Hace unos meses hablando con un amigo, antiguo seminarista, comentamos nuestras respectivas fes en el ámbito religioso. Antonio me dijo que la creencia en Dios es fruto de mentes primitivas, que una persona con cultura e inteligencia no podía ser sino atea.
Ahora leo un ensayo muy interesante titulado ¿Ha enterrado la ciencia a Dios?del filósofo John C. Lennox que evalúa el abierto conflicto entre el cientifismo y el naturalismo con las fes teístas. Para algunos científicos radicales, el mundo y el universo es todo lo que existe, no hay más, no hay un ser fuera de él que le dé sentido. Todo puede ser explicado por la ciencia, y si la ciencia no puede darle explicación tarde o temprano podrá. No hay trascendencia, no hay dimensión espiritual igual que si consideramos un jardín no hay gnomos ni hadas. Y Dios sería el equivalente a dichos personajes. El universo es fruto del azar, y toda su evolución y transformación pueden o podrán ser explicadas por la ciencia. No hay lugar para un ser creador porque no es racional y fruto de creencias inocentes. No hay confluencia de la dimensión material con la espiritual.
John C. Lennox pone a prueba estas supuestas verdades metacientíficas elevadas a la categoría de creencias y habla de las limitaciones de la ciencia que no puede contestar a preguntas como ¿por qué existe algo en lugar de nada? ¿Qué sentido tiene la vida? ¿cómo y por qué surgió todo? ¿Existe algo después de la muerte?
La tía Matilde prepara un pastel. Dicho pastel es analizado y descompuesto por la ciencia. Sabemos sus componentes a nivel orgánico, sus propiedades, sus cualidades físicas y químicas, y todo lo que la ciencia puede aportar, pero desconocemos quién lo ha creado -la ciencia no puede dar la explicación- ni qué finalidad tiene que solo Matilde puede dar -un pastel de cumpleaños, por ejemplo-.
La afirmación de que solo la ciencia puede conducir a la verdad es metacientífica y no se sostiene y es incoherente. Ciertamente, la ciencia puede dar respuesta válida a muchos de los interrogantes que existen acerca de la naturaleza de la materia y de la vida pero no a todos, que se escapan de su área de influencia. La ciencia es incapaz de dirimir la calidad de una obra literaria o de la validez de unos postulados filosóficos o del valor de una pintura o una sinfonía. No se trata solamente de medir magnitudes, hay algo que se escapa a la dimensión científica y hace falta el espíritu humano para comprender ciertas cosas, si es que ello es posible.
El universo es un lugar misterioso. La ciencia hace prospecciones valiosísimas para ayudar a comprenderlo pero carece de competencias para intentar evaluarlo o explicar su sentido o su finalidad, del mismo modo que no puede explicar la finalidad de Hamlet de Shakespeare. Son ámbitos diferentes.
Que el universo es fruto exclusivamente del azar y que carece de cualquier finalidad moral son afirmaciones problemáticas y que escapan de lo estrictamente científico. Lo más que puede intentar afirmar es que, dado lo conocido, la hipótesis de Dios es inadmisible porque no hace falta para nada porque “todo” puede ser explicado por las leyes de la naturaleza. Pero hemos visto que ni siquiera puede explicar por qué el pastel de chocolate existe ni de dirimir su finalidad ni el autor de este. Todo ello está fuera de su capacidad.
Las religiones -re-ligare- son intentos de dar coherencia a la dimensión misteriosa de la existencia explicando sus valores morales, su origen o su finalidad. Desde el inicio de los tiempos los seres humanos han intentado explicarse por qué están aquí, cuál es su sentido. Las religiones son interesantes porque se afanan en explicar desde otro punto de vista -que no tiene que entrar en contradicción con la ciencia a pesar de que a lo largo de la historia ha habido serios y graves conflictos entre las iglesias y las investigaciones científicas-. Son ámbitos diferentes. Todo lo que se avance en ciencia probablemente es para el bien de la humanidad, pero aunque tengamos un reloj nos seguiremos interrogando sobre quién y cómo fue el relojero. Y el universo es ese reloj enigmático.
Mi amigo Antonio se asombró de mis especulaciones filosóficas próximas al taoísmo, no necesariamente cristianas aunque tampoco hay que ver que haya contradicción. Cualquier intento de explicación desde postulados religiosos me es vital, desde las creencias animistas, la mística occidental u oriental, las filosofías védicas, búdicas o taoístas, sin eludir la importancia del cristianismo o el Islam. Y ya no digamos del judaísmo en el que se basa el ochenta por ciento de nuestra cultura europea y occidental. Y en realidad contamos los años por el nacimiento de un judío muy especial que cambió la historia de la humanidad.
¿Por qué será que los conversos de cualquier opción siempre son los que reniegan de su pasado?
ResponderEliminarViene a colación por lo de tu amigo, antiguo seminarista, que por lo que se ve, afirma con rotundidad que: "una persona con cultura e inteligencia no podía ser sino atea".
