Suelo hacer caminatas con un amigo con el que voy charlando cordialmente a lo largo de la excursión. Nuestros pareceres son muy contrastados, tan diferentes como si fuéramos un vegano radical y un carnívoro compulsivo. Tenemos proscrito el hablar de política y en cuanto surge el tema, lo orillamos. Él sabe que publico entradas y antes en el otro blog las leía aunque nunca comentaba. El otro día me dijo algo que me hizo pensar: que él no veía qué podía importarle a nadie su punto de vista acerca de las cosas. Y, pensado con lucidez, tiene razón. Hablar de cómo vemos la realidad o qué pensamos acerca de ella es algo intrascendente y no importa a nadie. Nada hay más calenturiento que nuestras aficiones, manías o devociones pías. ¿A quién diablos puede interesarle lo que piense un ciudadano anónimo que carece de toda relevancia? ¿No es más bien vanidad, ansia de figurar y de ser reconocido? He de reconocer que cuando leo en muchos blogs la plasmación de la personalidad del bloguero de modo que se proyectan sus simpatías y odios, sus gustos a antipatías..., me digo que qué interés tiene. Si me hablan de literatura, de toros, de política, de arquitectura, de sociedad... pienso que no dejan de ser apreciaciones subjetivas que no necesariamente he de compartir y mantengo mis distancias. Y ciertamente, la posición en el mundo de un sujeto no tiene mayor interés, salvo que la defina con un estilo netamente original y atractivo, pero lo de atractivo también es subjetivo. Hay blogs con cientos de comentarios y elogios mayoritarios cuyo estilo me parece vomitivo, hay blogs minoritarios cuyo planteamiento me parece excelente aunque al autor le importe un higo ser leído o no. Supongo que si publicamos -hacemos públicas nuestras reflexiones- es porque en el fondo no nos importa ser leídos y tal vez nos guste tanto como a un gato cazar gorriones o lagartijas, aunque se disimule.
Publicar es un ejercicio de inmodestia porque entendemos que tenemos algo que decir en un mundo de decenas de millones de personas que publican tuits explicando sus animadversiones y fanatismos varios. Queremos decir algo, queremos ser escuchados, queremos expresar nuestra subjetividad y queremos que alguien se haga partícipe de ella dándole a los likes o que nos comenten. A la mayoría nos gusta gustar, ser aprobados y recibimos mal las opiniones contrarias. Una vez le dije a un poeta que sus poemas no me gustaban nada y se lo tomó a mal, tanto que no me perdonó jamás aunque le enviara un correo pidiéndole disculpas por mi intemperancia.
Hay que dosificar cuidadosamente nuestros juicios porque ser demasiado sincero es peligroso y controvertido como una dosis de arsénico en la tortilla de patatas. La comunicación -ese tema que explicaba cada año en mis clases de lengua- es un ejercicio muy complejo en el que intervienen diversos factores como el emisor, el receptor, el código, el contexto y situación, el canal y, por supuesto, el mensaje. Parece algo simple pero es endiabladamente complicado establecer comunicación en un medio en que no nos vemos las caras, y presumiblemente, el emisor es alguien con un elevado ego, tanto como el del receptor. Y ambos se encuentran en un contexto que es la casa del emisor y en un medio electrónico en que se plasman mensajes en un código escrito, en este caso el castellano.
A todos estos factores, hay que añadir la dificultad de que el que escribe un mensaje en una situación determinada -el conjunto de su vida y su realidad presente- escribe para personas que tienen situaciones bien diferentes -vidas bien diferentes- y que todos proyectamos sobre lo que leemos nuestros subtextos subjetivos. No es fácil, en definitiva encontrarse aunque muchas veces hagamos un gran esfuerzo por que esto sea posible mediante saludos, cortesía, cordialidad, despedidas afectuosas... Tal vez es necesario añadirle a todo una buena dosis de amabilidad, tolerancia y generosidad pero cada uno es cada uno, y hay a quien le sale todo esto con extrema facilidad y a otros les cuesta mucho más.
