domingo, 7 de enero de 2024

Ya estábamos allí

He dedicado mucho esfuerzo en intentar recuperar los primeros recuerdos infantiles en torno a los tres años y sobre todo entre los cuatro y los seis primeros dígitos de mi vida. La ciencia desconoce por qué se produce un fenómeno al que se llama “amnesia infantil” por la que parece que hemos olvidado todo lo relativo a nuestros primeros años, sea porque el cerebro es todavía inmaduro o porque, según expresó Freud, dichos recuerdos son reprimidos por el consciente dada su naturaleza psicosexual. 

 

Es un territorio que me fascina, y hay bastante fundamento para pensar que lo que somos posteriormente está ya forjado en esos primeros años. Algo así como que nacemos ya formados para luego desaprender. 

 

El niño que era a los cinco años lo tengo muy vivo y a veces siento que nos comunicamos por un túnel cuántico. Si yo pudiera acercarme a aquel niño que fui, no podría ayudarle en nada, pero lo observaría de cerca y vería que yo ya estaba allí... 

 

La capacidad de asombro, de amor, de odio, de sufrimiento, de miedo, de tristeza, de inteligencia, ya estaban allí. Yo no soy sino eso mismo que era, aunque parezca que lo he olvidado... 

24 comentarios:

  1. En búsqueda del bebé que algún dia fui. Ojalá que el crío no se decepcione conmigo

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    1. Es una aparente inversión de la perspectiva, pero no deja de tener buena parte de razón. Hay un libro interesantísimo que se titula "El bebé filosófico" de Alison Gopnik, desafortunadamente no ha sido traducido del inglés.

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  2. Supongo que visto desde nuestra existencia, la actual, si fuéramos conscientes de las muchas vicisitudes que pasamos, nos sería complejo de superar.

    No soy nadie para preguntarte el porqué quieres acercarte a aquel niño que fuiste. Aquello pasó, y en todo caso fue lo que fue, porque lo que importa es lo que queda del trayecto, y no podemos explicarlo porque sería ininteligible y no hay capacidad de poder entenderlo, y aun así, si se pudiera entender, las personas que te rodean preguntarían a razón de que deseas compararlo.

    Y sí, seguro que es así, que eres aquel niño con sesenta años más encima, años que te han dado experiencia, comprensión, capacidad de entendimiento e incluso empatía, la que se necesita para ponerse en el lugar de los demás. Y que han valido, además, para traer dos personas más al mundo, a este mundo que era aquel, pero hoy es este y otro a la vez, con la seguridad de que a ellas no les pasaría lo que a ti. En eso has demostrado tu capacidad sino de olvido, eso es imposible, por lo que nos dices, sí de pacto tácito con el ser humano.

    Cierto que dependiendo de la niñez, creo, tiene uno después, en la vida, más o menos grados de acidez, eso me parece, es inevitable, y lo lleva como mochila.

    También sé que nadie es dueño de sus pensamientos, y que estos asaltan la mente cuando menos te lo esperas, por lo que debemos estar preparados.

    Si mi progenitor no hubiera nacido, tampoco hubiera pasado nada, salvo que hoy, ni mi hijo, ni mis nietos estarían junto a mí, y en eso, aunque me joda, como dice Rosendo en su canción, debo estarle agradecido.
    Un abrazo





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    1. Mi niñez es mi propia experiencia subjetiva de percepción salvaje y filosófica, todos tenemos una, pero la olvidamos. No la quiero observar como fuente de sufrimiento -eso está superado- sino como territorio libre todavía no condicionado por el lenguaje, los estereotipos, la escritura... y que todo ello nos va delimitando un mundo mucho más pequeño de lo que un niño es capaz de experimentar con una mente abierta e inmensa. Para los ilustrados y racionalistas, un niño es un ser incompleto al que hay que dar forma, educar y enseñar, y así la vida nos va conformando mediante la educación y las enseñanzas adaptadas, de modo que nuestro cerebro libre en un primer momento es domesticado y adaptado a la sociedad que nos toca. Es el contraste entre una mente universal y filosófica, con una condicionada y llena de prejuicios. Por eso me interesa aquel niño, el único que tuve. Un abrazo.

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    2. Gracias por la respuesta¡
      Salut ¡

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  3. Como mis primeros años, fueron en una barriada periférica de la Córdoba de entonces, rodeada de trigales, vías de trenes y los primeros pasos de la sierra cordobesa, por mi libertad, reconozco que fui un niño muy feliz. Muchas veces me traslado a esos momentos, setenta y cuatro años después y disfruto de los recuerdos. Toda una suerte, porque hay otras personas cercanas a mi, que le fue mal y continuamente lo expresan son incapaces de borrar esos recuerdos desagradables, por mucho que se les aconseje, que olviden y que vean la suerte que tienen ahora, con una vida completamente desarrollada, bienestar económico, estudios superiores, hijos, nietos, todo. Pero nada.
    Saludos.

