lunes, 12 de febrero de 2024

La sociedad de la comodidad

Nuestra civilización occidental promueve la comodidad como estilo de vida, y la mayoría de los productos se ofrecen para hacer nuestra vida más cómoda. Y de esta manera el sedentarismo -la vida de sofá- se impone por encima de otros modos menos estáticos. Si vemos unas escaleras mecánicas y unas normales, la inmensa mayoría elige las mecánicas. Es poco habitual elegir la incomodidad o un grado de adversidad voluntariamente aceptado. Sin embargo, en contra de esta filosofía del mínimo esfuerzo se impone que cada vez somos más lábiles y quebradizos porque esto no bueno para nosotros. Un grado importante de reveses nos mantienen alertas y vivos, a la vez que dinámicos y ligeros, y esto es aplicable a todos los órdenes de las cosas. 

 

Si en un estanque solo hay peces dorados, se reproducen sin límite, pero terminan por enfermar al no tener amenazas que pendan sobre ellos, y mueren. Si en el estanque arrojamos peces rojos -que se alimentan de dorados- la especie sobrevive por la energía que hay que desarrollar para sobrevivir. 

 

Últimas estadísticas vienen a confirmar el creciente uso de psicofármacos en nuestra sociedad -antidepresivos, ansiolíticos, antipsicóticos- y el aumento de las bajas laborales por motivos de salud mental han aumentado geométricamente. Es una tendencia creciente el absentismo laboral por motivos anímicos, y, paralelamente, vivimos en la sociedad más cómoda de la historia pero no resistimos la adversidad o los infortunios, algo que antes formaban parte de la esencia de la vida que tenía sus zonas rocosas y abruptas. 

 

Aunque tal vez habría que añadir que nuestra sociedad de la comodidad entraña peligros y complejidades nuevas que no conocían nuestros antepasados. Vivir es cómodo pero no es fácil, de ahí nuestras depresiones y angustias. Byung Chul Han ha escrito un interesante ensayo titulado "La sociedad del cansancio" y es cierto, vivimos cansados. 

21 comentarios:

  1. Me he quedado sorprendido, no sabía nada de los peces amarillos ni de la voracidad de los peces rojos.

    De un tiempo a esta parte, tiempo largo, estoy convencido de que, en líneas generales, lo que adolece a esta sociedad es de capacidad de sacrificio.

    Yo mismo estoy, sin darme cuenta, metido en la vorágine de la "simplicidad". Te explico: quise saber quién era la modelo del pintor Seurat, el puntillista. Pensé en ir al Larousse, pero inmediatamente me fijé en lo que ahora se denomina I.A...y tate... Apreté el botón y me salió Madeleine con su apellido, su hija y como amante del pintor...Cosa que seguro los libracos de Planeta no me ponen.
    Y todo eso en quince segundos.

    No he hecho nunca uso de ningún antidepresivo o fármaco similar, tan siquiera para conciliar el sueño, y te aseguro que a las cuatro y cuarenta y cuatro...curioso, si, pero es generalmente a la hora que me despierto y miro el reloj digital, para más señas, pues eso , a esa hora ya estoy desvelado y me pongo a pensar.

    Lo importante es el hábito (vicio, si es malo; virtud, si es bueno) que nos decía Aristóteles. Con él podemos enfrentarnos a lo inverosímil.

    Vivir no es fácil, pero si estás muerto es más difícil todavía.
    Un abrazote

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    1. Feliz tú que no has tenido que tomar antidepresivos porque la depresión es una enfermedad terrible que afecta a lo más profundo del alma de un modo devastador. Hay un librito precioso que se titula "Esa visible oscuridad" en que se expresa el drama profundo que es una depresión severa.

      Tu despertar metódico a las 4.44 es curioso. Y te pones a pensar, pero seguro que lo que te afligen son preocupaciones porque las noches en ese sentido son aflictivas.

      Un fuerte abrazo.