No deja de ser un milagro la comunicación entre universos personales tan disímiles y complejamente distantes. No es sino un juego de egos luchando en la arena de un anfiteatro lleno de espectadores pidiendo sangre. Entiendo que es un ejercicio proceloso y puedo llegar a comprender la posición de mi compañero de caminatas de que es mejor el silencio, pero nosotros somos charlatanes y verborrágicos, además de vanidosos, una combinación peor que la de pasta italiana con mayonesa Hellmans.
Mi apreciado Joselu:
ResponderEliminarVayamos por partes, porque tu escrito es largo y en cierta manera asoma, a mí me lo parece, algo así como el deseo de disculparte. No lo sé, insisto, pero a mí me lo parece.
Nos dices que
A) "que él no veía qué podía importarle a nadie su punto de vista acerca de las cosas"
Puede ser que a él, tu compañero de caminatas, no vea que a a nadie le importe su punto de vista, sin embargo, te puedo decir que con las personas con las que me reúno, me tomo un café, o mantengo una charla en profundidad, a mi si me importan sus puntos de vista, sino no me reuniría con ellos, ni caminaría con ellos, ni por supuesto mantendría una charla en profundidad.
B) Nos comentas en otra frase : "cuando leo en muchos blogs la plasmación de la personalidad del bloguero de modo que se proyectan sus simpatías y odios, sus gustos a antipatías...,"
Es que no deja de ser una cosa personal, Joselu. Y tenemos la libertad de entrar o no en él, o de irnos, o de no contestar, o de borrarlo de nuestra lista. No hace falta enfadarse. Mira, de mi blog se han marchado muchas personas, muchas. Otras siguen, pero no escriben porque no desean ser vistas, y otras continúan. ¿Porqué han marchado?, porque quieras o no, cuando escribes reflejas aquello con lo que estas, o no, de acuerdo, y en Cataluña ha habido, gracias a la política y a los políticos, una fragmentación, de la que yo, evidentemente, también me he contaminado, y eso se ve en lo que insertas y/o escribes.
C) Sigues con : "Hay que dosificar cuidadosamente nuestros juicios porque ser demasiado sincero es peligroso y controvertido como una dosis de arsénico en la tortilla de patatas."
Se puede decir lo que se piensa sin llegar al juramento hipocrático, porque es posible que los dos estemos mirando la misma taza de café, pero yo la mire por arriba y tú la mires por abajo, la taza será verdadera, pero no será verdad nuestra visión, porque será parcial, yo la veré con un orificio hueco para el contenido y tú no verás más que una base. Luego, antes de emitir un juicio, lo que debemos hacer es saber si estamos preparados para hacerlo, si lo sabemos todo, y si tenemos la verdadera fuerza moral que nos permite hacerlo.
D) Comentas: "Tal vez es necesario añadirle a todo una buena dosis de amabilidad, tolerancia y generosidad, pero cada uno es cada uno, y hay a quien le sale todo esto con extrema facilidad y a otros les cuesta mucho más."
No me gusta la palabra "tolerante", parece que el que tolera está por encima de los tolerados, pero todos erramos y cometemos fallos; humillarse no es humillante y pedir perdón o disculpas cuando la hemos "cagado", nunca está de más y es un ejercicio que reconforta, al menos desde mi perspectiva.
PD: Tú has optado por crear otro bloc, en la creencia de que irían a él todas las personas que a ti te gustaría que estuvieran, pero estoy seguro de que habrá personas que te agradan más que otras que te lean, y te contesten, e incluso, que no esperabas que se presentaran en el nuevo bloc, tanto como encontrarás a faltar otras que si esperabas que lo hicieran y no sabes porqué, no lo han hecho. Yo hubiera seguido con el mismo bloc, hubiera puesto el candado y hubiera abierto la puerta a quien deseara que me leyera. Pero son puntos de vista, y mi punto de vista, y ahora voy a lo de antes, no puede ser válido porque no soy tú, y tú eres física y metafísicamente el creador del contenido, y no tengo derecho a... juzgar.
