiene el paraíso o infierno a su medida. Tal vez el mío, sea el de los lectores adictos a los libros, una enfermedad peor que la de ser adicto a la heroína. 

domingo, 10 de diciembre de 2023

Ponte en mi lugar


Hay muchas ocasiones en la vida en que nos encontramos en trances difíciles sea a nivel personal, familiar o político y anhelamos que alguien en concreto o de forma general se ponga en nuestro lugar, ansiamos que nos comprendan para que se puedan entender nuestras posiciones o puntos de vista. “Ponte en mi lugar” es nuestro mantra para intentar hacer cercano a alguien o alguienes que puedan escucharnos. 

 

Sin embargo, es un ejercicio complejo y mayormente estéril el aspirar a que alguien se ponga en nuestro lugar porque las cosas solo las comprende quien está dentro del pozo o de la desesperación. En realidad, nadie que esté fuera de nuestras circunstancias puede comprender en profundidad por qué sentimos así, por qué pensamos así, por qué actuamos así, y todo, por más que nos expliquemos es un ejercicio inútil e imposible porque nadie puede estar dentro de mí, nadie puede ponerse mis zapatos y asumir mi historia y mi prehistoria, nadie puede identificarse con todo lo que he vivido, todo son aproximaciones más o menos bienintencionadas pero espurias. Nadie puede ponerse en mi lugar a menos que se recurra a las consignas de grueso calibre. 

 

Nadie puede ponerse en mi lugar porque yo soy quien siento profundamente las cosas que me afectan. Y, en todo caso, hay lógicas contrapuestas y contradictorias que llevan a que la gente se posicione -qué inverosímil verbo este de posicionar- a favor de una cuestión u otra. Yo no puedo pedir a alguien que viva en Motril que me comprenda si no ha vivido la evolución de mi sociedad y dicha persona, que se alimenta de ideas bienintencionadas -qué terribles son las ideas bienintencionadas porque el infierno está lleno de ellas- es imposible que puede acercarse a mí; yo no puedo pedir a alguien que viva en Pozuelo de Alarcón que me comprenda si él no ha sentido el filo de la navaja en su cuello porque en realidad cada uno comprende lo que le toca vivir a lo que añade sus ideas, sus ideales y sus compromisos, y todo eso junto hace que cada uno tenga sentimientos complejos que hace que no se entienda nada de lo que uno vive, Y, además, por qué uno iba a pedir a alguien que lo comprendieran y que se pusieran en su lugar. ¿No es acaso una solicitud egoísta y que anhela el paternalismo? Nadie puede ponerse en nuestro lugar, es una utopía, y si lo hace por algún ejercicio mágico no deja de exponerse a sesgos muy peligrosos. He leído a gente muy inteligente diciendo auténticas tonterías, nadie está libre por ilustrado o espiritual que sea de decir insensateces, a decirlas o a pensarlas. Todos nos movemos en círculos muy inexactos y arriesgados. 

 

Supongo que aquellos que lean este artículo desatinado, anhelarían casos concretos en que pudiera aplicarse la materia de lo que estoy escribiendo, pero no lo voy a hacer porque sería desvirtuar todo lo que estoy desarrollando que es la imposibilidad real de que alguien viva por nosotros lo que nosotros estamos viviendo.

 

Imaginemos que nos torturan con agua hirviendo sobre nuestro cuerpo. ¿Cómo va a haber alguien que se ponga en nuestro lugar si no está viviendo lo mismo atrozmente? ¿Cómo alguien va a entender la muerte de alguien muy cercano si no ha vivido lo mismo que yo? ¿Cómo se va a entender el desamor si no lo viven en mi mismo lugar? ¿Cómo va alguien a entender el aplastamiento político y social de los que piensan como yo, de los que sienten como yo, en un lugar concreto de España? Todo son imposturas. Nadie puede entender sino lo que está viviendo en primera persona y en un momento concreto. Nadie puede entender y ponerse en mi lugar cuando estoy muriendo, cuando llegue ese día en que yo muera. Todo es pose, todo es simulación en los tanatorios porque la muerte solo la entiende quien muere, y por delegación aquellas personas cercanas que lo han amado. Nadie puede ponerse en el lugar de la persona que muere. En realidad la vida es un ejercicio de poses de personas que simulan ponerse cerca de nosotros pero no es posible. Nadie puede entender a nadie salvo por un complejo mecanismo de identidad que es más falso que Judás.


lunes, 4 de diciembre de 2023

Entre Escila y Caribdis

El sábado en la entrada del Mercadona vi algo que me estremeció: tres niñitas de siete u ocho años cubiertas totalmente menos la cara por las abayas Parecían monjitas. Estaban al lado de su madre igualmente cubierta. El padre, con gruesa barba negra, vino después para controlarlas. Yo miré a una de las niñas y esta me miró. Nos miramos. Desolación. 

 

Este fin de semana un iraní de nacionalidad francesa ha acuchillado al grito de Allah es grande a un turista alemán y lo ha asesinado, además de atacar a dos turistas más a los que ha herido. 

 

No todos los musulmanes son iguales. Hay muchachas marroquíes que van sin velo y que caminan desenvueltas con sus galas sexys. 

