lunes, 6 de noviembre de 2023

En la playa de San Salvador


Hemos pasado un par de días en la zona de la playa de San Salvador, entre Calafell y Comarruga en Tarragona. La visión del mar es estimulante para dos personas que viven encerrados sin ninguna perspectiva en el interior de un patio de manzanas en Cornellà.

 

Ayer paseando por el paseo Marítimo en dirección a Calafell paralelos a la playa de San Salvador pasamos por la casa museo de Pau Casals que se puede visitar fácilmente. Era una mañana límpida y clara, tras unos días de fuertes vendavales. El mar en su inmensidad azul nos acompañaba cuando caminábamos sobre las diez de la mañana. ¿Adónde quiero llegar, se preguntarán curiosos los lectores de este blog? Pues a que atravesamos un humedal con patos por un puente de madera y hierro y llegamos al otro lado y, para mi sorpresa, vi una edificación de hormigón gris con textos escritos a nuestro lado. Nos acercamos y fue una sorpresa mayúscula porque era un espacio calificado de la memoria. Los versos de la pared eran de una poeta llamada Trinidad Casas Perín. ¿Quién era o es esta mujer? Por el otro lado había pintada en la pared del búnker una reproducción del Gernika de Picasso. El mar nos acompañaba con su lamento magnético. Leímos la información y nos enteramos de que en ese búnker había vivido cuatro años la familia de seis o siete miembros de Trinidad que eran emigrantes de Jaén llegados a Cataluña en la década de finales de los cuarenta Escasamente catorce metros de un nido de ametralladoras que se construyó en la costa durante la guerra civil. En la oscuridad del fortín vivieron unos años Trinidad, sus padres y sus hermanos. Allí se alumbraban con candiles que iluminaban unos colchones extendidos en la tierra del búnker. Trinidad cuando fue consciente se avergonzaba de aquello y cuando consiguieron un piso en una edificación cercana le pareció un palacio. 

 

La idea del ayuntamiento del Vendrell y un grupo ecologista de resignificar un espacio de la memoria me parece interesante para justificar unos versos públicos en castellano que me sorprendieron porque solo la cultura en catalán es la admitida oficialmente en Cataluña. Se añadió la reproducción del Gernika de Picasso como forma de plantear el horror ante la guerra. Se unieron en la rehabilitación del búnker la idea de la guerra y la experiencia de la familia Casas viviendo allí. 



Trinidad Casas Perín es una estimable poeta que publicó tiempo después un hermoso libro titulado Escaleras al mar con poemas que hacían referencia a aquel espacio singular en que ella vivió unos años con sus hermanos, sus padres y un candil en la más angustiosa pobreza.  En los poemas habla de su infancia, ese tiempo mítico de la vida de cada uno en que las cosas se sienten y se ven como consteladas por una luz única. He leído varios y son francamente muy buenos. Sencillez y profundidad en las palabras de Trinidad en su niñez cercada por la oscuridad del fortín y la belleza majestuosa del mar. Ella se levantaba temprano para sentir su belleza y su fuerza telúrica. Ha publicado varios libros más, en catalán y castellano, que confirman su calidad poética, pero su vivencia en la playa de Sant Salvador en el paraje de las Madrigueras me parece de lo mejor de su producción. 

 

 

21 comentarios:

  1. Bueno, es innegable que tu escrito rompe esquemas.
    El primero, y creo más importante, es que hay publicados unos versos en castellano cuando todo se publica en catalán. Pero creo, que el mismo razonamiento tiene truco.
    Nos extraña que haya, por parte de un Ay untamiento, "algo" que pertenezca a la mano de él, y que este "algo" no esté en el idioma imperante. Porque lo que sí sabemos es que aquí no se publica nada por parte de las fuerzas públicas, que no sea en catalán, y sin traducción. No existe el bilingüismo que antaño imperaba.
    Así, los pasquines de trasportes públicos, ferrocarriles, metro y autobuses. Los avisos en los hospitales de referencia, siempre en un solo idioma, los avisos que te llegan desde el Ay untamiento a casa, olvidándose del castellano y cualquier cartel que lleve el anagrama de los que detentan el poder en esta autonomía.