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    1. Sin duda, Carlos, la niñez nos marca profundamente. Esos primeros años pueden ser una fuente de felicidad que evocas con placer, y te supone un territorio sagrado que sirve para toda tu vida. Por el contrario, una niñez desdichada se arrastra igualmente de por vida, a menos que la desactives intentándola comprender. Son años mágicos en que la mente está abierta a lo infinito para la felicidad o para el dolor. Raramente es indiferente. Saludos.

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  4. Esta bastante estudiado, y confirmado, que los primeros años de vida nos impactan. Parece ser que la información que nos llega en esos años de toma de contacto con el mundo tiene bastante repercusión sobre cómo seremos en la vida más adelante.
    No hace mucho experimenté con una foto mía de cuando tenía 9 o 10 años, tratando de hablarle a esa niña que fui para confirmarle que ya era adulta y entrada en años ji,ji, y que todo había salido bien, que no se preocupase porque mejor o peor, superaría todos los problemas que fuesen surgiendo. Ese ejercicio curioso me resultó fácil, me vi delante de la niña de la foto (yo misma) como alguien que le hablaba, y me dio mucha paz por cierto. Hay quien dice que si conectas con esa niña o niño que has sido y sueltas tu mensaje, partiendo de que el tiempo no es lineal, estas sembrando en tu propio subconsciente infantil aquello que deseas ver en el futuro. Sé que suena extraño pero este experimento a mi resultó interesante y lo comparto porque gracias a que alguien lo comentó en un blog, yo lo puse en práctica.

    Un abrazo!!

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    1. Tengo muy escasas fotos de mi niñez, las que había se perdieron con la desaparición de la casa de mi madre, pero si queda alguna, el niño allí presente me produce tanto respeto que no me atrevo a hablarle, solo a mirarle y a compadecerle por lo que le queda por pasar, unido a la sensación de maravilla de que tiene un mundo todavía por descubrir. Comulgué a los seis años y tuve que aprenderme un catecismo de sesenta o setenta páginas de memoria para hacer la comunión, lo que quiere decir que dominaba bien la lectoescritura. Ese niño para mí es misterioso y sagrado, solo me atrevo a rozarlo con mi aliento y a admirarlo por lo fuerte que era. Muy interesante tu experimento, pero yo no me atrevería. Un fuerte abrazo, Ana!!!

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  5. Nos marca,creo Joselu, porque no tenemos el bagaje emocional ni psicológico para interpretar determinados acontecimientos, que luego se manifiestan en nuestras mentes, no sabemos por qué arcanos, de las formas más insospechadas Personalmente hay rasgos de mi infancia, inseguridades y emociones, que de pronto aparecen, junto a recuerdos imborrables donde si no alcancé la felicidad completa, si algo que se le parece. Es curioso, no sé si a Tolstói le atribuyen el dicho sobre la Torre Eiffel como un monumento a la imbecilidad humana, mientras el cerebro seguía siendo un misterio. Y más de un siglo después, ha mejorado la neurociencia, pero la mayor parte de sus secretos más profundos, nos siguen siendo ignotos. Vaya temazo,Joselu. En cierto modo, hay un Peter Pan que remueve nuestras conciencias.Un saludo.

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    1. Lo he escrito antes, pero tú lo confirmas: de niño, en la primera niñez consciente -4 a 6 años-, todavía carecemos de esquemas interpretativos para encuadrar las experiencias, vivimos en estado puro, sin estereotipos y el mundo se nos abre por primera vez libre y salvaje. Es un estado de tanta intensidad que sobrevuela en nosotros el resto de nuestra existencia. Luego nos domestican y moldean de acuerdo a reglas y esquemas que nos proyectan en nuestra psique. Un niño es el sujeto más misterioso del mundo, tanto que es difícil aproximarse a él sin una ternura y delicadeza máximas... Solo son tan misteriosas las personas aquejadas de alzhéimer, otra enfermedad sagrada para nosotros absolutamente incomprensible. La mente de un niño tiene una lucidez extraordinaria, yo no sé relacionarme con niños, es un don hacerlo con acierto. Un cordial saludo.

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  6. Por cierto, la fotografía es la bomba. Tres muñecos.

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    1. Busqué una foto antigua y descubrí esta en que las miradas de los tres niños son todas enigmas vivos. El caudal de emociones que contienen es sobrecogedor. Sí, es la bomba.

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  7. Me encanta la foto :)

    He leído algo sobre el tema y, como dices, es un territorio fascinante. Me ha recordado a algunas cosas que leí de Chomsky en el que hablaba del lenguaje, si somos una especie de ordenador formateado o si venimos con algunas cosas pregrabadas de serie.

    También muchas veces creo que tenemos recuerdos "implantados", ya sabes, tus padres te dicen mil veces que estuviste en Dysneyland y acabas por recordar hasta la ropa que llevabas ..