Y no creo que tengas ego, tienes tu manera de pensar y un razonamiento de las cosas que particularmente me agrada y con las que comulgo en muchas de sus vertientes.
Un abrazo
Miquel
jajajaja....me ha gustao lo de kumbayá..
EliminarUn abrazo
Te digo, lo que mi mujer me dice muchas veces: "tú no te preocupes..."Pues eso, no te preocupes, tú escribe, opinas. No leo absulutamente ni un libro, antes sí, pero sin embargo me gusta leer los blogs ,me entretienen, me dan compañía mientras trabajo en el ordenador, es como si fueran compañeros. Fíjate ,que a veces cuando voy en bici, me paro ,me siento en un banco, saco el móvil ,leo e incluso dejo una opinión escrita y sigo mi recorrido.
ResponderEliminarSaludos.
A veces me he preguntado por tu blog, pero cuando voy a él, aparece un título sin publicaciones. En todo caso, es valiosa tu aportación porque tú sí que ves interés en las opiniones que aparecen en los blogs que no dejan de ser formas de ver el mundo. Y es eso lo que son, intentos de adentrarse en la realidad. Tú te distingues en tus comentarios por un extremo pragmatismo que a veces resulta curioso ante opiniones, a veces un tanto en el aire. Tú pones la versión de aterrizar en lo real con una lógica concreta que es interesante. Muchas gracias por tus aportaciones y por tu curiosidad. Saludos, car res.
EliminarMi premisa básica en la vida siempre ha sido, "a nadie le importas una mierda" Y eso, lejos de hundirme en la tristeza, me ha dado cierta libertad porque, en el fondo, nada de lo que hagamos o digamos es importante.
ResponderEliminarSupongo que los blogs es como ir al pie de un acantilado, gritar eso que llevas dentro y esperar, con algo de suerte, que un eco en la otra esquina del mundo te conteste con algo diferente. Algo que no sabías, algo con lo que no estás de acuerdo y que te obligue a reposicionarte en el mundo....
A mi me sirve lo que leo y lo que la gente opina... no sé, hacen mi mundo un poco más grande.
Saludos
Sí, Beauséant, saber que a nadie -o a casi nadie- le importamos una mierda es fruto de un aprendizaje útil y sensato. No hay noticia, por escandalosa que sea, que al cabo de un tiempo no haya pasado al olvido y la indiferencia generalizada. Solo hay que dejar pasar el tiempo. Saber esto, nos libera de peso, nos hace ligeros, leves. No hay nada firme bajo nuestros pasos y el paso del tiempo nos confirma en ello, todo son opiniones relativas acerca de la mayoría de las cosas. Antes daba un valor importante a ciertas opiniones pero ahora me doy cuenta de que son personas como yo, como nosotros, que expresan lo que pueden, lo que saben o lo que les dejan, poco más. Pero, sí, es cierto que en este juego de perspectivas a veces hay chispazos muy interesantes y hay que estar atentos para oírlos, captarlos y diferenciarlos. De hecho, ¿qué es la vida sino eso? ¿Para qué leemos, para qué vemos cine, para qué seguimos conversando, sino para que algo nos cambie y nos haga, como bien dices, reposicionarnos en el mundo? Saludos, con tus comentarios breves, nos haces pensar.
EliminarSí, es verdad,Joselu, que nuestras opiniones pueden ser irrelevantes, no creo en los efectos mariposa que desencadenen un aluvión de ideas, a raíz como decía, de nuestra opinión vertida. Me pasa con un amigo, al que temo en su vehemencia. Necesita vencer con cualquiera de sus peroratas, que entiende como un pugilato de ideas. Se reproduce como un Narciso, la prosodia propia de un actor de relativo éxito como si recitara A un Orestes clamando venganza. La turra que me ha dado con la Guerra de Gaza, para convencerme de ideas absolutas y cuando caía el telón imaginario, se creía merecedor del aplauso pero se encontraba con mi hesitación acerca de todo y de todos, más en ese conflicto y otros que no se abordan como la eliminación de los asirios.