    Por otro lado, me ha gustado que se tenga referencia de lo que era una barraca...de hormigón.
    También conocí el candíl, así que intuyo las vicisitudes que hubo de pasar.
    Me alegro que la traigas a colación. Me haré con el libro, no lo dudes, me consta que eres un buen crítico, y la historia de la autora, lo merece.
    Un abrazo
    Salut

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    1. Sabía que la historia te interesaría porque tiene conexión con la tuya propia, en un lugar diferente, pero no deja de ser una niñez en una barraca de hormigón e iluminados en las noches por un candil. Y la niña que recuerda esto, al principio avergonzada, pero luego lo convierte en un mundo literario, como hiciste tú con las barracas de Can Valero Petit. En el post hay un enlace activo que te lleva a su libro parcialmente pues solo se pueden leer tres o cuatro poemas pero te pueden dar idea de la calidad de su poesía, que, francamente, me ha sorprendido. Hay la mirada de una niña transmutada en un mundo poético con gran personalidad y hondura. Si uno conoce su historia, no deja de sentirse cercano a ella. Yo sentí un estremecimiento cuando ayer descubrí el búnker y leí su historia que luego he ido completando con páginas de internet. Lo maravilloso es que la casa de Pau Casals está muy cerca y ella la miraba con admiración, especialmente la estatua de una diosa desnuda de Clarà que hay en el jardín. Seguro que se puede conseguir en las bibliotecas de la Diputación. Un abrazo, en cuanto al otro tema, el de que, extrañamente, aparezcan públicamente unos versos en castellano en esta Cataluña nacionalista, da que pensar. Seguro que a alguno se le ocurriría traducirlos, pero no lo han hecho, afortunadamente. Lo dicho, un abrazo.

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  2. Un bunker siempre da para pensar, por lo menos a mi, y si es destinado a vivienda más. ¿quién viviría allí? ¿cómo cocinaban? ¿Como iban al aseo o como se lavaban? esas cosas que damos ya como rutinarias y mucha gente no las disfruto. El sábado se fue la luz en mi casa, estuve tres horas sin luz y pensé en eso, antes la gente vivia asi. Yo solo, con una vela y una linterna leyendo y pensando. Un búnker, dentro de lo que es verte reducido vivir en un angosto espacio sin medio alguno no es de lo peor, por lo menos proporciona abrigo y elimina humedad. No es consuelo, ni justificación, pero si se compara con algunas otras chabolas de la época, la mejora es importante.
    Las familias antes se criaban en espacios mucho más reducidos que ahora, con muchos menos medios y con el espíritu de supervivencia que les permitía centrarse en lo necesario de verdad.
    De muchas de esas construcciones, de muchos de esos barrios de obreros, más tarde, en los años 70-80 han salido ingenieros, abogados, profesores, economistas. Gracias a una generación de españoles trabajadores y honrados. Es cierto que los menos, pero aun asi muchos.
    Tenemos una deuda histórica, esta si, con esa generación que nació en los 30´-40 que levantaron un país quebrado y aislado de la nada. Que puso el coraje, el esfuerzo y la ilusión para que sus hijos llegaran "a más" y lo hicieron, lo consiguieron.
    Siempre pienso esto cuando salen estos temas de tu entrada, como cuando leí el libro de un "tal Cartisano". Me recuerda esa frase famosa del "inglés del puro": "Nunca tantos debieron tanto a tan pocos".
    Luego veo el panorama actual y "se me sube la sangre al campanario"...
    Un saludo.

