No me gusta polemizar sobre cuestiones de actualidad y menos de política, algo que levanta muros entre las personas, pero he de reconocer que todo lo que me está llegando a nivel nacional e internacional me induce el más profundo pesimismo; veo la realidad espesa y amenazadora como si estuviera todo a punto de explotar. Nos veo en un crucero que navega sin luces y a la deriva. Hay tantas amenazas que penden sobre nosotros, que somos privilegiados respecto a tantas sociedades, naciones y muchedumbres que buscan desesperadamente un mundo mejor en que vivir... El mundo tiembla de dolor pero no somos capaces de encontrar soluciones... Cuanto más le damos vueltas, más lo liamos. Es como una pulsión suicida la que nos arrastrara, el ansia de una explosión destructora. Y todo está cogido por alfileres que se están desprendiendo.
Tendría muchos temas de que hablar pero ninguno se me impone salvo la confusión y la desesperanza, unida al miedo de que todo lo que queda del mundo en que he vivido desde que nací, se rompa y salte por los aires. Supongo que toda época tiene sus miedos. En los años sesenta pendía la amenaza de una guerra nuclear devastadora entre la URSS y Estados Unidos, y a la vez eran tiempos maravillosamente optimistas, de rock y contracultura. Todo tiempo tiene sus amenazas pero nunca he sentido el frío helador en el cogote como ahora.
Unos pensamientos que comparto, mi buen Joselu. Que comparto y del que no sé ni cómo, ni con quien hablar.
ResponderEliminarLo primero es corroborar que estoy en confusión. Que mi razón y mi corazón están en contraposición.
Por un lado guardo simpatía por aquellos que lo pasaron tan mal por ser de una raza que nunca ha agradado al resto de conciudadanos, pero que a mí, particularmente, me causa admiración esa puesta en práctica de Fourier, de Saint Simón o de Cabet, que no son más que sus colonias autogestionadas que han convertido un desierto en un vergel y donde la mujer no ejerce de feminista, sino de femenina, pues es tratada de igual a igual, y si su capacidad es la exigida por el protocolo, puede mandar, gobernar, dirigir, investigar o tomar decisiones tal como lo haría cualquier hombre, a pesar de lo que diga el resto de ciudadanos dados a opinar que la religión es un yugo, pues no todos profesan con la misma ortodoxia la fe.
Por otro lado, mi corazón me dice que lo que se está haciendo en nombre de una defensa propia no es más que una venganza y un expolio de territorio.
Todo me induce a pensar que esto son los flecos de algo más trágico, de una guerra más al norte entre Rusia y Ucrania, y que detrás hay tantos intereses que es un imposible el razonar con cierta ecuanimidad.
Como a ti, me pasa algo similar: "pero nunca he sentido el frío helador en el cogote como ahora".
Un abrazo
PD: Gracias por avisarme...
salut
Comparto tus reflexiones sobre la cuestión de judíos y palestinos enfrentados a lógicas contrapuestas. Los judíos no tendrán una segunda oportunidad. Si bajan la mano, serán exterminados como se ha anunciado repetidamente. Viven entre la pretendida Shoah y la supervivencia, no hay más opciones. Los palestinos luchan por su tierra y entran en conflicto con un pueblo que, siendo el más inteligente del planeta, sabe que no puede ceder y ha de causar el mayor daño posible al enemigo para que se lo piense dos veces antes de repetir lo que ha hecho. Pero el nivel de resistencia ante el dolor de los palestinos es altísimo, mucho mayor que el de los judíos y por supuesto de los europeos. Dos lógicas encontradas que no tienen solución, no la tienen.
EliminarTambién está Ucrania y tal vez pronto Taiwán si China se decide a atacar a la isla díscola.
Y la situación española sobre la que comparto todo lo que escribe Gran Uribe y Daniel.
No son buenos momentos para la esperanza.
