El pensador Isaiah Berlin (1909-1997), de origen letón aunque educado en Inglaterra donde seria profesor de Teoría Social y Política en Oxford, fue una de las mentes más destacadas del siglo XX y autor de numerosos ensayos brillantes que mantienen la fe en las ideas y en la influencia que tienen en la conducta de los individuos y las sociedades.
Traigo aquí una de sus propuestas que me parecen de especial interés: su división del género humano en dos clases, los erizos y los zorros. La fábula que le da origen a esta división aparece en el poeta griego Arquiloco en la que se recoge: “El zorro sabe muchas cosas, pero el erizo sabe una gran cosa”. La fórmula sirve para diferenciar a dos tipos de personas, de artistas, de seres humanos en general: aquellos que poseen una visión centralizada, sistematizada, de la vida, de acuerdo con un principio ordenador en torno al cual se organizan los acontecimientos históricos y los sucesos individuales. Son los erizos. El otro tipo de personas tienen una visión plural y dispersa, múltiple de la realidad y de los hombres. No integran todo lo que viven en una visión unitaria y coherente sino que ven todo como una compleja diversidad, en un todo tumultuoso, contradictorio, sin un centro unificador. Son los zorros.
Los erizos poseen una visión centrípeta, y los zorros, centrífuga. Isaiah Berlin identifica a diversos creadores en una u otra dimensión: Dante, Platón, Hegel, Dostoievski, Nietzsche, Proust fueron, según Berlin, erizos. Y zorros, Shakespeare, Aristóteles, Montaigne, Molière, Goethe, Balzac, Joyce.
Los zorros poseen una visión pluralista y abierta del género humano. Con ellos, se identificaba Isaiah Berlin. Poseedor de astucia e intuición que aplicaba en sus ensayos. Esta metáfora del erizo y el zorro aparece al principio de su genial ensayo sobre la teoría de la historia de Tolstoi, pero tras formularla, advierte contra los peligros de cualquier clasificación porque puede ser artificial y absurda. De hecho, considera a Tolstoi como una mezcla de erizo y zorro.
No obstante, esta división puede servir para entender a algunos personajes de la historia de la cultura y a personas en general, aquellos que poseen una visión totalizadora que llega a la raíz de todas las experiencias -san Agustín, Tomás de Aquino, Sade, Marx, Freud-. En ellos, el azar, lo accidental y lo gratuito desaparecen del mundo que es como si no existiera.
Los zorros están por contra en lo particular, lo general no existe, solo existen los casos individuales que no constituyen una unidad sino más bien una confusión vertiginosa, un cúmulo de contradicciones.
En todo erizo hay un fanático; en un zorro, un escéptico y un agnóstico.
Gracias a los erizos se han realizado profundos sistemas de pensamiento o literarios, son conquistadores de grandes empresas para las que hacen falta celo y heroísmo. Gracias a los zorros, ha progresado la visión centrífuga y liberal, la tolerancia, la diversidad, la libertad. Su visión múltiple permite contemplar un mundo más abierto y plural de formas.
Los zorros envidian la visión totalizadora y centralizada de los erizos, y los erizos envidian la pluralidad de enfoques y la libertad íntima de los zorros.
¿Con cuál te identificas, tú, lector? En mi caso, no cabe duda de mi dispersión y de mi multiplicidad zorruna. Y envidio siempre a los erizos.
(El enfoque e inspiración de esta entrada está en el ensayo La llamada de la tribu de Mario Vargas Llosa)
Berlin es un pensador magnífico, desarrolló con acierto la tensión política entre la libertad y la seguridad y también ahí define los dos modelos de sociedad. Por lo visto era hombre dado a clasificar en bloques.
ResponderEliminarDe zorros y erizos hay muchos ejemplos, los que él cita no son más que sus propias proyecciones, me parece. Veamos, un Montaigne tenía una profundidad de comprensión de la naturaleza humana que sobrepasaba zorros y erizos, por poner un ejemplo. Si te fijas, es como el horóscopo, todo el mundo comparte rasgos de uno y otro signo. De todas maneras, merece la pena leer a Berlin, nos ayuda a reflexionar sobre la manera de organizarnos en sociedad, desde lo ideológico como punto de partida y, siguiendo su argumentación, nos daremos cuenta de que hoy las ideologías, derecha-izquierda han quedado muy desfasadas. No sirven para orientarnos en este mar de populismos y tecnología avanzada que a duras penas entendemos.