 

Hace medio mes viví en Martorell un fin de semana en un barrio donde la inmensa mayoría de los habitantes eran musulmanes, probablemente marroquíes. Todo en la zona eran comercios halal, bares, restaurantes, mercadillo, vestimentas, etc. 

 

La Europa tradicional, la de herencia cristiana o laica, empieza a ser consciente de que el Islam es una presencia real y masiva en nuestras sociedades lo que notamos por disturbios en distintos países como en Francia, Suecia, Alemania, Bélgica, Dinamarca... En Holanda acaba de cambiar el gobierno y una de sus motivaciones son las líneas rojas que no se quieren cruzar en este tema ante una avalancha de musulmanes que están llegando sin parar. 

 

En Francia hay disturbios gravísimos cuando la policía interviene con más o menos torpeza en un caso de delincuencia que acaba en muerte de un ladrón de coches. Pero no hay reacciones cuando un magrebí viola a una mujer repetidamente y le introduce un palo de escoba en sus partes más íntimas.

 

Continuamente están llegando embarcaciones cargadas de inmigrantes a nuestras costas mediterráneas o atlánticas. Todos son musulmanes provenientes del Sahel, Afganistán, Irak, Somalia, etc. 

 

Durante décadas pero más recientemente, Europa está siendo invadida por diversos motivos que vamos a enumerar: causas bélicas -guerras en sus países-, causas económicas -pobreza en sus sociedades-, causas climáticas -desertificación, falta de lluvias para sus cosechas, pobreza de nuevo-. 

 

Europa es una tierra de acogida para millones de inmigrantes que llegan pero no se integran. La interculturalidad es un mito, y el multiculturalismo, una patraña. Llegan y viven como pueden con ayudas sociales muy abundantes pero no se integran en los países de adopción. Francia es un caso flagrante porque tiene seis o siete millones de norteafricanos de nacionalidad francesa que rechazan los valores de su cultura, a pesar de ser inmigrantes de segunda o tercera generación, y contar con las pingües ayudas económicas que reciben. Odian Francia, sus valores, su historia, su himno y su cultura. Se identifican con la tierra de sus ancestros, aunque no la hayan vivido.

 

Uno se pregunta qué se puede hacer y no tiene respuestas. Puede llegar a pensar que no hay solución y que la Europa de aquí a veinte o treinta años va a ser la Eurabia de que hablaba Oriana Falacci, con una natalidad bajo mínimos por parte de los occidentales y una natalidad  muy alta por parte de los musulmanes que no atienden a razonamientos de oportunidad a la hora de tener hijos que se van incorporando a la rabia contra occidente porque no se integran sino en grado mínimo o simplemente nos odian. 

 

¿Qué hacer ante la llegada diaria de cayucos a nuestras costas y a nuestros territorios? Pensar en otra cosa que acogerlos nos parece criminal y nos culpabiliza gravemente en nuestra conciencia humanitaria, pero a la vez es suicida para nuestro modo de vida, para nuestros valores y nuestra cosmovisión. 

 

Es el dilema que vivió Ulises entre Escila y Caribdis, ser criminales o ser suicidas. 

 

He ahí la cuestión. 

martes, 28 de noviembre de 2023

El dolor de existir anestesiado

He hecho dos viajes a Madrid en los dos últimos años para ver obras de Angélica Liddell, autora catalana, cuyo teatro es abierta llaga que sangra. Ver un espectáculo de Angélica es enfrentarse a un desafío en que vas a ser puesto en el límite de un acto litúrgico y sagrado que se desarrolla en el escenario donde habrá violencia, tensión y tragedia para hacernos estar incómodos en nuestros asientos de buenos burgueses biempensantes. Su teatro y su obra literaria chocan tanto con nuestro estilo de vida acomodado que nos ponen tensos y no comprendemos cómo es posible vivir tan en el límite, tal como si cada día de la autora tuviera que elegir si se ahorca o se da un día más de vida. 

 

Nuestra vida ha excluido lo sagrado de nuestros vértices existenciales. Somos esencialmente materialistas, no creemos en nada que signifique sentido que vaya más allá de una existencia banal y estúpida sin mayores riesgos vitales que, en su final, nos inyecten sedantes -morfina- para acelerar el tránsito hacia la nada. Nadie cree en nada, somos escépticos y cínicos, y solo nos atraen los valores humanitarios para intentar justificar nuestros pobres días sin dimensión que oscilan entre el último pedo que nos echamos o el regüeldo que diría Sancho ante una comida grasosa.

 

Pero ¿qué es una vida profana que haya perdido su vinculación con lo sagrado? En principio es una vida utilitaria y débil que solo espera lo más cómoda posible que el tiempo pase y no sea demasiado terrible la transición hacia el no ser, ese no ser del que creemos provenir. Y en medio, series, espectáculos, centros comerciales, creencias políticas, aficiones deportivas, tapas en los bares, algún libro y, sobre todo, opiniones triviales acerca de todo, un todo que carece de sentido porque carece del elemento de la sacralidad. 