Es imposible no conducirte por la desazón. Conflictos que en tu interior que se prestan a tantas contradicciones como el Palestino, a la guerra larvada en Ucrania y que ese espanto inicial se troque en una inmensa y oceánica tristeza. Entiendo ese poso amargo y deletéreo, pero al mismo tiempo aguardo a ese Joselu, que procaz y liberador rompe el tablero, para regalarnos un relato donde hace de la erótica y el hedonismo, un oasis de humor. Necesitamos reírnos más como terapia. Dado que el mundo retorna a las vías muertas en las que parecía nunca más entrar la historia. Putin fue atinado cuando creía que se había amortizado todo el caudal del dolor de la llamada por los rusos,Gran Guerra patriótica. Y que se podía recuperar el belicismo como el mayor acto patriótico. Así nos encontramos.
ResponderEliminarSí, necesitamos reírnos como terapia liberadora, tal vez cagar como función escatológica que aparece en el relato de Rabelais, Gargantúa y Pantagruel. Pero eso no me alivia de mi dolor por la situación española y la internacional. Me gustaría encontrar más motivos para reír, recordar La Codorniz o Hermano Lobo o Por favor, como revistas divertidas en tiempos menos oscuros. En fin, muchas gracias por acercarte por aquí.
EliminarBuenas tardes hemos nacido en un mundo que iba a mejor, nuestros padres mejor que nuestros abuelos y nosotros mejor que nuestros padres.
ResponderEliminarEsta progresión se ha frenado por muchas razones, conformismo, comodidad o falta de animo combativo. Quien tiene casi todo desde que nace, no aprende a buscarse la vida sino le enseñan y no les enseñamos.
El resultado va a ser que nuestra civilización va a morir de éxito porque otros con menos oportunidades han aprendido a luchar por ellas e imponerse por la fuerza.
ES paradójico pero cierto, cuando hemos vencido al hambre mundial a pesar de crecer continuamente empieza otra lucha y no estamos preparados.
Nuestros propios códigos son nuestra principal debilidad, ya que otros carecen de ellos y los utilizan para demoler nuestra forma de vida.
Asistimos a la quema gradual de Roma, mientras nos preocupamos del beso de Rubiales los mismos que lo condenan hacen mundiales en Catar, Marruecos y posiblemente en Arabia Saudí, que son el "novamas" de la cultura feminista. Y asi con muchas más cosas.
Si no fuese por mis hijos, asistiría complacido a esta quema anunciada y pensaría: "Esto nos pasa por gilipollas".
Un saludo
Yo también pienso en mis hijas, Daniel, y no puedo permitirme la mirada cínica. En buena parte, casi en su totalidad, comparto tus reflexiones. A veces me da vergüenza estar tan de acuerdo contigo en lo fundamental. Supongo que no entender el mundo en que se vive o distanciarte ya de su dinámica es un signo de envejecimiento, no lo sé. Yo no veo a mis hijas preocupadas por el estado del mundo, lo ven de otra manera más ligera. El peso del pasado, de la cultura, de la experiencia, de las lecturas, de nuestro tránsito vital nos hace escépticos y pesimistas. Y, como esa orquesta del Titanic, según cuenta la leyenda, que seguía tocando mientras el barco se hundía irremisiblemente, así hacemos nosotros, inmovilizados como si una serpiente venenosa nos hubiera inoculado el virus de la imbecilidad. Sí, tienes razón de nuevo, esto nos pasa por gilipollas. Un saludo.
EliminarLa cosa está de tal forma, que los peores presagios se pueden realizar de un día para otro. Mal mundo vamos a dejar.
ResponderEliminarUn saludo.
Para una persona con perspectiva histórica y no sesgada, lo que estamos viviendo es muy peligroso. Tal vez sea pecar de agoreros pero no creo. Ya me gustaría equivocarme de cabo a rabo. Muchas gracias, Alfred, me alegro de que hayas descubierto mi retiro bloguero. Un cordial saludo.
EliminarSí, Joselu, desafortunadamente participo de ese pesimismo porque la situación no da para grandes efusiones. Sin embargo, ese continuo regusto acerbo acaba por permearte. Por eso, alguna parada es necesaria. Aunque el laberinto político español e internacional no deje de azorarnos. No observo más asuntos que el dilema territorial y una ceguera en lo que debieran ser nuestros debates más importantes. Y esa realidad nos devorará más tarde o más temprano.Pero a los políticos cortoplacistas, lo que ocurra más allá de su legislatura, les importa un pimiento. No hay estrategia ni proyectos a medio plazo, salvo los que heredamos de agendas internacionales que no son propios. Independientemebte de la consideración que nos inspiren a cada uno.