Me atrae el pensamiento de Isaiah Berlin. Esta clasificación entre erizos y zorros por relativa que sea, revela parte de la verdad de la variedad de los hombres. Personalmente, no puedo sino considerarme zorro, no por mi astucia, sino por mi multiplicidad y falta de un centro organizador. A mí me sirve, aunque, claro está que no deja de ser cuestionable, como él dijo, toda clasificación.
EliminarSu idea de las verdades contradictorias es a lo que hacer referencia cuando hablas de que la disyuntiva entre derechas e izquierdas ha quedado desfasada. Dos verdades contradictorias pueden ser perfectamente ciertas las dos, aunque no necesariamente haya una solución acertada para este dilema. Cuando contemplo el panorama político, me doy cuenta de que se impone una visión progresista como la única válida. Que cada uno entienda por progresismo lo que quiera. Y se descarta como centrada en razón, una visión más conservadora. Es esencial poder elegir en libertad entre una visión y otra sin que se imponga una que aplasta la posibilidad de la alterrnancia como está sucediendo ahora. Isaiah Berlin era liberal y su pensamiento sigue vivo y actual, más que nunca en un tiempo en que se imponen cosmovisiones sin alternativas. El supremacismo moral y político que se exhibe es profundamente destructivo. Hay que aceptar la existencia y validez de las ideologías contradictorias. En nombre de la libertad, se han cometido muchos desmanes y atropellos. En nombre del progresismo en educación, se ha hundido cualquier idea de calidad en la enseñanza. Todo tiene un precio pero el peor es no considerar que las verdades contradictorias pueden ser simultáneamente válidas aunque no conciliables. Y estoy de acuerdo, derecha e izquierda como conceptos excluyentes no son válidos. Hay que volver a I. Berlin. El pensamiento liberal es un faro en este mundo de distopías.
Conocí a I. Berlin por medio de Gregorio Morán. Me cautivó. Pero he de decir que jamás había leído esta clasificación.
ResponderEliminarSiempre he evitado las clasificaciones, porque siempre hay fallos en unas y otras.
¿Empiristas o racionalistas? ¿Inducción o deducción? ¿zorros o erizos?...
Nuestra Marga , a la que tengo el gusto y placer de conocer, se me ha adelantado, pero además lo ha dejado claro: todo el mundo comparte rasgos de uno y otro signo.
Y si, ciertamente, no creo que nos podamos quedar enclavados en ese "paquete" con todas las cualidades y todos los defectos de un animal, sino que todos compartimos algo de cada ejemplar.
Soy aristotélico, pero no me considero zorro, y a la vez procuro adaptarme a las circunstancias, sin que por ello me pueda considerar, según esta clasificación, un erizo.
Al igual, lo que soy, es un puerco espín....y no me he dado cuenta ¡.
Un abrazo fuerte. Te aseguro que me ha gustado mucho esta entrada, me ha hecho pensar.
Salut
Es curioso que en tu propia percepción de ti mismo, no distingas la distinción entre zorro y erizo porque para mí no me cabe duda de que eres zorro. Hay blogueros cuya percepción parte de un paradigma central en torno al cual dirimen toda consideración social o política o humana. Se les nota. Hay algunos que no me cabe duda de que son erizos. Iba a poner nombres pero me he abstenido. Es posible que esta distinción sea problemática pero es orientadora. Los zorros son más sensuales pero envidiamos a los erizos por su cosmovisión centrípeta. Siempre he añorado en mí un centro unificador ante la multiplicidad y la dispersión. Soy un ochenta por ciento zorro y un veinte por ciento erizo.
EliminarHay que leer a Isaiah Berlin. Yo estoy en ello.
Un abrazo pratense y cornellanense, todo en el curso del casi inexistente Llobregat.
Comparto lo de ecéptico y agnóstico, aunque no al cien por cien.
ResponderEliminarQuizá unas tres cuartas partes, el otro cuarto lo dejamos en erizo.