 

Decir que somos inanes es demasiado contundente pero es lo que pienso. Angélica Liddell nos pone en la tesitura de decidir si nuestra existencia sigue siendo tan banal como ella piensa, aunque la aplaudamos, o si decide erguirse y arriesgarse a tomar el centro de la plaza y afirmarse en el caos del universo. Supongo que los escasos lectores de este blog que ha huido de otros ámbitos más cómodos, se sienten desconcertados porque el autor no es precisamente un ejemplo de nada de lo que pregona: es banal, es trivial, es superficial y no es precisamente el oficiante de un sacrificio que implique la propia existencia en el juego a muerte que nos aflige. 

 

Cuando era joven, leía con fruición obras existencialistas que buscaban un sentido, aunque no pareciera tenerlo. Leí a Beckett, a Kierkegaard, a la Youcernar, a Michel Tournier y su maravilloso libro Viernes o los limbos del Pacífico, leía a Nietzsche, leía dinamita pura para hacerme saltar por los aires en un juego devastador. Pero el tiempo ha pasado y me he ido acomodando, pero no he sido yo solo el que se ha acomodado, es toda una sociedad que ha elegido el camino de la sobriedad y no el de la locura, el camino del sosiego antes que el sendero místico. Solo la lectura de Angélica me lleva de nuevo a ese sentimiento de orfandad y de desarraigo ante la feria de la vulgaridad. Pero ya es tiempo perdido, nos espera el último restaurante de moda, el Napoleón de Ridley Scott, el último libro de Muñoz Molina -al que tanto admiré-, los últimos pactos políticos, la llamada ingenua y boba del progresismo que ha renunciado a casi todo por el ansia de sentirse bueno y justo ante un mundo que exige fuerza y decisión aunque ello implique sentirse sucio y delirante. 

 

Los monjes son los últimos rebeldes. Comer bocadillos de calamares y pasta italiana son los mejores remedios para el dolor de existir. No vivimos, hacemos como si lo hiciéramos. En nuestras manos se concita toda la banalidad de existir sin sentir que haya algo que nos trascienda. Somos próximos al chiste de Jaimito, si es que Jaimito no fuera un intelectual que nos juzga por imbéciles. 

sábado, 25 de noviembre de 2023

De alucinaciones y absurdos

Una de las cosas que más me sorprende cuando debato o leo interpretaciones sobre cualquier tema es que todas son congruentes subjetivamente. En el interior de la mente de cada uno de nosotros hay una coherencia íntima que nos impulsa para comprender todo lo que nos rodea a todos los niveles, sean humanos, políticos, religiosos, intelectuales, etc. Todo el mundo posee una lógica interna, aunque vista desde fuera, parezca absurda o arbitraria. La citada lógica se fundamenta en creencias, en intereses, en imposturas, en suposiciones, en convicciones que provienen esencialmente de emociones y sentimientos que se han ido decantando desde la infancia. Creemos en lo que nos es más fácil creer y esas creencias nos dan base y proyectamos sobre la realidad esa cosmovisión por más relativa que pueda parecer. Así pues, todos vivimos una suerte de alucinación íntima que nos permite reconocer y delimitar todo el ámbito incognoscible de la realidad que se escapa peligrosamente. Vivimos en medio de alucinaciones controladas sin que sean tipo psicosis o esquizofrenia. Son alucinaciones controladas que nos hacen sentir el mundo que alcanzamos a ver como somos nosotros, no como es en realidad. Dentro de esa soledad de la alucinación personal hay muchos mecanismos para encontrar otros que la compartan. Cualquier idea por extravagante que sea puede hallar a otros que digan que también es la suya. Por ejemplo, los terraplanistas; por ejemplo, los antivacunas; por ejemplo, los nacionalistas. Es un ejercicio apasionante considerar quiénes nos van a acompañar en nuestro ejercicio alucinatorio y es fuente de fuertes emociones descubrir compañeros en ese salto quasi cósmico por encontrar a viajeros que vayan con nosotros. 

 

Hay también seres singulares cuya alucinación es tan potente que logran que una sociedad los siga como gurús, son los líderes, generalmente mediocres, pero cuyas alucinaciones son tan congruentes y vulgares que se apoderan de grandes zonas de una sociedad. No sería explicable Hitler sin comprender que su alucinación fue compartida por millones de alemanes que lo siguieron en un sentido u otro, porque las alucinaciones tienden a extenderse en sujetos que necesitan que alguien les dé sentido ante la falta de recursos personales para lograrlo por sí mismos. Pero no es necesario llegar a Hitler para comprobar que individuos grises logran apoderarse de toda una sociedad. Pienso en el oscuro carisma de Sánchez que ha sido capaz de lograr el poder y ser investido por más infame y cambiante que sea su discurso. Ha logrado extender su alucinación a buena parte de la sociedad y no es necesario ser necio o estúpido para compartir su cosmovisión. Es algo más complejo porque las alucinaciones son contagiosas y penetran en capas subconscientes de la psique humana. Por más singulares que pretendamos ser, nuestro mundo personal no deja de estar marcado por la alucinación que siempre es congruente. Por eso, es inútil debatir. Nadie está dispuesto a salirse de su alucinación que le da fundamento. Hay, no obstante, a veces acercamiento entre ellas y da lugar a los clubes, a los movimientos de masas, a las manifestaciones políticas, a las creencias compartidas... También dicha cercanía es el territorio del amor, de la amistad, de la empatía...