ResponderEliminarEnvidio tu capacidad para escribir relatos con ribetes literarios para adentrarnos en otros momentos de la historia, dejando a un lado esta penuria cortoplacista. Parece que hay un proyecto para derribar o demoler todo lo que signifique España como proyecto en la historia. Y para ello, todo vale. Y pensar que yo fui votante socialista entusiasta durante décadas... Hay interpretaciones, que no considero desacertadas, de que la república fracasó y alentó la guerra civil, por la guerra interna del PSOE entre largocaballeristas, prietistas y los más sensatos de Julián Besteiro, mi héroe personal, pero odiado por la memoria histórica de los socialistas. Nuevamente, el PSOE es tentado por el maximalismo bolivariano. Y en esas estamos. En fin... Tienes razón, no obstante.
EliminarJoselu, qué coincidencia. Para mí Besteiro es uno de los héroes olvidados, porque se confunde firmeza con tibieza y supo entrever las miserias de la época. Le conmovía el dolor humano, y no podía ser el hombre el légamo de quimeras futuras. Lo que sí pienso es que no nos debe carcomer la tristeza y con ilusión arrostrar estos tiempos que nos inducen a la desesperación. Un abrazo, Joselu. La palabra grande se te queda corta.
EliminarA pesar de que lo que dices es cierto y las malas noticias son la tónica habitual, los que nos podemos considerar afortunados llevamos un estilo de vida cada vez más robótico... . Aún así, pienso que cuando hayamos tocado fondo solo quedará levantarse, al menos en mi experiencia personal siempre ha sido así.
ResponderEliminarAbrazo!!
Me temo que, a nivel nacional, los temores que me inspiran los últimos acontecimientos no creo que sean espurios, y sí me temo que la deriva política será irremediable hacia no sé dónde. En cuanto a nivel internacional, los conflictos se agudizan y amenazan con surgir otros nuevos, o a ampliarse los que ya existen. Nosotros, no sé si podremos levantarnos, supongo que sí, pero nuestro país, lo dudo. De todas maneras, bienvenido sea tu optimismo sin fisuras. Un fuerte abrazo.
EliminarLa historia se repite una vez y otra, aunque digan algunos que no es así. El hombre es el único animal capaz de matar por qué sí, sin motivo ni razón aparente y sin arrepentirse. Es una sinrazón que se repite una y otra vez.
ResponderEliminarSaludos.
De matar, de humillar, de traicionar, de venderse y vender lo más preciado por el poder, y sí, ciertamente, nadie se arrepiente. Todos los responsables llevan la cabeza bien alta y nos cuentan que "siempre adelante". Hacia el abismo final. Saludos.
EliminarTe leo y voy moviendo la cabeza dándote la razón en todo tu reflexión a este manifiesto.No es tanto el miedo por uno ,sino por tus seres queridos ...La Historia es cíclica y cada X tiempo arde el Mundo.Casualmente recopilando unos textos antiguos : encontramos
ResponderEliminarla primera Ley:"La Ley del talión" y de eso estamos hablando de cuatro mil años...el ser humano no aprende solo se manifiesta pero no se arregla nada al contrario se copian conductas que nos condenan al mismo principio de brutalidad.
Un abrazo y un tranquilo finde,Joselu
Hoy hablando con un amigo cercano me ha dicho que a él le importaba un comino el destino de la humanidad, que piensa en él y en su hija, unos cien años pongamos, pero que luego pueden dar por culo a la humanidad. Esta posición que parece exótica es compartida por mucha gente, no viendo que en el futuro de la humanidad está implicado el humanismo y algo más profundo que es la trascendencia de nosotros mismos como especie en el camino que estamos recorriendo desde hace miles de años. Nada nos es ajeno y el presente y el futuro de la humanidad nos compete profundamente. El problema es saber qué valores deben subsistir, qué elementos deben preservarse y de qué manera, y ahí, supongo, que surgirían diferencias abismales entre unos y otros. No quiero concretar más, con esto es suficiente. Un abrazo, Bertha.
EliminarSon guerras localizadas y absorbibles, incluso por la economía, Irán, Irak, antes Vietnam. Lo que pasa es que nos va cogiendo más viejos, más sensibles a las desgracias de todo tipo, porque nos preguntamos ¿Es que no se acaba nunca?. Pues no, siempre vamos a luchar por un pozo de agua, por un trozo de terreno para sembrar.