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    1. Son preguntas que me hice cuando vi el espacio reducidísimo del búnker, ahora embellecido por la pintura y los versos. ¿Cómo vivirían siete personas en un espacio tan minúsculo y en la oscuridad? La madre tenía una máquina de coser y se procuraba algunos dinerillos cosiendo, tenían una cocinilla que ponían en el exterior con la que cocinaban. Para lavarse, el ancho mar allí lo tenían a su alcance, y luego lo de ir al baño, pues te lo puedes imaginar. Me impresionó conocer esta historia y tienes mucha razón cuando hablas de esas generaciones que vivieron lo peor de la guerra y la posguerra y salieron adelante y algunos -los menos- pudieron contarlo, como Cartisano y Trinidad Casas.

      Desde que conocí esta realidad y la vida de Trinidad y su familia de Jaén, llegados a Cataluña sin nada, a finales de los cuarenta, me quedé impresionado porque allí tuve ocasión de ver plásticamente la experiencia de la inmigración interior en busca de una tierra nueva para sobrevivir en los años cuarenta, cincuenta y sesenta. Tuvieron coraje y fe para enfrentarse a tantas dificultades. Trinidad decía que la gente de las casitas de los alrededores eran muy buenos con ellos, la madre cosía y el padre haría trabajos para alimentar a sus cinco hijos. Sí, es cierto que cuando uno conoce esto, la banalidad y la sinvergonzonería ignorante que predomina ahora, se queda de piedra. En todo caso, tenían el mar, muchas veces amenazador y furioso, como acompañante privilegiado. Lo oirían rugir todas las noches de humedad y de frío dentro del fortín. Un saludo.

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  3. Pues la verdad es que han resignificado y recuperado una historia muy digna de contar. Y contigo nos hemos transportado a un lugar mágico a las puertas del mar. Es curiosa la infancia, entiendo esa sensación de la poetisa, al cambiar ese bunker por una casa con agua corriente. A veces, espacios tan reducidos conmueven, como aquellos tabucos en edificios enormes muy propios de Europa del Este, que en el mejor de los casos cobijaba a una familia. Y cómo convertidos en un hotel de lujo, se unieron dos pisos para una habitación con salón. Da cierto regomello disfrutar de esas comodidades que se confrontan con la pobreza de la que fueron testigos esos mismos muros, treinta o cuarenta años atrás, Supe del tamaño original, porque el Hotel conservó una de esas estancias de la miseria. Por cierto, una palabra resignificar, que da en ocasiones miedo, porque significa reescribir la historia, con interés más espurio. Yo prefiero contextualizar. Un saludo, Joselu, nada se pertrecha y oculta a tu mirada inquieta.

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    1. Ciertamente, es inquietante la idea de resignificación, darle un nuevo significado a lo que poseía otro anteriormente. Así se quiere hacer con el Valle de los Caídos en Madrid. Fue allí la primera vez que leí la palabra resignificar. En este caso, he de decir que un búnker de la guerra, deteriorado y objeto de vandalismo de todo tipo, ha ocupado un espacio sorprendente en la costa. A mí me pareció rara la idea de pintar allí el Gernika de Picasso con claro sentido político por la resistencia de la república frente a las fuerzas nacionalistas, pero he de decir que tiene su qué en medio de aquel paraje marino, y cerca de la casa de Pau Casals. Tal vez -imagino- podría haberse pintado un cuadro de Marc Chagall, hubiera sido igualmente potente pero se ha optado por un contenido antifascista aunque nada en la historia de Trinidad y su familia aliente semejante interpretación. Eran pobres inmigrantes andaluces que llegaron a Cataluña en 1949 en la más terrible pobreza. Pienso que se ha querido unir el sentido del búnker como resistencia frente al bando nacionalista cuya llegada se esperaba por allí y la historia de la poeta -lo prefiero al más formal de poetisa-. En el concepto de resignificación entran diversos vectores más o menos políticamente correctos, pero lo cierto es que aquí no ha sido totalmente disparatado. Vivimos en un mundo progresista, Sergio, y nada se escapa a su mirada aviesa y sesgada.

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  4. Esa zona la conozco bastante bien, es un lugar que, salvo julio y agosto, invita al paseo y la contemplación. De la poeta Trinidad Casas asombra su sensibilidad sin cursiladas. Ha sabido enriquecer su vida desde la miseria que padeció en su niñez.