 

Por eso, cuando pienso algo, me interrogo sobre el sentido de la alucinación que le da base. Me doy cuenta de que proyecto mi psique sobre el sentido del mundo intentándolo apresar. Y soy coherente, pero me encuentro enfrente otras coherencias también sumamente poderosas, y esto me admira y soy consciente de que todo diálogo es inútil e imposible. La vida es una suma de congruencias muy potentes que se articulan como edificios sólidos, y es, gracias, a esos delirios por los que podemos seguir vivos sin perder la razón. Y también nos da idea de la textura absurda de la realidad que alcanzamos a conocer y de la vida social y comunitaria. Somos seres que vivimos esencialmente en el absurdo, aunque nuestras alucinaciones nos lo hagan percibir como inteligible.  

martes, 21 de noviembre de 2023

Muros


He pasado cinco días con un amigo de Burgos que conocí en el camino de Santiago de 1993, hace treinta años. Lo hice entre el otoño y el invierno de aquel año, de modo que llegué a Santiago a primeros de diciembre. Había empezado casi un mes antes en Roncesvalles. Muchas etapas las hice solo sobre todo al principio, pero a partir de Burgos encontré a algún entrañable compañero de viaje. El primero fue Paco Luis, un hombre divertido al que fui a ver a su Málaga residencial en un par de ocasiones posteriormente. Nos reíamos sin parar a costa de la política y todo lo imaginable. Él era votante del PP y yo del PSOE y no dejábamos de bromear al respecto sin acritud, ni muros de separación como los que existen ahora. La derecha y la izquierda eran diversas posiciones ante las cosas pero que no entrañaban un muro de veneno y odio irreconciliables. Nos despedimos en León donde se hizo una foto con un viejo militante republicano con una pancarta alusiva a su participación en la guerra. La última noche cenamos juntos en un buen restaurante con una botella de vino de Ribera del Duero y estuvimos hablando de la guerra civil que él vivió como adolescente, aunque no combatió por poco. Paco me aseguraba, valorando la realidad del conflicto. “Tú, José Luis, tal como eres, te hubieran matado unos u otros”. Esto me hizo pensar. No sé qué hubiera hecho en esa tesitura, pero desde entonces me supe miembro de la que se llamó la Tercera España. Chaves Nogales se fue de España a los pocos meses de estallar la guerra tras escribir un libro paradigmático titulado “A sangre y fuego”, que se puede considerar de culto y en el que se expone abiertamente la crueldad, el sectarismo y la terrible violencia de unos y otros. Eso no quiere decir que Chaves no fuera o no se sintiera republicano, pero en aquella tesitura, la república era una fachada que convenía mantener pero en la que no se creía por parte del bando popular. Una vez leí que fue una república sin republicanos. Se la odiaba por parte de las dos fuerzas antagonistas. A Chaves Nogales, republicano liberal, lo odiaban unos y otros y ha tardado mucho en ser aceptado y reconocido. He pensado mucho en este tema desde entonces y tiemblo cuando veo pintadas que expresan: la única luz que brilla en una iglesia es cuando arde. Supongo que los que me leen la habrán visto alguna vez, pero a mí me hace temer lo peor. 

 

El camino de Santiago, cuando no era una competición deportiva, daba para mucho a lo largo de un mes en que uno no tenía ninguna otra obligación sino caminar cada día veintitantos kilómetros por los parajes de la Rioja, de Castilla, Leon y Galicia. Cuando me separé de Paco Luis, seguí camino entristecido tras haberme acostumbrado a la compañía. En León contraje una gripe que me llevó a sufrir temperaturas de cuarenta grados, pero encontré a José Ángel, el amigo de Burgos, con el que seguí hasta Santiago pasando algunas tardes y noches de tiritera en que me pusieron varios sacos encima. Aun así, seguí tomando antitérmicos y a los dos o tres días había superado el pico de la gripe y me vi pletórico de fuerzas y algún día hice etapa y media llegando a los cincuenta kilómetros en una jornada. José Ángel ha venido a verme unos días y hemos estado juntos hablando de aquel camino. Ambos hemos hecho siete y ocho caminos de diferente trazado, más allá del Camino Francés. José Ángel conoce miles de chistes y anécdotas sin fin. Recuerdo el trazado entre Ponferrada y Villafranca del Bierzo con elevada fiebre y él contándome chistes sin parar. Tenía cientos de páginas de ellos. La vida nos ha cambiado en treinta años, pero aún amamos caminar como ejercicio vital. Una de las peores amenazas que temo es que tuviera alguna lesión y no pudiera caminar. Hacerlo es un ejercicio filosófico, ver el cielo por encima de uno, y sentir los pies en la tierra, uno tras de otro, me inspira. 