ResponderEliminarSaludos.
A esto se llama pragmatismo, sin lugar a duda. Y que cada palo aguante su vela... hasta que nos toque de plano a nosotros. Saludos.
EliminarSon argumentos de peso para alimentar tu pesimismo en el panorama que observas. Aunque las ventanas abiertas para escrutar el mundo son ampliamente diversas entre sí, y de ahí las diferentes percepciones en cada observante. Al fin y al cabo, como tituló el escritor peruano, Ciro Alegría, “El mundo es ancho y ajeno”…
ResponderEliminarAsí, frente a tu pesimismo existencial se sitúa el optimismo vital, incluso la felicidad, que expresa el monje de un monasterio de clausura, ¿podríamos decir que estos monjes viven felices y libres, tal como afirman, porque en su aislamiento han dado la espalda a la realidad? Podríamos, pero… ¿acaso ellos no consideran que somos los demás quienes hemos dado la espalda a la realidad, que vivimos ciegos, instalados en la zozobra y el miedo permanente?
Para unos, la amenaza a la propia existencia, al modus vivendi, es un aspecto casi constante en la vida, y andan el camino aturdidos por la confusión. Otros vivirán con absoluta indiferencia (por ignorancia, o por decisión voluntaria) todo aquello que a otros nos provoca un profundo desasosiego.
Ciertamente, como refieres, toda época tuvo sus apocalipsis, en la Edad Media la Peste Negra aniquiló a casi toda la población europea, sin duda eso sería lo más parecido al fin del mundo, pensarían aquellos horrorizados antepasados, amén de otros episodios allende los tiempos.
Tú te asomas al abismo de la guerra en Ucrania, de la incertidumbre ante la gobernanza de España con unos pactos sumamente complicados, o ahora también los terribles acontecimientos en la franja de Gaza, con Israel y Palestina… y eso es el epicentro de tu cosmovisión actual, desde donde parte tu percepción presente del mundo. Esta es la actualidad que ahora configura tus pensamientos. Pero, aunque parezca sorprendente, no es la actualidad para otros tantos millones de personas, están en otras tesituras, inquietudes, preocupaciones (El mundo es ancho y ajeno…).
En el remoto altiplano boliviano, un agricultor tiene como preocupación existencial recoger a tiempo la plantación de choclo (maíz), o de yuca. Es posible que viva ignorante (por mero pragmatismo) de las tragedias que a ti, o a nosotros aquí, nos causan gran desesperanza.
¿No es legítimo tu temor y desánimo ante el horizonte que vislumbras?
Por supuesto que es legítimo, porque los sucesos que te lo provocan son reales, están ahí a golpe de noticiero, hay muerte, destrucción, es real.
Y también son legítimas las diferentes percepciones, ignorantes de lo que aquí nos acucia, que forman todo ese mosaico, ciertamente anárquico, que denominamos la realidad.
¿Te dirá un monje budista que está afectado por un hondo pesimismo existencial, y que se ve al borde del precipicio y enormemente confundido? No, aunque conozca como está el panorama. El mundo está gestionado con las percepciones más diversas, ninguna es la verdadera… y todas lo son (verdaderas).
Simplemente quería ampliar la perspectiva en cuanto a percepciones de la realidad se refiere y, reitero, los acontecimientos que generan tu pesimismo vital son muy reales, no trato de contradecirlo, Joselu, solo quería ampliar el foco sobre lo que expones, muy bien expuesto, sin duda.
A cada uno nos toca gestionar la realidad y su percepción desde la ventana que abrimos para asomarnos al mundo.
En cualquier caso, como leía un filósofo, yo prefiero relativizar los fracasos y generalizar los éxitos, que relativizar los éxitos y generalizar los fracasos. Cuestión de sobrellevar la existencia, es lo que hay…
Abrazo.