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  2. Entiendo esa fascinación por la comodidad,gran Joselu, pero al mismo tiempo es difícil escapar a ese engranaje que nos exige no sólo la perfección de un ballet de Nureyev( a las 5 y cuarto dejó al niño en el fútbol y mientras entrena,hago la compra y a la vuelta repasamos trigonometría). Sino que induce a nuestras mentes a trabajar en una continua anticipación. No vivimos en el eterno presente, como definían a la vida algunos pensadores, tampoco en el pasado y futuro. Nuestra mente está pensando en los segundos siguientes.

    Y cómo muy bien dices, vivir nunca fue fácil, quién se crea que no boga en un océano de circunstancias es que no sabe de lo azaroso de nuestra realidad, y en el momento presente son otras las asechanzas. Un mundo más volátil pero que nos invita a apoltronarnos, a aislarnos. A creernos protagonistas de una vida que nos ignora. Yo creo en la cultura del esfuerzo, menos en la autoayuda, coachers y gurús de la felicidad. Sin embargo, la vida es tan difícil que acepto cualquier asidera, y no la creo fútil si a cualquier prójimo le sirve. Un abrazo,Joselu. Nos vaciamos con tus estupendas y a veces incómodas reflexiones, que nos ponen ante el espejo de muchas de nuestras contradicciones.

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    1. Sin duda, la vida de padre, durante bastantes años es muy azarosa y complicada, como bien expresas. Ese, entre otros, es el motivo por que tantas parejas desistan de tener hijos y prefieran un perrito o unos gatos. Conozco bien esa dedicación a los hijos durante muchos años hasta que empiezan a volar por su cuenta. Ahora mis dos hijas, viven por su cuenta fuera de casa y ha sido un alivio enorme poder volver a vivir con mi pareja como antes de su nacimiento. Todo llegará, pero los hijos son para siempre, eso lo sabemos los que no los hemos sustituido por mascotas.

      Por otra parte, nuestra época es la de la comodidad, como he escrito, pero a la vez es terriblemente compleja a nivel psicológico -por el estrés, por las preocupaciones, por la burocracia creciente, por los cambios incesantes y vertiginosos que nos afligen- y ello promueve simultáneamente un hedonismo extremo y a la vez una fragilidad psicológica. Lo queremos todo aquí y ahora. Y eso no es posible muchas veces.

      Yo tampoco tengo confianza en la autoayuda ni en los coachers, que tan visibles son ahora, junto con la ingestión de sustancias antidepresivas y ansiolíticas, reflejo de lo que somos.

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  3. Cuando no se tienen retos cualquier sender parece un abismo. Un beso

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    1. Un buen aforismo bien traído a la propuesta del blog. Retos/sendero/abismo. Muchas gracias, Susana.

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  4. De la comodidad,pero también del deporte.La figura puede ser el ejecutivo,en coche hasta la butaca de su trabajo,pero también hasta la cancha de tenis,la piscina o la bici estática, donde se machaca.Cuerpo sano,mente sana.Actualmente los gimnasios dependientes de los ayuntamientos,son muy baratos,con instalaciones de lujo.Cuando he dicho ejecutivo,también el currante que se cuida,igual la curranta .
    Saludos


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    1. He mirado qué porcentaje de la población mayor de dieciséis años practica regularmente deporte y la cifra en España está mejorando, pero ahora se estima que es un 37.7% que lo hace. Eso significa que más del sesenta por ciento tiende al sedentarismo. Saludos.

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    2. No quiero llevarte la contraria,pero en esa estadística no has contado con las chicas y chicos de El Corte Inglés (como ejemplo],las 8 horas de pie, sin poder sentarse.Quizas,las amas de casa,que con dos churumbeles,además tienen un trabajo,de los llamados fijos discontinuos.Todos ya son verdaderos deportistas.
      Saludos