Recuerdo a Paco Luis y a José Ángel de aquel camino mítico de 1993. Tengo un diario del viaje que escribía cada día por la tarde. Y recuerdo que la que entonces era mi novia, y luego mi mujer, vino a buscarme en avión a Santiago e hicimos un recorrido por las Rías Bajas, probando mariscadas y bebiendo vino turbio. Rosa Mari me preguntó si no tenía ganas de volver a la vida normal y yo, espeluznado, le contesté con un categórico: ¡¡¡¡No!!!! ¿Cómo uno va a ansiar cambiar la vida de peregrino -que tiene también sus momentos duros y jodidos- con la vida de estar encerrado en un edificio, entre paredes de ladrillos, trabajando o llevando la vida cotidiana! Tuve que volver, pero la vocación de caminante en cualquiera de sus posibilidades permanece en mí. Caminando se aprende mucho y yo sé que, recordando a Paco Luis, yo hubiera huido de aquello, y si pudiera también huiría de “esto” de ahora que nos aflige y nos llena de temores porque se siguen levantando muros. 

 

miércoles, 15 de noviembre de 2023

La pesadilla sueca


Muchos hemos visto en Suecia un país avanzado y admirable, perteneciente a Escandinavia, una región rica y progresista en cuanto a valores humanos y sociales. Sin embargo, las últimas noticias acerca de Suecia nos la muestran como un país en que reina una extrema violencia, fruto de la lucha entre bandas de narcotraficantes que utilizan a niños-soldado para sus atentados y venganzas dado que estos son inimputables legalmente. Hay ejecuciones de menores, bombas y un desprecio por las vidas de inocentes abatidos en el fuego cruzado. Las informaciones que llegan hablan de una violencia que causa decenas y decenas de muertos cada año, y una cantidad de treinta mil miembros en las bandas que se combaten causando no solo muertos entre ellos sino víctimas que no tienen nada que ver con sus disputas. 

 

Los que mueven los hilos de la violencia viven fuera de Suecia, refugiados en países de que no pueden ser extraditados como Turquía que mantiene con Suecia litigios abiertos porque el país escandinavo no extradita a kurdos acusados de terrorismo en Turquía. 

 

Las principales ciudades tienen barrios en que se amontonan más de quinientos mil inmigrantes que han ido llegando por la política humanitaria de Suecia que se enorgullecía de ser un paraíso multicultural pero el paraíso se ha transformado en pesadilla y el país nórdico se ha convertido en el que se producen más muertes de Europa por arma de fuego y bombas. Y ello confirma que la política de inmigración, emblema generoso de Suecia, ha fracasado y ahora se enfrentan a centenares de miles de inmigrantes que no tienen ningún interés en integrarse en la cultura sueca y muchos de ellos, niños, sí que se integran en la cultura lucrativa de bandas que recluta tres miembros cada día, lo que hace mil y pico cada año, y que se sienten protegidos por las organizaciones criminales y sabiendo que, aunque asesinen, solo pueden pasar tres o cuatro años en alguna institución educativa. 

 

En Suecia el 5% de la población, unas 550000 personas, viven en barrios vulnerables en donde proliferan las bandas de niños-soldado. 

 

Hace año y medio, la entonces primera ministra sueca, la socialdemócrata Magdalena Andersson, declaró que el país había fracasado a la hora de integrar a las grandes cantidades de inmigrantes acogidos en las dos últimas décadas, lo que ha producido que se hayan creado sociedades paralelas junto a la irrupción de las bandas. El actual jefe de gobierno, el moderado Kristerson, dijo en una intervención en el Parlamento que lo que está pasando es una crisis nacional autoinfligida y sobre ello el consenso es casi general y se lamenta el buenismo y la falta de un debate abierto sobre la composición étnica o sobre las consecuencias de que Suecia recibiera a tantos inmigrantes que se han agrupado en suburbios, cada vez más degradados y en situaciones de precariedad social. Durante muchos años, los distintos gobiernos suecos se dedicaron a destacar el presunto impacto positivo del multiculturalismo. Y ahora se habla incluso de que el ejército va a intervenir para intentar controlar la situación, aunque será difícil por la laxitud de las leyes suecas para enfrentarse a delitos graves por parte de menores. 

 

Hay una serie en Filmin, titulada La delgada línea azul sobre la policía sueca en que se muestran sus conflictos personales en relación con su trabajo, y el espectador asiste incrédulo a la tensión y violencia de la sociedad sueca, así como a la explotación de inmigrantes que mueren hacinados y prisioneros en cárceles que les han preparado sus compatriotas. El paraíso sueco produce espanto. 

 

viernes, 10 de noviembre de 2023

Arte prohibido

Recientemente se ha abierto en Barcelona una exposición titulada Arte prohibido en la casa Garriga Nogués, en la calle Diputación 250, en la que se exponen unas doscientas obras de la colección de Tatxo Benet que han sufrido en algún momento la censura o bien han sufrido agresiones. 

 

Todo empezó en ARCO 2018 cuando una obra de Santiago Sierra, Presos políticos, fue retirada de la edición de la feria. Tatxo Benet vio que ahí había un filón y la compró inmediatamente, y tuvo entonces la idea de comprar todo tipo de obras que hubieran sufrido un episodio de censura o agresión en alguna exhibición. Otra obra que atrajo su interés fue la de Ines DOUJAK, La bestia y el soberano, en que se ve desnudo a Juan Carlos I, sodomizado por una mujer indígena latinoamericana. La obra fue retirada del MACBA en medio de un escándalo, en el que no tuvo nada que ver la Casa Real española. 