Sin duda, a tu comentario le acompaña el sentido común abrazándose a una suerte de estoicismo de cierta indiferencia ante la realidad concreta para ahondar en valores más profundos o cercanos. Entiendo que para el monje budista tailandés o nepalí, las cosas adquieren otro relieve que para el común de los ciudadanos empantanados en su realidad más viscosa. Hemos hablado sobre ello, pero no te he visto igualmente estoico o budista ante la gobernanza de la comunidad de Madrid porque te he visto beligerante. Tal vez, es diferente perspectiva porque yo vivo aquí y necesito que el estado me proteja frente a la manada nacionalista dominante que aspira a controlarlo todo, absolutamente todo. Y muchos estamos indefensos de entrada, pero con los pactos que dices "complicados" somos entregados por completo al Völk independentista, sin ninguna ya ley que nos ampare. Se amnistía a todos los que vulneraron la ley, a los corruptos, a los que utilizaron la violencia contra la legislación española, a los que malversaron, a los que dieron un golpe de estado. Entiendo que desde la cómoda atalaya de Madrid, tú razones estoicamente, pero yo y millones de catalanes estamos en riesgo de ser aplastados. Puede ser que en Polonia en septiembre de 1939, hubiera monjes budistas que dijeran que la realidad del mundo no es nada frente a la realidad de la conciencia profunda, pero nazis y comunistas los devoraron, aunque solo haya pasado a la conciencia popular que fueron los primeros. Entiendo esa ataraxia que defiendes, pero veo que es la postura de alguien que vive fuera de aquí y que ves los toros desde la barrera sin ánimo de implicarte más allá de lo imprescindible.
EliminarEn cuanto a Ucrania y el conflicto israelí-hamás que está en plena intensidad, no puedo decir sino que el mundo que me rodea, aunque esté lejano, me implica y aunque practique meditación, no puedo ser ciego ante las noticias, igual que no puedo ser indiferente ante los cientos de millones de refugiados que hay en el mundo, los pueblos indígenas que son aplastados por la industria y la civilización, por el desastre ecológico que nos aflige, por la realidad de la IA que nos amenaza, etc, etc... Por más que yo procure leer textos budistas, que compartimos, no puedo ser indiferente a lo que pasa a mi alrededor por más que relativice. A ese relativismo, yo lo llamaría pragmatismo de modo que es que si no estoy amenazado en primera persona, puedo distanciarme y filosofar. Pero en Cataluña, los que nos sentimos españoles, repito, no podemos filosofar, y el presidente de gobierno nos ha entregado para disfrutar del poder, para ser presidente. Todo es eso. Siento que no pueda estar en consonancia con la música de tu comentario porque yo tengo miedo, mucho miedo y tú vives en Madrid.
Abrazo.
Leyendo tu respuesta, amigo Joselu, parece que no he sabido hacerme comprender bien, pues te leo alguna que otra malinterpretación en lo que planteaba comentándote.
EliminarA groso modo indicaba que, por diferentes razones y circunstancias vitales, hay otras tantas personas cuya percepción de la realidad no es coincidente con la tuya (ni con la mía en muchos aspectos, aunque me hayas posicionado en ese grupo…), tendrán otras preocupaciones e inquietudes en consonancia con la realidad que ellos vivan y afronten, y con la actualidad que ellos gestionen en otras partes del orbe o incluso en España, y que no tiene por qué ser coincidente con la tuya, ni con la mía.
De ahí los ejemplos mencionados del budista o el agricultor boliviano, entre otros.
Yo no me sitúo de un modo exógeno, como sugiere tu respuesta, en la actualidad que vivimos aquí, me afecta también aunque con los matices que sean por mi carácter, cada uno tiene su personalidad.
Quería señalar que hay otras muchas personas que transitan una realidad distinta a la tuya (o las nuestras), con una visión ajena a la tuya (la nuestra ), y así me parece que lo entendió Daniel en la respuesta que me dejó.
Pero ojo (y este es el aspecto fundamental), yo no soy un abanderado de la otra parte antagonista en su modo de vivir la realidad, y ni mucho menos soy ajeno a las cuestiones que a ti te preocupan, porque las tengo junto a mí.
Así que no, Joselu, yo no te conmino a ser ciego ante el tema político local, lo de Ucrania, Israel, Gaza y Palestina, pues es la dolorosa actualidad que también a mí me llega. Ni tampoco soy, como señalas, “estoico o budista ante la gobernanza de la comunidad de Madrid” (me lanzas un dardo cargado de potente pólvora política, esa misma que me pedías hace nada que no intercambiásemos), pero no va por esos derroteros el asunto de mi anterior comentario. Ya te he dicho que yo expongo el hecho de otras personas cuya realidad se dirime en otros parámetros distintos, pues su vida y circunstancias es otra muy distinta por las razones que sean.