ResponderEliminarPor otro lado, a medida que retoñan los años en tu rostro y acumulas experiencias, creo más innecesario la confrontación de ideas que algunos entienden como enfrentamiento casi personal. Sí escucho y me gusta escuchar ideas y perspectivas diferentes, pero no veo la necesidad de pasarlas por ningún tamiz. Y menos lograr epifanías en los que tienen diferentes creencias. Y digo bien, porque la ideología se ha convertido en una suerte de religión en la que no se analizan hechos, sino que se buscan excusas si atañen a los "santos" de nuestro panteón.
En cuanto a que se debe tener cuidado a la hora de emitir tus juicios, completamente de acuerdo. Yo trato de no emitirla, si el receptor tiene la piel muy fina o la edulcoro. En cualquier caso, nunca alabo lo que no me gusta.Suelo ser muy sincero y si no me merece consideración una entrada, prefiero reservarme mi opinión. De la comunicación y de sus dificultades puedo dar fe. Hubo un tiempo que di clases de economía y me creía estar en una nube. Sentimiento que no compartían los receptores de mis clases. Un saludo, Tot y entrada de comunicación fuerte y sincera.
No hay nada que me fatigue tanto como el ejercicio de intentar convencer a alguien, ni siquiera lo intento, y menos en el tema de Gaza del que no he hablado con nadie, aunque tenga ideas -contradictorias, cómo no- acerca de lo que está pasando. No pretendo convencer a nadie, lo eludo, lo esquivo... Y además, nadie es capaz de convencer a nadie y menos a ciertas edades. Al comienzo de mi carrera como profesor planteaba ejercicios de disertación y debate en las aulas en un tiempo prodigioso como la transición. Había ganas de aprender, de saber, de acceder a nuevas ideas, totalmente diferente a nuestro tiempo, en que todo son apriorismos y consignas pétreas. No tiene sentido intentar convencer en una época en que cada uno tiene, como dices, su propio panteón inamovible. Con mis respuestas en los comentarios pretendo rodear los problemas planteados, acariciando al interlocutor para que se haga accesible a nuevos modos de ver las cosas. Odio que me pretendan convencer y siento que a todos les pasa lo mismo.
EliminarEn cuanto a la oportunidad de nuestras palabras, ciertamente hay que ser muy cautos porque se suele tener la piel muy fina. Y las palabras son agudas y lacerantes, y pueden doler más que las piedras. Y también, cuando fui profesor me creía encima de una nube y cometí importantes errores -junto con aciertos- que luego me dejaron un acre sabor de boca. Al principio, era muy duro en mis comentarios, hasta que la realidad me puso en mi lugar en un nuevo tiempo en que realmente no se puede decir nada ni ligeramente crítico. Muchas gracias por tus comentarios, tan meditados y oportunos. Un saludo.
“Hablar de cómo vemos la realidad o qué pensamos acerca de ella es algo intrascendente y no importa a nadie”.
EliminarAunque seas muy categórico (o drástico) en lo que manifiestas, entiendo el significado subyacente de esas palabras, de ahí que concuerde contigo en cierta medida pero en otros aspectos no tanto. Me gustaría hacer algunas puntualizaciones (sin ánimo de convencer a nadie de nada, en eso coincidimos).
Nuestro punto de vista sí importa a otras personas (evidentemente no pretendemos que a todo el mundo). Y no es tal esa intrascendencia que señalas.
Cuando eres niño vas configurando tu visión de las cosas interesándote por los puntos de vista de los amigos, de hermanos, padres, tutores, etc. En esta etapa es crucial hacerlo, echar mano de los referentes que tengas al alcance, son el material que te permiten ir construyendo una primera idea del mundo.