 

La primera exposición con dichos fondos se exhibió en Lérida en el 2020 y tuvo casi doscientos mil visitantes. Ahora la exposición entera se puede ver, como digo, en Barcelona. 

 

Según el galerista, la libertad de expresión no debe tener límites y todo aquello que el pensamiento es capaz de crear puede y debe ser expresado, algo que, como podemos experimentar, no es así de ninguna manera. 


 

Recorrí las salas de la exposición con curiosidad. Vi un cristo sobre un reactor, vi otro mac Jesús con los perfiles de MacDonalds sobre una cruz, una virgen masturbándose -esta fue rajada en una exposición-, otra imagen de Teresa de Jesús también acariciándose el clítoris, una imagen del cristo sumergido en orina. 

 

Otra imagen es de Franco comprimido en una máquina expendedora de Cocacola... Una mujer con obesidad mórbida desnuda durmiendo mientras un operario de MacDonalds limpia el cristal... 

 

Mi impresión al ver la exposición fue de dudas. Es fácil parodiar imágenes consideradas sagradas, no tiene coste alguno. Exhibir un cristo con la imagen del personaje de MacDonalds no tiene peligro, más allá de algún pequeño escándalo, o una virgen María masturbándose es igualmente inofensivo, pero no vi por ningún lado las imágenes de Mahoma que publicó Charlie Hebdó que causaron un atentado en que murieron nueve personas. Ahí sí que hubiera visto que era realmente una exhibición contra la censura pero, sin duda, Tatxo Benet nos diría que él no es suicida porque los islamistas no se andan con bromas. 

 

Tampoco vi clara la representación de la censura woke, más allá de algún detalle. No me imagino un miembro de LGTBiQ+ ironizado o ridiculizado públicamente, o seguro que hay muchos casos de imágenes que sabemos imposibles en nuestra sociedad progresista en que se impide plantear muchas cosas fuera del anonimato de las redes sociales. 

 

No estoy de acuerdo en que la libertad de expresión no tenga límites, los tiene y muy claros: no se podría ironizar sobre un hombre que asesinara a su pareja por celos. Sin duda, hay una autocensura muy potente que hace que muchas ideas no se puedan representar. En Cataluña mismamente hay una censura total sobre todo lo que represente lo español. Solo hay que pintar en una pared un graffiti con la bandera española o solo la palabra España y fácilmente podemos saber qué pasará a continuación. Las exhibiciones culturales del ámbito catalán exponen una visión sesgada de la realidad y pasado de Cataluña en relación con España, y nadie puede plantearlo de un modo diferente porque no tendría ninguna vía expresiva ni institución que lo validara. 

 

No veo que realmente la exposición sea el reflejo de la censura real que se ejerce contra las ideas, muchas de las cuales en el mundo del cine, de obra artística o de la literatura no pueden ser recreadas porque existe una terrible censura inconsciente que impide que nadie se atreva a hacerlo y ya de paso, que nadie financiaría o exhibiría públicamente. 

 

Veo la muestra como un juego anecdótico sobre la censura que traerá millonarios ingresos a nuestro galerista, socio de Mediapro y aliado de Jaume Roures, ahora defenestrado por los chinos. 

 

No obstante, es interesante ver esta muestra que da una idea sesgada de la censura en España y en el mundo. Las ideas más peligrosas sencillamente no se pueden plasmar, en todo lo que se exhibe no veo el menor riesgo. 

 

lunes, 6 de noviembre de 2023

En la playa de San Salvador


Hemos pasado un par de días en la zona de la playa de San Salvador, entre Calafell y Comarruga en Tarragona. La visión del mar es estimulante para dos personas que viven encerrados sin ninguna perspectiva en el interior de un patio de manzanas en Cornellà.

 

Ayer paseando por el paseo Marítimo en dirección a Calafell paralelos a la playa de San Salvador pasamos por la casa museo de Pau Casals que se puede visitar fácilmente. Era una mañana límpida y clara, tras unos días de fuertes vendavales. El mar en su inmensidad azul nos acompañaba cuando caminábamos sobre las diez de la mañana. ¿Adónde quiero llegar, se preguntarán curiosos los lectores de este blog? Pues a que atravesamos un humedal con patos por un puente de madera y hierro y llegamos al otro lado y, para mi sorpresa, vi una edificación de hormigón gris con textos escritos a nuestro lado. Nos acercamos y fue una sorpresa mayúscula porque era un espacio calificado de la memoria. Los versos de la pared eran de una poeta llamada Trinidad Casas Perín. ¿Quién era o es esta mujer? Por el otro lado había pintada en la pared del búnker una reproducción del Gernika de Picasso. El mar nos acompañaba con su lamento magnético. Leímos la información y nos enteramos de que en ese búnker había vivido cuatro años la familia de seis o siete miembros de Trinidad que eran emigrantes de Jaén llegados a Cataluña en la década de finales de los cuarenta Escasamente catorce metros de un nido de ametralladoras que se construyó en la costa durante la guerra civil. En la oscuridad del fortín vivieron unos años Trinidad, sus padres y sus hermanos. Allí se alumbraban con candiles que iluminaban unos colchones extendidos en la tierra del búnker. Trinidad cuando fue consciente se avergonzaba de aquello y cuando consiguieron un piso en una edificación cercana le pareció un palacio. 