Durante los siete años más otros tres de posgrados que me llevaron los estudios sobre religión, tuve la oportunidad de conocer a Leonardo Boff en un seminario sobre Teología de la Liberación. Me ha dado clases de posgrado durante mucho tiempo, al menos tres años, Raimon Panikkar; he estado bajo la batuta de Vía Taltavull, compañero de trabajo de Paul Ricoeur; y ha llevado mis trabajos Ignasi Boada, secretario que fue, durante diez años, del último mencionado, Doctor en Filosofía e Historia del Pensamiento Contemporáneo.
Ante ellos me daba cuenta de que lo mejor era no preguntar, que era perder un tiempo justo y precioso, aquel del que disponía estando a su lado, y que verdaderamente mi forma de pensar, mi manera de actuar, mis conocimientos, que yo consideraba amplios, no eran más que breves pinceladas de visión corta y mal engranada. Una hora con ellos era una clase magistral que llenaba toda la semana contigua.
No me atrevo a hablar de personas que no he conocido, pero sí me puedo acercar al pensamiento de Bertrand Russell en su libro ¿Por qué no soy cristiano?, en el que no le hace falta afirmar aquello que afirma tu buen amigo: " que una persona con cultura e inteligencia no podía ser sino atea".
Queda reflejado en tu escrito: "El universo es ese reloj enigmático", sin duda, y no sé, no soy nadie para afirmar que Dios existe, pero he visto cosas que se me hacen imposible de explicar sino hay una mano invisible detrás.
Mi duda no entra en contradicción con la Trascendente. Mi duda soy yo.
PD: Una entrada que me ha agradado, de las que hacen pensar para descifrarse.
Un abrazo fuerte y cálido, como te mereces.
Salut
Sabía que te interesaría. A mí me hubiera gustado asistir a aquellos cursos en que participaste con aquel plantel de excelentes teólogos, algunos ya desaparecidos y otros jubilados. Fue un buen momento. Son temas que no se suelen abordar, pues vivimos en una sociedad que prescinde espontáneamente de lo religioso considerando todo esto como un mito, una invención y que renuncia explícitamente a lo trascendente.
EliminarEl funeral que viví hace unos días en Galicia me llevo a estar en unas ceremonias en que sentía que el sacerdote creía profundamente en lo que estaba haciendo y diciendo, a diferencia de los responsos que se viven en los tanatorios de Barcelona, en que únicamente se va a cumplir un trámite y cada veinticinco minutos hay otro en una jornada apretada en que nadie parece creer, todo es muy gris. Pienso que nuestra vida habría de guarder un espacio para la trascendencia, pero hablar de esto suscita todo tipo de ironías y de recelos.
Un fuerte abrazo.
Una buena entrada,en la que defines y separas la ciencia y lo espiritual. aunque en el pasado hubo una intromisión de la religión (la cristiana), en la ciencia que dio lugar a errores,no es el caso hoy día. Desde luego lo espitual,la fe en Dios,no se puede explicar con ninguna parte,ni con ningún método científico.
ResponderEliminarLa Ciencia,puede estudiar la materia,las reacciones orgánicas,los enzimas capaces de crear aminoácidos, éstos los peptidos y al final las proteínas que constituyan nuestro tejido muscular.Incluso puede que algún día se pueda obtener sinteticamente en un laboratorio,pero nunca tendrá el soplo de vida,para ser un hombre,con su carga genética.
Saludos
Hay quien es un científico, radical y militantemente ateo, como Richard Dawkins que expresa que creer en Dios es como creer en las hadas, respetable pero ridículo. Su influencia ha sido grande y sus ideas han calado en el mundo científico que es mayoritaria, pero no absolutamente, ateo. Y toda esta interpretación ha llegado a la población en general que prescinde de la visión espiritual como si fuera aceite hirviendo. Saludos.
EliminarHola Joselu, el título se las trae... La verdad es que no sé si yo soy una persona demasiado realista, incrédula, o que mi mente nunca deja de pensar en los pros y los contras... Para poder pensar sobre la historia de ese judío llamado Jesús que cambió como dices la historia de la humanidad, tendría que ver una prueba real de que existió realmente. Porque pienso mucho en ello y nunca ni en el Vaticano he visto escrituras antiguas que demuestren su veracidad. No sé, desde que supe hace muchos años ya, que había un supuesto antiguo y nuevo testamento, ósea, quién escribió el nuevo testamento? Quién puede demostrar que los diez mandamientos fueron ordenados por el todopoderoso? Para mi siempre está la mano del ser humano detrás. La fe mueve mareas y conviene tener a la gente absorta en sus creencias. Un abrazo
ResponderEliminarYo no soy cristiano -aunque sí bautizado-. Pienso que la Biblia es un libro humano, pero de altísimo interés para nuestra cultura ya que la ha marcado profundamente. Pero la aportación del libro que estoy leyendo pienso que va más allá del dios bíblico, de ese Yahvé que intervenía en los asuntos de los israelitas para guiarlos por el desierto y darles los diez mandamientos en el Sinaí. La cuestión es si la ciencia ha dinamitado o enterrado la idea de Dios, de si Dios -no necesariamente el bíblico: existe el Dios de Spinoza: Deus sive natura. Dios identificado con el universo, con la naturaleza, de modo que adentrarse en las leyes de la naturaleza es hacerlo a la vez en Dios, llámeselo como se le llame. Soy de tendencia taoísta, y en origen de todo está el Tao, no tiene nada que ver con un dios personal pero sí con un principio misterioso de todo el universo -o universos-. Un abrazo, Nuria.