Un abrazo fuerte y gracias
Quizás estoy en el equipo de los zorros, no sabría decirte :) mi problema es que tengo mucha facilidad para cambiar de bando en una discusión, siempre veo el lado contrario, el otro punto de vista. Eso es bueno, te da cierta empatía, pero es terrible porque te bloquea y te hace parecer una veleta :) Parece que siempre te convence el último que habla... ya te digo que no podría estar en un jurado ...
ResponderEliminarCuando he pensado en los blogueros que conozco, me he hecho una idea totalmente subjetiva sobre a qué bando pertenecerían cada uno de estos. Es curioso, porque en tu caso percibo un núcleo central que te constituye del que emanan todas tus opiniones o ideas. Esa inseguridad, ese relativismo, esa incertidumbre congénita, esa permeabilidad a los argumentos diferentes que te afectan. Sin duda, no eres un fanático y sí un escéptico y agnóstico. Tienes un componente de erizo, pero fundamentalmente pienso que eres zorro. Erizo porque posees una fuerza interior formidable a partir de la que se proyecta una cosmovisión congruente, y zorro por tu flexibilidad -de junco que no se quiebra con la tempestad-. En todo caso, un hombre interesante.
EliminarVaya, no me esperaba ese comentario... Debería imprimirlo y ponerlo al lado del teclado para cuando tenga un mal día. Ya sabes, como esos "rómpase en caso de incendio"
EliminarSeguiré buscando mi fuerza interior, pensaba que me la habían robado, pero andará por ahí escondida
MUchas gracias
Yo soy màs erizo. Un beso
ResponderEliminarPor la tendencia a la síntesis, puede que tengas razón. Saludos.
EliminarPoco se me ocurre añadir del pensamiento de Berlin, porque me incorporo tarde al debate, Joselu. Salvo que siempre me ha parecido un pensador fascinante, como Walter Benjamin, y otros ilustres, que va tejiendo su telaraña, sin esos rubros especulativos y muy abstractos que caracterizaron a otros autores como Foucault. Las múltiples verdades contradictorias, fuente de disputas que creo Berlin comparaba con el lema de la Revolución francesa, y cómo incidieron en la evolución de las sociedades. La libertad positiva o negativa, su conflicto, me seducen como ha expuesto Marga al principio, como esquema de pensamiento e incluso análisis.
ResponderEliminarSin embargo, las casualidades, que durante el confinamiento leí el libro de Isaiah Berlín, con prólogo de Vargas Llosa, que hoy traes a colación. Aparte de la curiosa clasificación, Joselu, no soy partidario de las taxonomías. Incluso me ha sorprendido que te califiques como un zorro, cuando creo que tu toque mágico radica en ordenar la información dispersa, y sacar ese jugo central a las cosas. En mi caso, convivirían las dos pulsiones, y sería un zorro con púas, pero lo que quería decir, es que me sumergí en las digresiones que en torno a la historia y Tolstoi aborda en ese libro el pensador, que hoy nos traes a colación. Me encantó y he de decir, que al contrario, su prosa es increíblemente fluida y plantea las ideas no como el partero Sócrates, sino a través de sus personajes, .
Cómo Guerra y paz fue calificada por parte de la crítica de aquella época como una gran obra de arte, rellena de descripciones falsamente historicistas, que recuerde. Y le sirve a Berlin, para abordar la visión que tenía el gran genio ruso sobre la historia. Me sorprendió que Tolstoi atacase a ese historicismo que pretendía ser una ciencia y tener sus rasgos positivistas, como una forma de ordenar ideas y dar a las aseveraciones del historiador, el rango de verdad que no posee. Cuando es la multiplicidad de factores y de la acción humana, la que no permiten que se extraigan conclusiones de una versión tan magra de los hechos.