 

La idea del ayuntamiento del Vendrell y un grupo ecologista de resignificar un espacio de la memoria me parece interesante para justificar unos versos públicos en castellano que me sorprendieron porque solo la cultura en catalán es la admitida oficialmente en Cataluña. Se añadió la reproducción del Gernika de Picasso como forma de plantear el horror ante la guerra. Se unieron en la rehabilitación del búnker la idea de la guerra y la experiencia de la familia Casas viviendo allí. 



Trinidad Casas Perín es una estimable poeta que publicó tiempo después un hermoso libro titulado Escaleras al mar con poemas que hacían referencia a aquel espacio singular en que ella vivió unos años con sus hermanos, sus padres y un candil en la más angustiosa pobreza.  En los poemas habla de su infancia, ese tiempo mítico de la vida de cada uno en que las cosas se sienten y se ven como consteladas por una luz única. He leído varios y son francamente muy buenos. Sencillez y profundidad en las palabras de Trinidad en su niñez cercada por la oscuridad del fortín y la belleza majestuosa del mar. Ella se levantaba temprano para sentir su belleza y su fuerza telúrica. Ha publicado varios libros más, en catalán y castellano, que confirman su calidad poética, pero su vivencia en la playa de Sant Salvador en el paraje de las Madrigueras me parece de lo mejor de su producción. 

 

 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

Dale alegría a tu cuerpo, Macarena...

No me gusta polemizar sobre cuestiones de actualidad y menos de política, algo que levanta muros entre las personas, pero he de reconocer que todo lo que me está llegando a nivel nacional e internacional me induce el más profundo pesimismo; veo la realidad espesa y amenazadora como si estuviera todo a punto de explotar. Nos veo en un crucero que navega sin luces y a la deriva. Hay tantas amenazas que penden sobre nosotros, que somos privilegiados respecto a tantas sociedades, naciones y muchedumbres que buscan desesperadamente un mundo mejor en que vivir... El mundo tiembla de dolor pero no somos capaces de encontrar soluciones... Cuanto más le damos vueltas, más lo liamos. Es como una pulsión suicida la que nos arrastrara, el ansia de una explosión destructora. Y todo está cogido por alfileres que se están desprendiendo. 

 

Tendría muchos temas de que hablar pero ninguno se me impone salvo la confusión y la desesperanza, unida al miedo de que todo lo que queda del mundo en que he vivido desde que nací, se rompa y salte por los aires. Supongo que toda época tiene sus miedos. En los años sesenta pendía la amenaza de una guerra nuclear devastadora entre la URSS y Estados Unidos, y a la vez eran tiempos maravillosamente optimistas, de rock y contracultura. Todo tiempo tiene sus amenazas pero nunca he sentido el frío helador en el cogote como ahora. 

domingo, 29 de octubre de 2023

En la cresta de la ola

John acarició lentamente a su gatito Pancho imaginando el polvo inmenso que iba a tener esa noche, fruto de las friegas con testosterona que se iba dando las últimas semanas. Sentía por primera vez deseo desde hace mucho tiempo. Sus testículos estaban llenos de semen hasta los topes. Así que John preparó una cena con todo su amor a base de salpicón de marisco y lubina a la sal, acompañada de un vino blanco fresquito. Sentía su rabo enhiesto mientras picoteaba la lubina hecha al horno durante veinte minutos. Quería ofrecerle a Mary lo mejor de sí mismo, la más alta cualidad de su sexo ardiente, tras varios años de declive sexual en lo que único que funcionaba era la imaginación pero no la dureza de su miembro viril que se había quedado lánguido como si no tuviera nada que decir. Ahora, en cambio, lo notaba vivo y fogoso, apasionado, como si estuviera a punto de cantar un aria de ópera, esa composición musical que tanto amaban los dos cuando se ponían a cantar tras una dura jornada en la tintorería en que trabajaban. “Sí, ahora me siento bien, dispuesto y excitado, encendido a unos niveles que no recuerdo sino a mis veinte años”. La cena discurrió satisfactoriamente. John y Mary se tomaron la botella de vino blanco comprado en la tienda gourmet de El Corte Inglés. Las velas encendidas avivaban el salón y en la habitación del segundo piso había programado para que las dos lámparas tuvieran tonos cambiantes de chimenea encendida. Todo estaba a punto. Y no podía más. Su pantalón reventaba por la presión. Incluso había preparado unos artilugios para dar masajes en las partes más íntimas. Solo faltaba el queso con membrillo para cerrar la velada, junto a unas copas de cava. 

 

Se fueron juntos a la cama, con las luces parpadeando, se desnudaron y él exhibiendo su firmeza y consistencia conseguida a base de disciplina y mucho dinero, se irguió como un leviatán con ánimo de ser el primer conquistador que subiera a la cumbre del máximo placer de la noche... 