EliminarPienso que ciencia y religión han coincidido en más ocasiones de las que están dispuestos a reconocer y en el fondo buscan lo mismo, dar respuesta a la complejidad del ser humano y al ámbito que nos rodea. Cuando un científico habla del adn o un teólogo del alma, describen una esencia que el primero puede demostrar con un microscopio y el segundo lo tiene bien difícil, supongo que esa es la base de la que parte el enfrentamiento.
ResponderEliminarSin ánimo de molestar a nadie y solo por expresar mi punto de vista, si yo personalmente busco en un cielo plagado de nubes un claro que me sosiegue y éste se presenta casi al instante, mi parte científica que considera que todo tiene su porqué, deduce que hay una energía que no veo pero tan real como las ondas wifi que se usan a diario. Le puedo dar a esa energía el nombre que yo quiera, Dios por ejemplo, pero ya que he experimentado causa y efecto solo me queda repetirlo el número de veces que considere necesario para darlo por válido, y que ciencia y religión lo expliquen como quieran, realmente me parece que no preciso de sus conclusiones, al menos para ese hecho en concreto.
Buena tarde, un abrazo.
La ciencia ante un cuadro como El nacimiento de Venus de Boticelli puede analizar los materiales y pigmentos utilizados, puede analizar los patrones y estructuras presentes en el cuadro para extraer información útil. Por ejemplo, en biología, se pueden analizar las imágenes microscópicas de células o tejidos para estudiar su estructura y función. En física, se pueden analizar las imágenes de partículas subatómicas para estudiar su comportamiento. Puede dar ingente información, pero no puede aportar nada sobre su valor artístico, sobre la intención del pintor, ni sobre su sentido. Para llegar a esto, hace falta el espíritu humano. Un cuadro no es solo una colección de moléculas, aunque también.
EliminarTu ejemplo sobre el cielo plagado de nubes en el que hallas un claro es bastante significativo. Sugieres que se puede intuir a Dios detrás si así lo interpretas y repites el experimento. No se me habría ocurrido esta forma de ver las cosas pero aquí queda para la consideración de nuestros lectores. Muchas gracias, Ana, un abrazo.
Pienso muchas veces en esto, unas veces de una forma y otras de distinta, peor creo que debe hacer y¡una fuerza primigenia.
ResponderEliminarSi vemos como funciona un átomo, vemos que hay un montón de fuerzas en equilibrio y es estable. Pero ¿quien dio el impulso primero para que esas fuerzas actuasen asi? Para mi esto es la "madre del cordero", ¿quien puso en marcha todo? y es ahí cuando la figura de un dios se presenta, pero... siempre hay un pero, ¿quien creo a ese dios?.
Yo no creo que fe y ciencia sean excluyentes, más bien. para determinadas preguntas son complementarias.
Disculpa el retraso, pero ando liado. Y no se el porque, hay veces que este blog y otros me impiden comentar. Ya intente comentar el lunes y no pude. Sera porque soy "er fasha" de la blogosfera, ;D.
Un saludo.
El llamado Big bang es el inicio de un proceso de expansión del universo que continúa. Para que se diera la vida en la Tierra en medio de un universo árido, incapaz para ella, tuvieron que darse una serie de coincidencias tan raras como asombrosas. Es como si un pelotón de fusilamiento de cincuenta soldados apuntaran a un prisionero y que este saliera con vida. Increíble que se dieran esas circunstancias propicias a la vida, y luego, el misterio de la conciencia humana, el lenguaje, propio de nuestra especie y que nadie ha sabido explicar por qué surgieron. Parece, Daniel, que hubo un diseño inteligente para que existiera la vida consciente en la tierra en un medio apto para ella, nuestro planeta azul totalmente extraño en el universo conocido. De ahí a pensar que hubo un plan inteligente para crear todo ese proceso, hay muy poco. Y cosmólogos y físicos tienen en sus planteamientos la idea de "creación inteligente", un motor primigenio, como dices tú que puso en marcha esto. La idea de Dios, aunque parezca que sí, no ha sido enterrada por la ciencia. Hoy día, ciencia y fe no entran en contradicción, aunque así fue en el pasado, un pasado que hubo que superar y no fue fácil. Un saludo.
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"debe haber" quise decir, disculpa. es por las prisas...
ResponderEliminarUn saludo