Y es que gracias a ese ensayo, empezó a cobrar forma una sensación que había tenido como lector de historia. Desde que en Ur, los sumerios escribieron las primeras crónicas de una historia que protagonizaban reyes y dioses, a un Marx, que no da protagonismo a las pulsiones individuales sino a la superestructura que determina las relaciones económicas. Sin quererlo, me sentí identificado con la visión de Tolstoi de la historia. Es tal la multiplicidad de factores, la que la hace inasible. Y que en fenómenos como la Guerra Civil, nunca deje de aprender gracias a las miles de perspectivas que cada uno de los autores aportan con sus obras. Perdona, que me haya ido por las ramas. Un saludo, no sé si me he explicado bien. Es esa sensación la que desempolvé, y me tenía hormigueando, no sabía muy bien por qué, hasta que leí aquel ensayo. Cuídate, Joselu.
Bienvenido al debate, y no es tarde; si acaso está empezando -deseo-. Me alegro de que en tu caso y de Marga tengáis un conocimiento personal de la obra de Isaiah Berlin, un pensador fascinante, como bien dices alumbrando conceptos suyos como la libertad positiva y negativa, las verdades contradictorias y el historicismo que él critica con su concepción en Guerra y paz. Ahora estoy leyendo la formidable biografía de Michael Ignatieff sobre el autor más británico y a la vez más ruso. Me fascina en su biografía la noche que pasó con Anna Ajmatova, represaliada brutalmente por Stalin en que no pararon de hablar, y tras esta conversación, Berlin dijo que se había enamorado. Pero Ajmatova fue escondida tras ello y nadie pudo tener acceso a ella hasta los años sesenta en que pudo viajar a Londres.
EliminarCiertamente, la historia es un relato proteico y multiforme, no reducible a ningún esquema ni definición previa y, como bien dices, la guerra civil española es un relato tan complejo que es imperdonable que se quieran aplicar memorias históricas para conducirlo ideológicamente en la perspectiva progresista de una historia de buenos y malos, ignorando que fue una tragedia colectiva en que la inmensa mayoría fueron víctimas de una clase política que alentó el conflicto conscientemente. Pero los esquemas maniqueos del conflicto siguen en pie más que nunca. La historia es inasible y los historiadores ordenan los hechos de acuerdo a su ideología, ignorando multiplicidad de factores que no corresponden a su perspectiva. Berlin es un gran pensador y espero poder seguir leyendo sus análisis desde una posición liberal, cuerda, elegante y sensata. Gracias por tu lúcida aportación.
La verdad es que no se del todo si capto la esencia entre las dos posibilidades. El Erizo parece poco atractivo en general, algo muy de grandes pensadores con una visión muy marcada y definida de todo en general. Poca gente se querrá afiliar a esa visión a pesar de que implique profundidad. En cambio el zorro parece a priori algo más positivo, pluralista, con mayor amplitud de miras. En ese sentido parece a priori más atractivo englobarse en esa faceta.
ResponderEliminarYo creo que esta división de personas, tal y como lo planteas, parece pensado más bien para un tipo de personas de alto calado, gente que realmente hace un esfuerzo grande para intentar descubrir los entresijos que nos rigen a los humanos. En general me faltaría un nuevo tipo de persona que podría ser definido como las ovejas y en el que iría englobado el grueso de la población. Seres que no se molestan nada en intentar comprender lo que les rodea, ni de forma concreta ni expansiva, y que simplemente hacen lo que toca, o lo que la masa cree que toca, en cada momento lugar.
En ese sentido definirte con tendencia a ser erizo o zorro parecería ya de entrada un acto alta consideración con uno mismo. Un abrazo Joselu.
Sin duda, apuntarse a los bandos de Platón -erizo- o Shakespeare -zorro- es bastante pretencioso, pero yo lo vería de otro modo. ¿No hay personas que tienen pocas ideas, pero muy claras y a partir de ellas configuran su visión del mundo. Madres de ideas limitadas pero profundas, frente a personas cuya dispersión y multiplicidad les hace imposible tener un centro... En este sentido, yo soy de estas y muchas veces añoraría tener dicho centro organizador del pensamiento, un núcleo fuerte. En mi casa, está claro que mi mujer es erizo y yo soy un saltarín zorro, aunque la identidad no se puede reducir a este dilema, claro está. Solo es una reflexión que nos puede llevar a pensamientos interesantes, y, en todo caso, se puede ser una mezcla de ambos que es lo más común.
EliminarEn cuanto al rebaño de ovejas que constituye la mayoría de la gente, según tú, podría ser; sería algo elitista por cierto, pero cada vez soy más incapaz de saber cómo es dicho grueso de la población.