No se trata de estar de acuerdo o no con eso, es una evidencia que está ahí y lo refiero.
Por todo eso, tampoco se trata de que estés en concordancia con “la música” de mi escrito, el planteamiento de mi comentario no tiene esa finalidad que manifiestas, no pretende convencerte de nada o alinearte con tesis alguna. Señalé que tu inquietud y angustia ante los sucesos que nos llegan (a otros no les llegarán estas cosas, aunque sí otras, por ahí iba) son legítimas, pienso que en esto, lo fundamental, fui bastante claro.
Pues eso, mi comentario no era una exhortación a que dejaras de escuchar tu música para seguir la mía, pues escuchamos la misma (actualidad), aunque tú te detengas en unos acordes y yo en otros… pero al fin y al cabo estamos ante la misma orquesta.
Espero haber aclarado el sentido de mi comentario.
Un fuerte abrazo, amigo.
Intento comprenderte y lo logro a medias. Me dices que hay personas cuyas preocupaciones son otras a las mías o a las nuestras. Claro que sí, no hace falta que salga de mi casa para verlo. Mi mujer por ejemplo, mis hijas por ejemplo. Estoy seguro de que en noventa y nueve por ciento de lo que a mí me preocupa, a ellas les resulta indiferente o les es ajeno. No solemos hablar sobre la actualidad para bien o para mal. Claro que al agricultor boliviano del altiplano todo esto le es ajeno, totalmente ajeno, creo que cada ser humano es una isla y sus preocupaciones son solamente suyas y que no tienen por qué coincidir con las de los demás. Pero ¿adónde nos lleva esto? No lo entiendo. ¿A relativizar cualquier preocupación porque en definitiva parece ser puramente personal o subjetiva y no afecta sino a uno mismo o a otras pocas o muchas personas? Lo entendí, pero me pareció tan evidente que quise aclarar que hay cuestiones candentes, y más ahora mismo, que reclaman una urgencia inusitada, aunque no podamos hacer nada al respecto. Me da igual que el monje budista, o el agricultor boliviano, o mi mujer, o mis hijas, no las tengan como prioridades de su vida, pero sí son las mías -y entiendo que también de muchas personas-. Uno, al fin y al cabo, es el resultado de su propia vida y de su propia trayectoria. Paso largas temporadas intentando no enterarme de las noticias, pero lo logro a medias porque los canales de difusión son tan variados que es casi imposible. La actualidad me produce angustia. Ya me gustaría vivir en un tanque de inmersión donde uno flotara en agua salina y estuviera aislado como en una burbuja amniótica. Entiendo bien lo que quieres decir, pero lo que no entiendo es qué nos aporta pensar que lo que a uno le preocupa a otro se la suda. Es tan evidente que no encuentro el alcance profundo de esta idea. ¿A darnos cuenta de que todo es relativo? De ahí, mi huida del relativismo en mi comentario y mis dardos, porque ese relativismo siempre está sesgado en una dirección u otra, hay muchas direcciones, claro está. Tantas como individuos dentro de la misma casa.
EliminarUn fuerte abrazo, también de vuelta.
Interesante para reflexionar la aportación de Paco Castillo.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Daniel. Todos, desde nuestras divergencias o convergencias, contribuimos a la reflexión.
EliminarSaludos.
Estoy de acuerdo con tu pesar Joselu, son tiempos difíciles. Muy duro para quienes padecen una guerra injusta. Yo siento congoja, no puedo ver las noticias porque entonces parece que me falte el aire para respirar. Todo esto es terrible. Un abrazo
ResponderEliminarNo es solo que falte el aire, Nuria, es que el mundo se tensa por momentos con perspectivas inciertas que nos están llegando muy próximas. El mundo está en una situación límite porque necesita urgentemente cambios radicales y las guerras que surgen ponen en peligro gravemente nuestras perspectivas de supervivencia como especie. Aparte el sufrimiento que suponen. Abrazo.
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