 

Lástima que esa noche hubo un escape de gas y la casa voló por los aires cuando John gritaba salvajemente y Mary, atónita, no dejaba de mirar asombrada y fascinada.  

 

viernes, 27 de octubre de 2023

La muerte de Dios

Hace unos meses hablando con un amigo, antiguo seminarista, comentamos nuestras respectivas fes en el ámbito religioso. Antonio me dijo que la creencia en Dios es fruto de mentes primitivas, que una persona con cultura e inteligencia no podía ser sino atea. 

 

Ahora leo un ensayo muy interesante titulado ¿Ha enterrado la ciencia a Dios?del filósofo John C. Lennox que evalúa el abierto conflicto entre el cientifismo y el naturalismo con las fes teístas. Para algunos científicos radicales, el mundo y el universo es todo lo que existe, no hay más, no hay un ser fuera de él que le dé sentido. Todo puede ser explicado por la ciencia, y si la ciencia no puede darle explicación tarde o temprano podrá. No hay trascendencia, no hay dimensión espiritual igual que si consideramos un jardín no hay gnomos ni hadas. Y Dios sería el equivalente a dichos personajes. El universo es fruto del azar, y toda su evolución y transformación pueden o podrán ser explicadas por la ciencia. No hay lugar para un ser creador porque no es racional y fruto de creencias inocentes. No hay confluencia de la dimensión material con la espiritual. 

 

John C. Lennox pone a prueba estas supuestas verdades metacientíficas elevadas a la categoría de creencias y habla de las limitaciones de la ciencia que no puede contestar a preguntas como ¿por qué existe algo en lugar de nada? ¿Qué sentido tiene la vida? ¿cómo y por qué surgió todo? ¿Existe algo después de la muerte?

 

La tía Matilde prepara un pastel. Dicho pastel es analizado y descompuesto por la ciencia. Sabemos sus componentes a nivel orgánico, sus propiedades, sus cualidades físicas y químicas, y todo lo que la ciencia puede aportar, pero desconocemos quién lo ha creado -la ciencia no puede dar la explicación- ni qué finalidad tiene que solo Matilde puede dar -un pastel de cumpleaños, por ejemplo-. 

 

La afirmación de que solo la ciencia puede conducir a la verdad es metacientífica y no se sostiene y es incoherente. Ciertamente, la ciencia puede dar respuesta válida a muchos de los interrogantes que existen acerca de la naturaleza de la materia y de la vida pero no a todos, que se escapan de su área de influencia. La ciencia es incapaz de dirimir la calidad de una obra literaria o de la validez de unos postulados filosóficos o del valor de una pintura o una sinfonía. No se trata solamente de medir magnitudes, hay algo que se escapa a la dimensión científica y hace falta el espíritu humano para comprender ciertas cosas, si es que ello es posible. 

 

El universo es un lugar misterioso. La ciencia hace prospecciones valiosísimas para ayudar a comprenderlo pero carece de competencias para intentar evaluarlo o explicar su sentido o su finalidad, del mismo modo que no puede explicar la finalidad de Hamlet de Shakespeare. Son ámbitos diferentes. 

 

Que el universo es fruto exclusivamente del azar y que carece de cualquier finalidad moral son afirmaciones problemáticas y que escapan de lo estrictamente científico. Lo más que puede intentar afirmar es que, dado lo conocido, la hipótesis de Dios es inadmisible porque no hace falta para nada porque “todo” puede ser explicado por las leyes de la naturaleza. Pero hemos visto que ni siquiera puede explicar por qué el pastel de chocolate existe ni de dirimir su finalidad ni el autor de este. Todo ello está fuera de su capacidad. 

 

Las religiones -re-ligare- son intentos de dar coherencia a la dimensión misteriosa de la existencia explicando sus valores morales, su origen o su finalidad. Desde el inicio de los tiempos los seres humanos han intentado explicarse por qué están aquí, cuál es su sentido. Las religiones son interesantes porque se afanan en explicar desde otro punto de vista -que no tiene que entrar en contradicción con la ciencia a pesar de que a lo largo de la historia ha habido serios y graves conflictos entre las iglesias y las investigaciones científicas-. Son ámbitos diferentes. Todo lo que se avance en ciencia probablemente es para el bien de la humanidad, pero aunque tengamos un reloj nos seguiremos interrogando sobre quién y cómo fue el relojero. Y el universo es ese reloj enigmático. 

 

Mi amigo Antonio se asombró de mis especulaciones filosóficas próximas al taoísmo, no necesariamente cristianas aunque tampoco hay que ver que haya contradicción. Cualquier intento de explicación desde postulados religiosos me es vital, desde las creencias animistas, la mística occidental u oriental, las filosofías védicas, búdicas o taoístas, sin eludir la importancia del cristianismo o el Islam. Y ya no digamos del judaísmo en el que se basa el ochenta por ciento de nuestra cultura europea y occidental. Y en realidad contamos los años por el nacimiento de un judío muy especial que cambió la historia de la humanidad. 

Gatos

Nos echamos la siesta y leo  Filosofía felina  de John Gray. Los gatos son solitarios y no se pasan la vida pensando en sí mismos y en que h...