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    1. Uno se da cuenta de que las personas pueden lidiar con la adversidad más extrema y salir adelante, y si a eso, se une una potente sensibilidad y sentido poético, en este caso, sin cursiladas, tenemos a un poeta, a una poeta excelente que no he conocido hasta ahora. Uno puede superar una niñez adversa...

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  5. Una historia muy bonita. La vida alrededor de un candil(lo más barato como iluminación),es curiosa. Lo preparabas cuando ya atardecía, fácil, un poco de aceite de oliva(no había otro entonces),un cabo de lana o algodón para absorber el aceite por capilaridad. Colgaba de una varilla terminada en una pequeña curva, para colocarlo en un clavo de alguna viga de madera. Como la combustión no era buena, el humo hacia arriba(una suerte) te acompañaba y te dormía si tratabas de seguirlo en su continuo movimiento ondulante. Las candelas(unidad de iluminación) que daba el candil eran pocas, pero curiosamente suficiente para leer un tebeo, los mayores una novela, en aquel tiempo que no había ni tele ni radio(caro).Teníamos los ojos adaptados, hoy día sería imposible, por los efectos de la contaminación lumínica y la perdida de visión nocturna que sufrimos por ello.
    Mira, me has hecho recordar el candil de mi infancia.
    Saludos.

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    1. Elocuente evocación del mundo lumínico del candil de tu infancia. No hace mucho, mis alumnos bereberes me explicaban que todavía los utilizaban en sus aldeas adonde van a pasar las vacaciones, lo que produce un contraste enorme entre el mundo "rico" y luminoso en que viven en España y el que encuentran en sus aldeas de origen, poblado de candiles y de creencias mágicas como la de Aisha Kandisha con la que los aterraban cuando eran muy pequeños y ahora les hace reír. Vivir con lo mínimo es duro pero proporciona experiencias y vivencias muy profundas en algunos sentidos. Yo no conocí los candiles en mi niñez, vivía en Zaragoza en un piso y no tuve ocasión de vivir esta suerte de luz oleica... Saludos.

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  6. Extraordinaria poeta, conozco su obra y me gusta esta poesía desprovista de tópicos y melindres. Su infancia de penurias y colchones en el suelo me recuerda otras infancias tremendas donde "las sombras se equivocaron de dueño"
    Celebro la iniciativa del ayuntamiento.
    Salud.
    Francesc Cornadó

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    1. La infancia es nuestra patria y de la que no podemos desprendernos. Hay infancias felices e infancias difíciles. Yo conozco, como Trinidad y como MIquel, este segundo grupo. Curiosamente, estas infancias terribles son una fuente de inspiración y de fecundidad creativa. Cuando conocí las circunstancias de Trinidad, claramente que me acordé de Las sombras se equivocaron de dueño. Tú lo has expresado bien: infancia de penurias y colchones en el suelo, y un candil iluminando la estancia. Saludos.

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  7. Un abrazo, mi buen Francesc Cornadó, también me ha traído recuerdos el lugar donde habitaron, no hay dudas.
    Salut ¡

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  8. Hola Joselu, la playa de San Salvador es mi favorita. Durante veinte años he pasado los veranos allí por lo limpia que está siempre la playa, ya que pasan a diario limpiando tanto la arena como la orilla de la playa. La de libros que he comprado al anochecer en los tenderetes que se ponen a lo largo del paseo marítimo. Coincido contigo en que Trinidad tiene unos libros dignos de su lectura. Un abrazo

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    1. Me alegro que compartamos el conocimiento de esta zona de la costa entre Calafell y Comarruga. Yo he estado más en Calafell, pero ahora estoy frecuentando la zona de San Salvador y coincido contigo, y espero poderla visitar más. Me ha parecido un espacio lleno de historia que me ha sorprendido. Veré que puestecillos se ponen de libros, según me dices. Un abrazo cordial.