Ya sé que esta capacidad va perdiendo vigor a medida que nos hacemos mayores, cuando nuestra cosmovisión está más o menos asentada, pero no por ello se convierte en un ejercicio inútil, pues uno va matizando sus opiniones (madurándolas), y evaluando las fortalezas y debilidades que poseen, sopesándolas con otros puntos de vista acerca de las cosas, de lo general a lo particular y viceversa; sondeamos a nuestro entorno cercano y también a personas totalmente ajenas a nuestro círculo de conocidos. Estamos razonablemente convencidos de nuestras ideas y opiniones… pero no nos resistimos a cotejarlas con otros puntos de vista, eso es un estímulo para el pensamiento y la reflexión.
Cuando surge la conversación entre dos amigos, o entre tu amigo de caminatas y tú, ésta se hace enriquecedora porque ambos consideráis con interés el punto de vista del otro… de lo contrario conversar perdería su atractivo.
En nuestros blogs, varias veces nos hemos agradecido mutuamente la publicación de tal o cual entrada, sobre lo que sea, porque sus puntos de vista nos han hecho reflexionar hondamente en los nuestros a partir de la cuestión tratada, nos han hecho pensar desde ángulos que no habíamos considerado, y eso nos ha resultado muy sugerente.
Tu entrada intenta hacernos llegar tu punto de vista, sobre lo intrascendente que es el punto de vista de un ciudadano anónimo acerca de las cosas en general (es una bonita paradoja).
Y, mira por donde, yo acudo a este blog, dedico algo de mi tiempo en leer estas líneas de un “ciudadano anónimo e intrascendente”, y me tomo aún más tiempo en elaborar una respuesta a lo que has escrito.
En suma, me ha interesado mucho tu punto de vista, así como el resto de comentarios que he leído con atención.
Asumo que mi interés por lo que expresas, o el tuyo por lo que yo manifieste es intrascendente para cambiar nada… pero en esta tarde de viernes, rodeado de convalecientes con gripe, he dejado de leer por un momento prospectos médicos, y ahora voy a mi biblioteca a por alguna lectura sugerida en este intercambio de pareceres, creo que voy a leer un poco a Emile Chartier (aquel célebre filósofo francés conocido como “Alain”; 1868-1951), y su ensayo (sus Propos); “Sobre la felicidad”. Ya ves, una lectura (en esencia un punto de vista) osada para estos tiempos.
Abrazo y que tengas feliz y provechoso 2024, amigo Joselu, y al resto de concurrentes, por supuesto, feliz año.
El mundo de los blogs es diferente y, de modo preciso, algunos blogs que plantean ideas sugerentes. Mi línea de argumentación apuntaba a un tiempo en que el hombre común mediante las redes sociales ha hecho oír su voz de modo contundente. Nunca en la historia había tenido tal importancia la voz del hombre común, del hombre sin atributos, y ello ha tenido consecuencias, a mi juicio devastadoras en muchos sentidos. Antes de la eclosión de los blogs y las redes sociales para publicar había que pasar unos filtros de calidad que eran las editoriales. Así ha sido la historia de nuestra cultura, controlada y elitista, se podría decir. Ahora cualquiera puede publicar sus ideas en X o en Facebook o en Instagram, o en los blogs; se autopublican miles y miles de libros anualmente. Parece que los individuos de la sociedad tienen obras de arte desconocidas que son autopublicadas, abundan los poetas de internet con millones de visitas a sus páginas... Nunca el ciudadano anónimo ha tenido más canales para hacerse oír. ¿Es algo positivo o algo negativo? Ahí diferiríamos, pero sé a ciencia cierta que los ensayos que lees y de los que soy en parte consciente, son textos con solvencia y plenitud intelectual. ¿Es relevante la voz del hombre anónimo del siglo XXI? Podríamos abrir un debate, pero entiendo que la falta de filtros es necesariamente sospechosa. Claro que hay intervenciones valiosas en este mundo, pero creo que en su conjunto siento que ha sido una tragedia darle voz al hombre medio. He vivido más de la mitad de mi vida teniendo acceso a obras literarias o de pensamiento que me llegaban por diversos canales pero mediatizadas por agentes