    Un tema interesante.

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    1. Pienso que, sin duda, nuestro ordenador viene ya con información relevante incorporada y que nos condiciona genéticamente, pero nuestra percepción del yo, muy leve cuando somos niños -se va formando poco a poco- nos hace ser sujetos universales y filosóficos en los primeros años de nuestra vida porque somos sumamente permeables e impersonales. La manera de mirar y de sentir un niño es un misterio inaccesible porque no lo recordamos apenas y cuando nos acercamos a un niño, lo hacemos condicionados por nuestra experiencia de adultos.

      En cuanto a recuerdos "implantados" totalmente de acuerdo. Algunas imágenes de mi niñez, contadas por mi madre, contrastan con el recuerdo que tengo yo de ellas, aunque también haya alguna foto. Ser niño es la dimensión desconocida porque cuando lo fuimos, no éramos conscientes de ese estado extraordinario que se va perdiendo a medida que nos adaptamos a los juicios, esquemas y valores sociales y familiares. Un tema realmente fascinante. La foto la he sacado de internet. Ya me gustaría que fuera mía.

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    2. Sí, opino lo mismo que has comentado. Aunque, claro, no conozco más que lo que he leído, no soy una persona experta. El problema es que para asegurar estas teorías habría que hacer experimentos con niños un tanto crueles, no hablar con ellos, criarlos sin contacto humano.. casi mejor seguir en la ignorancia :)

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    3. THE PHILOSOPHICAL BABY. Este es un libro muy interesante que se ha traducido al italiano, al francés y al alemán pero no al español. El bebé filosófico, altamente sugerente. ;-)

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  8. Los cuatro años: ya es una edad que todo te mueve a curiosidad, como también todo te asusta.Mis recuerdos son mis primeras letras ,mis hermanos mayores,somos los tres muy seguidos: soy la tercera y primera niña, de cinco hijos:nuestra mascota una perra llamada Tundra, nos la regalo un vecino recién nacida y un loro :que cada vez que mi madre nos llamaba,el repetía lo mismo.
    Una infancia feliz, sin lujos y como decía mi madre: la tercera en discordia ,porqué era muy protestona...y una mala comedora.Después, con una diferencia de tres años y nueve, nacieron mis dos hermanas.
    A mí lo que me marcó fue cuando nació mi hermana, ya perdía posición.En cambio con la pequeña ,que alegría tan grande, pero ya tenía nueve años.
    A mis hijas: les encanta preguntar a sus tíos como era yo de niña en mi querida Barcelona: vivíamos en La Calle Sepulveda en una casa terrera, por lo que era una gozada poder ir a todos los sitios caminando.Ahora esta generación son los niños con las rodillas impolutas.
    Un abrazo estimado ,Joselu.



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  9. Interesante el libro: me lo apunto.

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    1. Una buena crónica de tu niñez en una familia numerosa, como había muchas antes a diferencia de ahora que es el tiempo de los hijos únicos. Una infancia feliz con hermanos y padres dedicados. Una suerte, Bertha porque no todo el mundo puede hablar de una infancia como esta, cuyas consecuencias positivas habrás notado a lo largo de tu vida en tu carácter en las relaciones con tus hermanos, con tus hijas. Sí, es la generación de las rodillas impolutas y tu querida Barcelona cuando era una ciudad entrañable, de niños y vecinos.

      Un fuerte abrazo, Bertha, muchas gracias por tu comentario.

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  10. Unas letras impactantes. La infancia y su recuerdo. Me gustó. Abrazos

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  11. Estoy de acuerdo con que nacemos ya formados para luego desaprender.
    Me encantaría encontrar ese túnel cuántico y conectar con mi "yo niño" para ahora poder recordar aquellos tiempos en detalle. En mi además concurre un hecho que está relacionado con la capacidad de traer recuerdos a la memoria con precisión absoluta. Ese era el caso de mi hermano mayor, que representaba para todos la memoria de la familia. Hoy ya no está para seguir acercándonos el pasado como una grabación de vídeo.
    Es una reflexión muy interesante la que haces, Joselu. Gracias por compartir tan buenos contenidos.
    Ya te contesté en un post anterior sobre la dirección de mi blog, por si querías saber más y comentar. La adjunto de nuevo: https://marcosplanet.blog
    Si comento como Url en lugar de Marcos creo que no se publica el comentario.
    Saludos cordiales.
    Saludos

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    1. Yo era el hermano mayor -éramos dos-. Mi hermano nació cuando yo tenía ocho años, pero no fui un ejercicio de memoria como sí que fue tu hermano. Recuerdo muy bien, eso sí, el tiempo anterior a su nacimiento del que he escrito. Una pena que tu hermano ya no esté. Saludos cordiales, Marcos.

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  12. Muchas gracias por mencionar lo de mi hermano Vicente.
    Saludos.

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