En tu caso, tienes un fuerte núcleo -pesimista- que te hace ver toda la realidad desde un centro potente.
Un abrazo, José Antonio, gracias por hacerte presente.
Osea, que me ves erizo, je, je, muy interesante. A veces desearía ser ovejo, te lo puedo asegurar. Un abrazo.
EliminarNo quiero que te enfades. ¿No te parece muy simple dividir a las personas en esos dos grupos?. Es como si en el fútbol, dividirlos entre seguidores del Madrid o del Barça. Las personas somos más complicadas, por eso la carrera de psicología, los psicólogos, los sicoanalistas tienen tanto éxito hoy día, con tantos problemas mentales. Los dejarías en el paro, con decir tú zorro y tú erizo.
ResponderEliminarSaludos.
Esto lo dice el mismo Isaiah Berlin, la realidad de que cualquier clasificación puede ser artificial y absurda, como he recogido en mi texto. Pero es orientativa sobre el carácter humano. Y ahora, no quiero que te enfades, pero tú serías en mi humilde entender un erizo en altísimo porcentaje. Saludos.
EliminarJa,ja,ja....Desde luego.
EliminarAunque no soy muy proclive a hacer clasificaciones de este tipo, me ha parecido muy interesante lo que planteas. Es difícil saber a través de "El blog del gran Uribe" si se trata de un zorro o un erizo el que lo elabora. No es un blog de pensamiento, aunque vierte ideas acerca de lo que le agrada o desagrada. Habría que preguntárselo al propio G.U. En cuanto a mí, me has dejado un rato pensando. Mi conclusión es que, aunque creo que tengo más de zorro que de erizo, están presentes los dos de un modo u otro. Pero eso le pasa a mucha gente, ya que muchas facetas tenemos todos. Y en cuanto a ti, a juzgar por lo que escribes aquí y comentas en otros sitios, creo que estás bien situado en el mundo de los zorros, un animal al que tengo aprecio, más que al erizo (quizá porque en un viaje a Mallorca con los alumnos una vez me pinchó uno en el agua; aún estoy quitándome las púas y los nenes todavía se deben de estar carcajeando).
ResponderEliminarUn saludo.
Leyendo la fundamental biografía de Isaiah Berlin, elaborada por Michael Iganatieff, uno llega a familiarizarse con el proceso de formación de la cosmovisión de Berlin como letón, como ruso, como alemán, como judío, como británico y el lector advierte su profunda división interna al tenerse que asimilar un mundo -el inglés- siendo judío y letón-ruso. No me cabe ninguna duda de que el sistema de pensamiento de Berlin es congruente y profundo, pero él se siente zorro. No llegó a elaborar obras totales y se especializó en ensayos y libros que no abarcaban enfoques generales y sí más bien dispersos y fragmentarios.
EliminarEs difícil saber si eres zorro o erizo -o una mezcla de ambos-. En todo caso, se observa un gran sentido del orden interno y un dominio -sin pedantería- de todo lo que abordas. La idea de centro no está lejos de ti, pero no sabría decir, como en algún otro caso, a qué modelo perteneces. En mi caso, añoro siempre una percepción menos dispersa, más concéntrica, pero he de moverme en la pluralidad y la fragmentación.
En Menorca yo tuve también un episodio con las púas de un erizo que me clavé. El erizo solo sabe una cosa, pero la sabe bien jajaja.
Un saludo.
Pues obviando matices y complejidades que nos hacen únicos, entro al trapo de tu peculiar propuesta y me decanto zorro, sí.
ResponderEliminarSiempre me he sentido un náufrago existencial, en el sentido de que no encuentro un puerto concreto al que dirigirme, me resulta más estimulante perderme de isla en isla (o de puerto en puerto, como el barojiano Shanti Andía, con sus inquietudes), prefiero que la marea me lleva de un sitio a otro, tomo nota de muchos aprendizajes pero no me entrego a fondo en ninguno. A mí me resultan más estimulantes las dudas que adquirir el conocimiento exhaustivo de algo, tal vez esto sea consecuencia de mi mente dispersa, reconocer que no tengo esa capacidad de entregarme exhaustivamente a un aprendizaje, salvo asuntos que me resulten muy significativos.
