sábado, 30 de marzo de 2024

Jesús de Nazaret y el vacío

Son días pausados de semana santa en que se recrea la historia de Jesús de Nazaret, el mito de un hombre concreto e histórico -del que se sabe muy poco- y que fue reinventado posteriormente por escritos que asumieron el carácter de sagrados que ficcionaron su vida y lo convirtieron en un hombre-Dios transformando su realidad histórica de líder antirromano y representante de un renacer judío para traer el reino de Dios a su pueblo de Israel. Sus primeros seguidores, los ebionitas, no lo consideraron Dios, sino un hombre singular que seguía la ley mosaica. Negaban su divinidad y que preexistiera, aunque lo consideraban mesías. Era la congregación de los pobres y veían en la pobreza una bendición. 

 

La derivación del mito de Jesús, totalmente reconvertida por Pablo de Tarso y sus evangelistas lo llevaron a ser antijudío y ocultaron su característica de líder de un movimiento político y religioso antirromano. En ese carácter antijudío se ha fundamentado la iglesia que derivó de su interpretación sesgada convirtiéndose en una institución antisemita. Pero la gran paradoja es que Jesús de Nazaret era judío hasta la médula y nunca pretendió romper con el judaísmo. Ni sus enemigos fueron los escribas y fariseos, sino los romanos que veían en él a un potencial enemigo que amenazaba la paz del imperio, y, por eso, lo crucificaron, no entre dos ladrones sino entre otros partidarios suyos. 

 

La invención de Jesús de Nazaret como Dios fue construida posteriormente y declarada dogma de fe por el concilio de Nicea en el año 325 aunque en dicho concilio hubo una profunda división entre la corriente dominante y los arrianos que no consideraban Dios a Jesús. Los arrianistas fueron perseguidos sangrientamente por la iglesia vencedora en el concilio. 

 

Jesús convertido en Jesucristo -que ha resucitado entre los muertos y Dios-Hombre, se convirtió en el mito más exitoso de la historia y ha dado forma a una civilización occidental, a sus creencias, a su arte y a su literatura. 

 

En estas fechas, en una sociedad crecientemente arreligiosa, se celebran esos días entre la entrada triunfal en Jerusalem, la última cena, la detención y flagelación de Jesús, así como su muerte mitificada, y lo más sorprendente, su resurrección posterior que se celebra mañana. 

 

Las interpretaciones de este mito han sido innumerables y su realidad histórica se ha olvidado totalmente recreada por sus exegetas y algunos de sus seguidores. 

 

Su realidad es pura literatura y supone el triunfo absoluto de un mito que vertebra la historia de occidente y divide el tiempo histórico antes de su nacimiento y posterior a él. Las personas de cierta edad hemos sido educadas en torno a una religión que tenían como eje el pecado y la pulsión de castigo, algo que las nuevas generaciones han dejado atrás igual que es generalizado el desconocimiento de las bases de nuestra cultura, desde la Biblia, a los poemas místicos de Juan de la Cruz o los iconos medievales rusos o los pórticos de las catedrales e iglesias de los pueblos. Yo me crie con imágenes religiosas que me aportaron algo interesante además de la idea de pecado y castigo -que me afligieron gravemente- y es la idea de trascendencia, la concepción de que hay un mundo que está más allá del material y que da fondo y forma a una tradición artística, mística y espiritual que sin esa base, se queda en una civilización plana, hedonista y superficial. 


                                                                       Cristo de Carrizo 

Mal que nos pese, el mito de Jesús de Nazaret y su cristología, aun a pesar de su literaturización, ha creado algunas de las mejores páginas y obras artísticas de nuestra civilización. Por ejemplo, el cristo de Carrizo, por ejemplo, el cristo que subyugaba a Dostoievski, el de Holbein. Por no mencionar a Bach. El cristianismo, pese a su poder represor y sanguinario, ha alumbrado a seres hacia la luz, y fuera de esta, nos quedamos huérfanos de una tradición que conforme nuestra existencia, vaciados en la nada y en la banalidad. 

jueves, 21 de marzo de 2024

La libertad negativa y la positiva según Isaiah Berlin

Continúo con la apasionante biografía de Isaiah Berlin de Michael Ignatieff que fue su biógrafo durante muchos años de su vida, y la citada biografía se publicó tras la muerte del pensador liberal. 