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  5. La Naturaleza siempre se ha movido por la ley del mínimo esfuerzo, es decir, por el ahorro de energía. Ningún animal se mueve sino es necesario, solo el Hombre.
    El Hombre necesita moverse porque ha llegado a un momento de desarrollo como especie en el que ya no tiene que andar para cazar o para coger leña para el fuego, no tiene que recoger frutos para comer, no tiene que alejarse de la aldea para "giñar". Somos un especie de éxito.
    Somos la única especie que malgasta energía por diversión. Algunas especies de felinos, canidos y demas utilizan el juego como aprendizaje pero no gastan energías en jugar, si las gastan en juegos amorosos para perpetuar la especie o en algunas y contadas ocasiones para establecer alianzas para sobrevivir.
    El abuso de medicamentos y otras sustancias es fruto de la soledad y el aburrimiento, entre otras cosas, de la falta de objetivos vitales y la carencia de curiosidad.
    Cuando uno genera una empresa, del tipo que sea, intelectual, vital o económica se establecen nuevos retos a diario, la mente y el cuerpo siguen vivos. Creo yo.
    Un saludo.
    P.D. No se me actualiza tu blog en la lista de lectura, supongo que será una conspiración judeo masónica izquierdista.

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    1. El origen de las enfermedades anímicas es complejo. Hay quien dice que siempre han existido, pero que antes se les llamaba de otra forma como melancolía o acedía. Ya en los monasterios medievales se han citado a monjes que caían en un estado de melancolía profunda irremediable. Antes no había nada que hacer sino resignarse y aguantar. Si lees los poemas de Rosalía de Castro, A orillas del Sar, puedes ver lo que es una depresión profunda. Ahora vivimos en una sociedad medicalizada como nunca antes. Vivimos más tiempo que nuestros antepasados por las medicinas que tomamos, pero seguimos expuestos a las enfermedades del ánimo de origen complejo y que residen en los circuitos de nuestro cerebro. Hay también personas con objetivos y metas que caen en profundos surcos depresivos. Esto va unido a una época en que nuestros sistemas de resistencia psicológica se han debilitado porque todo es a la vez demasiado fácil, y, por otra parte, cada vez más difícil. Yo no daría una respuesta categórica al problema, pero el exceso de hedonismo y la búsqueda del placer fácilmente accesible -la gastronomía, el consumismo, nuestra menor resistencia ante la frustración y el dolor- seguro que están en el origen de esta plaga del siglo XXI en sociedades en principio estables y confortables, por lo menos para una gran parte de la sociedad.

      Tener fines ayuda, claro que sí, pero no lo resuelve porque la enfermedad sigue creciendo.

      No tengo ni idea de por qué no se te actualiza, quizás es algo puntual.

      Saludos.

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  6. La sociedad de la comodidad, de las soluciones rápidas y de lo efímero. No nos tomamos nada en serio porque siempre estamos pendientes de lo próximo.

    Tienes razón, tomar el camino complicado muchas veces nos hace más fuerte, aunque volvemos de ese camino con las manos vacías el propio camino nos ha hecho mejores.

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    1. Hay un libro sobre la moda de Gilles Lipovetsky, titulado El imperio de lo efímero, cuyo desarrollo aborda la evolución de la moda a lo largo del tiempo, pero quiero quedarme con el título aparte: El imperio de lo efímero. Solo los sentimientos profundos son capaces de imponerse a dicho carácter efímero de nuestro tiempo, cada vez más frenético e inestable.

      El otro día leí que un corredor había ganado una carrera femenina porque decía que cuando corría se sentía mujer y eso fue suficiente para clasificarlo en dicha condición. Pues esto...

      Y sí, tomar el camino más complicado nos hace más fuertes y mejores.

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  7. Sí ,tenemos muchas comodidades:pero nos estamos robotizando, cada vez somos menos personales...
    No hay tiempo, para casi nada, ni se habla, sonrie,el sentido del humor ya casi en invisible etc etc etc..Todo se limita a trabajar :para poder conseguir estas comodidades, que al final no dejan de ser cosas materiales y estamos descuidando los afectos, por no poder tener unos pocos minutos, para tomarte un café y visitar o quedar con alguien para una cena tranquila.
    Es un mundo efímero totalmente, solofachada me recuerda; cuando yo hacia arquitectura efímera, que solo era para dar vista a un simple muro...
    Una reflexión estupenda como siempre en tus entradas.
    Un abrazo estimado, Joselu

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    1. Muchas gracias, Bertha, tu comentario bien justifica una entrada que podía haber sido mejor. Has dado el giro oportuno que explica que esta sociedad de la comodidad, cada vez tenemos menos tiempo para las relaciones humanas por la aceleración que experimentamos. Y ese déficit humano, y esa velocidad creciente incrementan nuestras enfermedades anímicas que revelan que nuestra sociedad está enferma, y, como dices bien, robotizada. El imperio de lo efímero. Un abrazo de vuelta, Bertha, bien cálido.