No en vano, tú me sueles acompañar en esos “zigzags discursivos” que me atribuyes en mis escritos. Sé que más allá de esta clasificación hay un territorio amplio, complejo y contradictorio en el que nos desenvolvemos cada uno, como podemos…
Ha sido interesante esta reflexión, y doy por hecho que si hago el trabajo de poner mi mente en modo analítico, y pienso a conciencia en muchos aspectos que me determinan, encontraré otros tantos argumentos para decir que soy… erizo.
Al fin y al cabo me muevo en el “zigzag”, de zorro a erizo y de erizo a zorro, jeje, pues como nos veríamos la mayoría.
Tal vez sea así Don Quijote, un erizo disfrazado de zorro para según qué objetivos, según qué circunstancias, y un zorro disfrazado de erizo para otras tantas contingencias. ¿Y Sancho, erizo? Creo que sí.
¿Ves? No me aclaro… ;)
Cuídate, Joselu.
Personalmente, las personas demasiado erizos me acomplejan. Es difícil debatir con ellos por su visión centralizada y globalizadora. Es posible que sepan pocas cosas, pero las saben bien, a conciencia, y en profundidad. Eso frente a una cultura de la dispersión y sin un centro conocido, que puede ir de un sitio a otro porque casi todo le interesa, pero sin ser esencialmente profundo en nada. Está claro porque yo soy en la mayor parte zorro. Los erizos atraen pero es difícil relacionarse con ellos. Prefiero la sensualidad y el carácter proteico de los zorros que van de una isla a otra, algo que es tu caso sin lugar a dudas. Nuestras conversaciones son multiformes, van derivando sin un centro absoluto porque -ambos zorros- gozamos con la pluralidad y la multipolaridad. Ello no quiere decir que no tengamos en algún sentido algo de ericidad pues late en nosotros un ansia de centro y a veces lo logramos tras mucho esfuerzo -aunque es pasajero, pues nos reclaman los multiversos-.
EliminarMe ha gustado tu propia autopercepción y la proyección sobre Don Quijote y Sancho. En Don Quijote, laten los dos principios, pues posee una cosmovisión poderosísima con un centro clarísimo -su vocación de caballero para mejorar el estado de la humanidad- pero a la vez contempla todo desde la literatura y eso le hace también fragmentario y zorro. Muy bien traído su carácter híbrido frente al erizo de Sancho que posee el saber popular que le da centro...
En todo caso, muy bien traídas las reflexiones que has aportado.
Un fuerte abrazo.
He leído la entrada tres veces y no se que decir. Yo soy más de pensar en una idea central del ser humano con necesidades y anhelos comunes en el que las personas somos pequeñas variaciones sobre una idea central, el Humanismo. Soy de la opinión que nada diferencia los anhelos de un aborigen australiano de un esquimal tan solo son variaciones de la forma en que aspira a conseguirlos. Tal vez me haya quedado en lo superficial pero si vamos a lo más profundo: ¿Que busca la filosofía? ¿que motores mueven a las personas? ¿Es la multipolaridad una defensa?, ¿Cuales son los límites de la tolerancia?.
ResponderEliminarA medida que el calendario va señalando fechas mi visión plural del hombre se va empequeñeciendo.
Un saludo.
Cuando pensaba en los amigos del blog, me daba cuenta de algunas -para mí- evidencias sobre su carácter de erizo o de zorro. Tú eres un erizo muy potente por esa centralidad que supones en los seres humanos y esa reducción que presientes en su naturaleza sobre su pluralidad. Eres una persona de convicciones firmes y orgánicas. Tienes un centro muy claro y definido. Eres erizo, no me cabe duda. A veces son complejas las conversaciones entre un zorro multipolar que solo advierte la pluralidad y la dispersión y un erizo centralizado. No deja de ser interesante, no obstante. Un saludo.
EliminarComo entiendo que no hay (o son muy pocos) los arquetipos puros, a veces somos más zorros y otras veces más erizos, dependiendo de las circuntancias y el tema. Pero si me tengo que identificar, ante tu pregunta, lo hago más en la parte de los zorros.
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