 

En Isaiah Berlin se da un dilema trágico como pensador liberal. Él fue el creador de los conceptos de libertad negativa -que el individuo pueda hacer lo que quiera sin restricciones siempre que no choque con la libertad negativa de otro ciudadano- y libertad positiva propia de los estados en que la libertad es condicionada por conceptos como la justicia, la solidaridad, el bien común, la moralidad pública, el estado, la seguridad, la salud...

 

Berlin señala que ambas libertades no son compatibles. Los revolucionarios de 1789 proclamaban en sus lemas ¡Libertad, igualdad y fraternidad! La libertad negativa no es compatible con la igualdad y la fraternidad, son contrapuestas. 

 

Los marxistas han creado “paraísos” basados en la dictadura del proletariado en que la libertad ha sido abolida totalmente para -según ellos- conseguir la igualdad y la justicia social. 

 

Pero no hace falta llegar a regímenes totalitarios para considerar que las tendencias socialistas, aun democráticas, laminan la libertad individual para adecuarla a fines superiores y de esta manera el estado vela por nuestros intereses para protegernos como ciudadanos, entendiendo que somos incapaces de elegir “correctamente” por nosotros mismos, sea en el ámbito político, social, sanitario, pedagógico..., y así se multiplican los métodos de educación y control en todos los órdenes por medio de propaganda o normativas y legislación que trunca la capacidad de libertad negativa de los ciudadanos y es siempre por nuestra seguridad

 

En China, un sistema comunista de partido único, se ha creado un carné por puntos en que se registra absolutamente toda la actividad de los ciudadanos, así como sus faltas o delitos ideológicos de todo tipo. Se argumenta que es por el bien del estado y por la seguridad de sus ciudadanos. Y se añade que el que no tiene nada que esconder, no tiene por qué sentirse intimidado. 

 

En España, tenemos un gobierno progresista que vela por nuestros intereses y por nuestra seguridad lo que hace que la libertad de los ciudadanos sea cada vez más restringida supeditada a conceptos superiores establecidos por el gobierno y la política de turno. 

 

Este es el dilema trágico para un político liberal. La libertad no hace a los individuos mejores -en sistemas fuertemente dictatoriales, hay personas que se enfrentan a la opresión heroicamente (pensemos en Nelson Mandela o Anna Ajmatova, por ejemplo), ni la verdad ha hecho necesariamente libres a los hombres. Pero para un pensador liberal, la llamada libertad negativa es esencial frente a la libertad positiva que coarta la primera de un modo decisivo.  

viernes, 15 de marzo de 2024

De lo sagrado y lo profano

Desde hace unas semanas, estoy inmerso en la lectura del primer tomo de la Historia de las creencias y las ideas religiosas I: De la Edad de Piedra a los misterios de Eleusis, escrito por Mircea Eliade. Voy leyendo lentamente y pensando lo que percibo en esta obra, considerada como una de las más grandes epopeyas intelectuales del siglo XX. 

 

En las consideraciones previas retengo algunas ideas que me van a servir de base para una entrada en el blog. 

 

Una de ellas es que, según Mircea Eliade, “la experiencia de lo sagrado constituye un elemento más de la estructura de la conciencia”. 

 

La segunda idea que retengo se dirige "a la única, aunque importante, creación religiosa del mundo occidental moderno: la última etapa de la desacralización que viene a ilustrar el perfecto camuflaje de lo sagrado, o más exactamente, su identificación con lo profano.”

 

Estas ideas me sedujeron porque revelan algo muy presente en mí, la idea de lo sagrado en pugna con una civilización desacralizadora que condiciona toda experiencia a una trivialidad y banalidad sobrecogedoras. 

 

En nuestro tiempo, desde el comienzo de la modernidad, hemos perdido el sentimiento de lo sagrado que forma parte, según Eliade, de la estructura profunda de la conciencia, algo que acompañó a la humanidad desde la Edad de Piedra en su sentimiento religioso y cósmico de la realidad hasta la era moderna en que se camufla lo sagrado con lo profano. Lo camufla pero sigue vivo en multitud de ritos o manifestaciones sociales. 