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  8. He leído ‘La sociedad del cansancio’ y lo que entendí de sus tesis es cómo la demasiada positividad, el cansancio extendido y la dispersión de la atención han transformado nuestro modo de vida y de relacionarnos en un mundo agotador y autoexigente y de autoexplotación.

    Pienso que su tesis no se puede aplicar de manera genérica porque también se trata de cómo cada persona tenga capacidad de afrontar las cuestiones que les toque vivir o tenga que dilucidar.

    Cada cosas que ocurre en nuestra existencia tiene su haz y su envés.

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    1. Cuando leo a Byung Chul Han pienso que sus interpretaciones son a partir de la sociedad alemana y que no necesariamente es aplicable a la española -perdón por el adjetivo-. Aquí somos anárquicos, antitrabajo, cuestionadores de cualquier jerarquía social salvo la de los nacionalismos varios, apegados a tradiciones medievales, aficionados a la fiesta y la siesta. No creo que el autor coreano-alemán escribiera lo mismo desde España, un país problemático y conflictivo marcado por otras lacras que el alemán. He leído también La sociedad del cansancio y coincido contigo en tu comentario. Cada uno es el que es, pero lo cierto es que el malestar psíquico está aumentando progresivamente en España, supongo que como en otros países.

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  9. La visión de la civilización occidental tendente a la vida cómoda es un juicio certero, pero no es esta la única imagen que nos define como civilización.
    En honor a la verdad, este estilo de vida que rinde pleitesía al mínimo esfuerzo, se sustenta en un tejido, por llamarlo así, que es la antítesis del estilo de vida mencionado, pues detrás de esa vida orientada a la comodidad existe una actividad laboral incesante, como mandan los cánones occidentales, en donde miles y miles de trabajadores en los más diversos ámbitos (taxistas, maestros, albañiles, sanitarios, programadores informáticos, ganaderos, arquitectos, transportistas, investigadores científicos, pescadores, economistas, camareros, comerciantes, agricultores…), trabajan lo suyo para mantener en pie, en dinamismo, esta misma civilización occidental. No deja de resultar paradójico que la finalidad de tal esfuerzo este orientada a hacernos la vida más cómoda, auque en el fondo esto tiene mucho sentido en nuestra civilización.

    Por otra parte, las industrias del entretenimiento, del ocio, abanderadas por la publicidad, necesitan construirnos este escenario de la vida cómoda, pues es una de las claves para que el ciudadano occidental no pierda su condición de consumidor nato, y la publicidad, pagada por las grandes compañías, elabora sugerentes mensajes para que compremos toda clase de productos, y que nos hagan la vida cómoda. En el fondo el occidental moderno (a partir de la Revolución industrial) se define más por “el tener” que por “el ser”, como ya nos señaló Erich Fromm. El occidental como ciudadano crítico, reflexivo, pasa al individuo como objeto-consumidor, encerrado cada vez más en el ámbito de lo material, y perdiendo paulatinamente la relación con lo Natural, e incluso con la comunidad.
    Esto, inevitablemente, va creando en muchas personas un enorme vacío existencial, que irá minando la salud mental de miles y miles de personas, desembocando en depresiones, ansiedades, enfermedades por estrés y, en el peor de los casos, no pocos episodios de suicidio.
    A veces pienso que la línea que divide el éxito del fracaso en nuestra sacrosanta civilización es muy fino, muy fino.
    Y aunque está muy bien haber superado tiempos pretéritos de oscurantismo, no dejo de preguntarme a qué llamamos éxito en referencia a nuestra civilización, es decir, a qué cosas, a qué aspectos de nosotros mismos, hemos renunciado para llegar a este “éxito” como civilización, a qué precio hemos llegado a la cima.
    Tal vez una IA nos lo puede explicar, por si no nos apetece el esfuerzo de pensarlo y reflexionarlo… total, basta con apretar una tecla y "algo" piensa por ti.

