Leo en la terraza 1491 de Charles C. Mann, sobre el espinoso y complejísimo tema de la población en el hemisferio occidental -América- antes de la llegada de los españoles. Uno de los principales historiadores -Dolbys- la establece entre noventa y ciento doce millones de habitantes que en las sucesivas epidemias víricas -hepatitis, viruela, tifus, sarampión- redujeron la población en un 95%, entre noventa y cien millones de víctimas. Desde que pusieron un pie en el continente, en la isla de la Española, comenzó la debacle demográfica que llegó hasta lugares donde no habían llegado los europeos por su propia expansión interna. Los incas fueron destruidos y vencidos por su desunión y por las epidemias. La viruela ya los había alcanzado y murieron como moscas, lo que los debilitó y propició guerras civiles que los terminaron destruyendo. No fueron las armas o los caballos los que vencieron a los indios, según se creía. Hubo lugares donde los indios resistieron durante muchos años la llegada de los europeos.
La lectura de 1491 es apasionante. Se da cuenta de la indefensión genética de los nativos americanos ante las epidemias que vinieron del Viejo mundo que los llevaron cerca de la extinción, algo que era inevitable pues es imposible impedir la transmisión de patógenos en un tiempo que no había vacunas para las que faltaban varios siglos y se desconocía la idea de contagio. El caso es que las poblaciones americanas sufrieron una devastación humana cuyo alcance se discute intensamente. Los hay, investigadores, que niegan que la destrucción humana fuera de la dimensión que propone Dolbys lo que llevaría a suponer que el territorio de lo que después fuera América estaba apenas poblado y haría sólidos los argumentos de que los europeos se adueñaron de algo que estaba vacío con algunas excepciones de algunos salvajes que andaban por ahí. Los activistas indios niegan este extremo y sostienen que había verdaderas civilizaciones con decenas de millones de habitantes que fueron arrasadas por la llegada de los europeos fuera por la violencia o por los virus y bacterias. Es un debate en el que no hay cifras sino solo suposiciones y el silencio como trasfondo. Yo, como lector, me estremezco pensando en el momento de la llegada de Colón a las costas de La Española en 1492 y lo que iba a desencadenar. Ese encuentro entre dos mundos de que se ha hablado fue el inicio de la mortandad más terrorífica de la historia por la inmunodeficiencia de los indios ante las enfermedades que en Europa ya eran antiguas. Pensar que desaparecieron el noventa y cinco por ciento de los primitivos habitantes de América es terrorífico, pero surge la constatación de que esto era inevitable con los medios que había en aquel momento. Faltaban siglos para el descubrimiento de las vacunas y la llegada de la medicina moderna con los antibióticos. Nacer en el siglo XX ha sido vivir una época benévola con buena parte de la humanidad occidental frente a la realidad de las pandemias asesinas del pasado.