 

Recuerdo que cuando era actor -una experiencia inolvidable- tenía el escenario como un espacio sagrado. Lo barría cuidadosamente antes de la función y lo tenía como un espacio espiritual en que se desarrollaba un hondo drama por la fusión de mi realidad como ser humano con la de personajes ajenos a mí con los cuales me iba a mimetizar. 


domingo, 10 de marzo de 2024

La España mística

Hace unos meses leí el libro sobre Teresa de Jesús escrito por Olvido García Valdés. Su lectura me llevó un par de semanas y tuve ocasión de entrar en la fascinante figura de una mujer singular, que padeció la persecución de la Inquisición y las intrigas de sus enemigos a muerte, los carmelitas calzados. Fundó muchos conventos en España tanto femeninos como masculinos con unas normas muy estrictas de devoción y de oración interior lo que suscitó muchas sospechas de iluminismo por parte de sus enemigos y la Inquisición. Teresa se enamoró espiritualmente de un fraile, Jerónimo Gracián, que era treinta años más joven que ella pero este no correspondió a su generosidad. Su relación con Juan de la Cruz fue conflictiva. Se respetaban pero representaban modelos diferentes de sentir la espiritualidad. 


Al hilo de esta lectura, escribí esto que sigue sobre la fuerza de las corrientes místicas en la España del siglo XVI: 


lunes, 4 de marzo de 2024

Los erizos y los zorros

El pensador Isaiah Berlin (1909-1997), de origen letón aunque educado en Inglaterra donde seria profesor de Teoría Social y Política en Oxford, fue una de las mentes más destacadas del siglo XX y autor de numerosos ensayos brillantes que mantienen la fe en las ideas y en la influencia que tienen en la conducta de los individuos y las sociedades. 

 

Traigo aquí una de sus propuestas que me parecen de especial interés: su división del género humano en dos clases, los erizos y los zorros. La fábula que le da origen a esta división aparece en el poeta griego Arquiloco en la que se recoge: “El zorro sabe muchas cosas, pero el erizo sabe una gran cosa”. La fórmula sirve para diferenciar a dos tipos de personas, de artistas, de seres humanos en general: aquellos que poseen una visión centralizada, sistematizada, de la vida, de acuerdo con un principio ordenador en torno al cual se organizan los acontecimientos históricos y los sucesos individuales. Son los erizos. El otro tipo de personas tienen una visión plural y dispersa, múltiple de la realidad y de los hombres. No integran todo lo que viven en una visión unitaria y coherente sino que ven todo como una compleja diversidad, en un todo tumultuoso, contradictorio, sin un centro unificador. Son los zorros. 

 

Los erizos poseen una visión centrípeta, y los zorros, centrífuga. Isaiah Berlin identifica a diversos creadores en una u otra dimensión: Dante, Platón, Hegel, Dostoievski, Nietzsche, Proust fueron, según Berlin, erizos. Y zorros, Shakespeare, Aristóteles, Montaigne, Molière, Goethe, Balzac, Joyce. 

 

Los zorros poseen una visión pluralista y abierta del género humano. Con ellos, se identificaba Isaiah Berlin. Poseedor de astucia e intuición que aplicaba en sus ensayos. Esta metáfora del erizo y el zorro aparece al principio de su genial ensayo sobre la teoría de la historia de Tolstoi, pero tras formularla, advierte contra los peligros de cualquier clasificación porque puede ser artificial y absurda. De hecho, considera a Tolstoi como una mezcla de erizo y zorro. 

 

No obstante, esta división puede servir para entender a algunos personajes de la historia de la cultura y a personas en general, aquellos que poseen una visión totalizadora que llega a la raíz de todas las experiencias -san Agustín, Tomás de Aquino, Sade, Marx, Freud-. En ellos, el azar, lo accidental y lo gratuito desaparecen del mundo que es como si no existiera. 

 

Los zorros están por contra en lo particular, lo general no existe, solo existen los casos individuales que no constituyen una unidad sino más bien una confusión vertiginosa, un cúmulo de contradicciones.

 

En todo erizo hay un fanático; en un zorro, un escéptico y un agnóstico. 

 

Gracias a los erizos se han realizado profundos sistemas de pensamiento o literarios, son conquistadores de grandes empresas para las que hacen falta celo y heroísmo. Gracias a los zorros, ha progresado la visión centrífuga y liberal, la tolerancia, la diversidad, la libertad. Su visión múltiple permite contemplar un mundo más abierto y plural de formas. 

 

Los zorros envidian la visión totalizadora y centralizada de los erizos, y los erizos envidian la pluralidad de enfoques y la libertad íntima de los zorros. 

 

¿Con cuál te identificas, tú, lector? En mi caso, no cabe duda de mi dispersión y de mi multiplicidad zorruna. Y envidio siempre a los erizos. 


(El enfoque e inspiración de esta entrada está en el ensayo La llamada de la tribu de Mario Vargas Llosa)

Gatos

Nos echamos la siesta y leo  Filosofía felina  de John Gray. Los gatos son solitarios y no se pasan la vida pensando en sí mismos y en que h...