culturales. Pero la aparición de las redes sociales ha dado voz a cientos de miles de "bárbaros" que las utilizan para odiar o vituperar o cancelar a quienes consideran sospechosos. Desconfío de la voz del hombre común, desconfío de la mía incluida, puesto que sé que tengo poco que añadir a lo dicho. Me gusta pensar, eso es cierto, y cuando escribo esta respuesta lo estoy haciendo, pero no creo realmente que tenga mucho que decir. Puede haber algo de sinceridad, pueda haber aportaciones ingeniosas, puede haber meditaciones estoicas muy interesantes, pero, en conjunto, en parte ya todo ha sido dicho. La opinión de mi amigo es oportuna en cuanto a que no se cree con la posibilidad de considerarse interesante como voz pública. Ello no quiere decir que no existan voces valiosas, en las entradas y en los comentarios, estos últimos que son lo mejor del proceso de publicación-reflexión. Este era el fondo de mi opinión que para nada tiene que ser relevante. Ya hace un siglo que Ortega publicó La rebelión de las masas, que no ha sido plenamente vigente hasta los últimos veinte años en que se ha producido una revolución que me ha dado voz, pero con valor relativo porque no resistiría el filtro de una criba intelectual. Es a eso a lo que me refería. No obstante, es un placer leerte en tus post que hacen referencia a lecturas y a paseos, así como en tus comentarios. Feliz año, querido Paco, también para tus hijas a las que conozco y a Araceli.
EliminarSoy un grano de arena en esta playa.Pero me encanta visitaros y sobre todo estas reflexiones donde me encanta chapotear y siempre salgo aprendida.
ResponderEliminarFeliz Año, estimado Joselu y que sigas abriendo tú casa
Igualmente, para ti, Bertha, a ti y a esas islas Canarias que tanto amo y que tanto he visitado. A mi mujer y a mí, nos gustaría perdernos, especialmente en la islita La Graciosa junto a Lanzarote, donde hemos estado pasando semanas en dos ocasiones. Mi casa está abierta, Bertha, feliz año.
EliminarTe he descubierto en esta madrudada de intenso frío
ResponderEliminarME HA GUSTADO ENCONTRARTE
Somos viejos conocidos.
EliminarMe adhiero a lo que dice la wikipedia acerca de los blogs: «Un blog o bitácora es un sitio web que incluye, a modo de diario personal de su autor o autores, contenidos de su interés, que suelen estar actualizados». Pues bien, ese es mi caso. Para mí es un diario personal. Muchas veces recurro al archivo de mi blog en busca de entradas que hice acerca de algún asunto, y allí encuentro cosas que había olvidado completamente.
ResponderEliminarYo me limito a colocar las fotos que me gustan; algunas tontunas del Ath. de Bilbao o de fútbol; los montajes que me entretiene hacer; las exposiciones que visito; las viñetas que encuentro acertadas bien dibujadas o divertidas; los edificios que me gustan; la música que me estimula; algo de los libros que leo; las opiniones de otros que me parecen acordes con mi manera de ver las cosas (y si tienen un poco de humor, miel sobre hojuelas). Me gusta mucho hacer todo esto, me siento más vivo que cuando no lo hago. No pretendo que a nadie le gusten esas imágenes, ni el fútbol de mi equipo, ni los montajes, ni que visiten esas exposiciones, ni le hagan gracia las viñetas, ni le intereses un pijo los edificios o la música que propongo, ni que lean los libros de los que hablo, ni que estén de acuerdo con las opiniones de los articulistas que selecciono.
Y cuando deseo expresar una opinión personal sobre un tema candente, me visto de cura y suelto una homilía, seguramente dirigida a la iglesia vacía (me sigue poca gente, por suerte, y no me martillean decenas de comentaristas a los que contestar, aunque a los de siempre sí que me entretiene hacerlo). Esto último, lo de las homilías, lo hago a veces porque no me quedo tranquilo si no digo lo que pienso, me da la impresión de haberme callado vergonzantemente ante temas que me joden para no tener problemas. Es por este motivo por lo que he perdido seguidores que fueron fieles hasta que me empecé a meter un poco con el "Jefe del Ejecutivo" y su banda.