    Ya ves, empecé con cierto optimismo, en virtud de nuestro tesón laboral, ensalzándolo, y mira en donde he acabado.
    Cuídate, Joselu

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    1. He leído y releído tu espléndido comentario y me doy cuenta de que hay varios aspectos por dónde abordarlo, pero me voy a centrar en el vacío existencial en una sociedad a la que le cuesta adentrarse en valores profundos que den densidad a nuestros días. Y sí, predomina nuestra función de consumidores natos a los que hay que convencer de que se nos vende comodidad -algo paradójico, pues vivimos en un tiempo complejo, burocrático, difícil y especialmente sin raíces-. Tengo cierta experiencia de vida y puedo sostener que en los tramos que he vivido, este tiempo es el más desasosegante y angustioso que he experimentado, y los adolescentes, a los que he dado clase, dentro de una relativa comodidad, crecen sin valores profundos en medio de tormentas emocionales promovidas por la tecnología. Ya no hay dioses, pero no los hemos sustituido por nada, salvo por el consumismo, el nacionalismo, el fútbol, la tecnología... No todo ofrece un paisaje tan árido como el que describo -nada es totalmente blanco o negro- pero sí, ciertamente, haya vectores de angustia interior ante un mundo cada vez más intrincado y complejo.

      Ayer vi una película que sucedía en el Himalaya en una aldea remota en la que prevalecían los valores profundos de la tradición budista, pero eso no quiere decir que de alguna forma no les llegaran los tentáculos del mal y el consumismo occidental. Nadie se salva.

      En mi juventud, salíamos a la montaña en grupo y cantábamos canciones ingenuamente cristianas que parecía que nos comunicaban con un mundo más denso y profundo.

      La tecnología es barbarie y salvación.

      Muchas gracias, Paco, es un lujo encontrarte por aquí.

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  10. No sé que ha pasado, he tenido que borrar el inicio del comentario porque ha salido a medias. Decía que la búsqueda de la comodidad y del entretenimiento a costa de todo es una pulsión autodestructiva. No se trata de recorrer cada día 20 km para comer o recoger agua, pero el hecho de no enfrentarnos a una realidad física hostil no favorece que desarrollemos una vida equilibrada. Hablas de la gente que cada vez consume más pastillas, para dormir, para levantarse, drogas para apurar el placer y la actividad social. Estoy segura de que esa fiebre por el deporte y la descarga de adrenalina es el mecanismo atávico para sobrevivir en esta sociedad de sofá. Sin embargo, no somos el centro del mundo y eso nos pasa en occidente del bienestar, no creo que en África o en pueblos del altiplano, exista este frenesí por la diversión ni padezcan en la misma medida, la angustia por estar arrastrando un cansancio existencial que nos está llevando a tasas de suicidio inexplicables. A lo mejor la naturaleza nos está dictando que hagamos como los lemmings (no sé si es cierto), esos animalillos que se tiran en masa en suicidios colectivos como una medida de autorregulación de la especie. A saber, todo es caótico y mientras, nosotros aquí, sentados frente a una pantalla en una tarde de domingo.

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    1. Hay un libro admirable que me dejaron hace algún tiempo y que es difícilmente encontrable en las librerías que se titula La felicidad de la pobreza noble del autor japonés Koji Nakano. En él se habla de vivir con simplicidad y a la vez de pensar con grandeza. La vida de cada uno es la que es, y en nuestro mundo, ya hemos hablado de cómo es -estrés, exceso de comodidad, de pantallas, sofá y productos químicos para hacernos soportable una vida vivida no sé si con simplicidad -tanta comodidad y entretenimiento...- pero que a la vez es difícil psicológicamente, por nuestra falta de horizontes. Nos falta pensar con grandeza y vivimos encerrados entre nuestras cuatro comodidades, pastillas y entretenimientos pero sin grandeza. Es todo tan cutre en líneas generales... El materialismo económico y filosófico nos ha dejado sin horizontes que vayan más allá de lo minúsculo.

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