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  9. Quien ha vivido en esas condiciones, su fuerza este en la inspiración y sobre todo ese afán de superación eso tiene doble mérito.No conozco su obra :pero me fio de tu buen criterio y por estas fechas ya voy buscando libros para regalar en Navidad.De Tarragona tengo un grato recuerdo de Siurana,Miravet, Altafulla y sus ruinas romanas.
    Un abrazo , Joselu


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    1. En el post hay un enlace activo donde pone el título del libro Escaleras al mar y allí puedes leer unos tres o cuatro poemas de este libro. Si los lees te puedes hacer una idea de su esencialidad y de su calidad poética. Sin duda, quien ha vivido una niñez en la pobreza puede pensar que ha nacido sin futuro -como he leído hoy en algún blog, pero también puede extraer un legado de fuerza ante el desafío de la vida. Trinidad, además, unió, un don para las palabras y una gran sensibilidad. Un cálido abrazo.

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  10. Son extraños esos versos en castellano, sí.. y es triste nuestra extrañeza porque debería ser lo normal, hablar dos lenguas, ser dos veces afortunado... es triste que no sepamos verlo.

    La historia del búnker no deberíamos olvidarlas nunca. Las guerras sólo generan pobres y muertos, no sirven para otra cosa.

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    1. Cuando vi los versos en un espacio público en castellano, pensé que estaba viendo visiones porque, en efecto, la política administrativa nacionalista es pretender hacer desaparecer en efigie una lengua que en la calle goza, a su pesar, de normalidad. Totalmente de acuerdo contigo en tu reflexión. La convivencia de las dos lenguas a nivel público tendría que ser habitual y la norma, pero no es así.

      En cuanto a la segunda reflexión, totalmente de acuerdo: a veces sueño con que la guerra civil no se hubiera impuesto por las circunstancias y se hubiera podido convivir en paz en la república y así evitar una guerra, una dictadura, y unas heridas que todavía no han cicatrizado y parecen cada vez más abiertas. Leí una vez un libro titulado Crisis de Jared Diamond en que hablaba de la inteligencia política de las naciones y analizaba diez casos de países del mundo. Pienso que España en cuanto a inteligencia política obtendría una nota muy baja, bajísima. Las guerras dejan heridas muy profundas, especialmente las civiles.

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  11. Menudo descubrimiento, lo que he leído de Trinidad Casas Perín por el enlace que nos dejas me ha gustado mucho. Me ha emocionado un poco la descripción de ese tipo de niñez que ya no existe, tan libre y despreocupada, jugando a imaginar, tratando de imitar a Los Cinco... Había estrecheces, en el caso de esta poeta bestiales, pero esa aventura que era la vida fue la característica de una infancia que nuestros hijos no han llegado a saborear, ni siquiera a acercarse creo yo.

    Un abrazo!!

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    1. Nuestros hijos han crecido protegidos entre algodones para evitarles cualquier peligro o amenaza. Y eso es bueno porque nos tranquiliza, pero en una vida de suma escasez en que estos diques no funcionan, los niños viven en un paraíso de libertad. Yo recuerdo mi infancia en que, a partir de los cuatro o cinco años, andaba solo por el barrio exponiéndome a todo tipo de situaciones o peligros a los cuales me tenía que enfrentar yo solo. Mi madre me decía que me fuera a la calle, era lo normal, y me pasaba horas en ella, viviendo intensísimamente la realidad de lo que veía que era, visto en perspectiva, salvaje y libre. Los niños se agrupaban en bandas que se apedreaban entre ellas, hacían hogueras... Y asistíamos fascinados a la vida de los oficios profesionales, las actividades de los mayores. Hoy es difícil de imaginar una vida tan libre para los niños que crecen solo en relación con las pantallas digitales. La niñez de Trinidad Casas fue muy pobre, pero rica en libertad y experiencias frente al mar y que ella evoca en su libro del que has leído algunos poemas. Muchas gracias por leerlos. Un abrazo.

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