Pero no pretendo hacer apología de nada, mi opinión, en efecto, sé que no interesa a nadie y me da igual. La expreso para mí, en realidad. Y si entro en otros blogs no lo hago con intención de rebatir lo que allí se dice. Hay mucho pelma suelto, mucho ideólogo, mucho literato de medio pelo, mucho pedante y mucha cursilería, almíbar a raudales. Y no tengo todo el tiempo del mundo para leer a esa gente. Solo entro en aquellos en los que encuentro asuntos, escritos y opiniones que me interesan, publicado por gente que me interesa o a la que aprecio. Y me gusta hacerlo, me acompaña mirarlos, pero no me siento obligado a comentar si no tengo nada que decir.
En fin, Joselu, perdón por la chapa, ya ves cómo enfoco esto de la blogosfera en la que estamos inmersos. Creo que venía al hilo de tu entrada. Un saludo y buen año 2023. Si seguimos escribiendo en este mundillo... ¡buena señal!
Llevo en esto desde septiembre de 2005 y he pasado por muchas etapas, teniendo en cuenta que el blog anterior era una bitácora con contenido profesional y existencial. Veo con placer tu planteamiento, completamente fuera de objetivos trascendentales, a pesar de las homilías. Te lo pasas bien compartiendo algunos contenidos sin esperar que te lea mucha gente, sientes placer haciéndolo. Es un enfoque pragmático y lejos de ínfulas demasiado elevadas, sin pretender evangelizar a nadie, pero no eludes manifestar tu opinión acerca de algunos temas cuyos enfoques te han costado algunos seguidores. Eres un hombre tranquilo y sensato que das a esto su relativa importancia, poco más allá de un divertimento. Eres consciente también de la pedantería, cursilería y el excesivo almíbar que abunda por la blogosfera. Es un placer leerte y que, cuando te apetezca, sea desde la isla mágica o desde otros lugares, me comentes. No lo considero una obligación, faltaría más, pero me alegra ver las siglas G.U.
EliminarPersonas como tú, animan a los profesionales de los blogs... Buen año también para ti. Algún día he de volver a la isla mágica, pero recuerdo cuando la recorría en bicicleta y sé que ya no será lo mismo.
El buen año que te deseo es el 2024, "of course". El pasado, pasado está.
Eliminar¿Cisne en llamas? Qué callado te traías este nuevo proyecto. Tendré que ir al comienzo y enterarme. ¿Sabes qué? No me importa mucho que los blogs tengan los mismos lectores de siempre. Es una comunicación a otro nivel y siempre ha sido así, detenerse a sopesar ciertas cosas sin prisa y a tratar de entender lo que el otro dice antes de apresurarse a responder (claro, no todo merece una lectura). Te diré que me acuerdo del primer escrito tuyo que encontré al azar. Era sobre un viaje a Alaska, y gracias a ti me parece que alguna parte de mí estuvo allí.
ResponderEliminarCreé este blog hace dos o tres meses, intentando distanciarme del blog profesional que era Profesor en la secundaria. De todas maneras, me has encontrado -hábil rastreador como buen periodista que eres-. Ambos llevamos desde comienzos de siglo y la blogosfera ha dado cambios enormes desde entonces. Por aquí los blogs y su contenido disertativo se ha quedado para escritores de cierta edad porque los jóvenes prefieren otros modos de expresión. Y sí, recuerdo aquellos posts sobre Alaska en mis primeros tiempos cuando nos conocimos y empezamos a encontrarnos en busca de sentido de muchas cosas, tarea en la que seguimos. Escribir merece la pena con buenos lectores y blogueros amigos. El nuevo año llegará a Nueva York con cinco o seis horas de diferencia a aquí en España. Que lo disfrutéis. Y a la espera de una visita vuestra a Barcelona, que queda pendiente.
Eliminar