¿Alguna vez te has preguntado por qué piensas como piensas en política? La creencia popular nos dice que nuestras ideas se forjan en el calor del hogar, en las aulas de la escuela y a través de las experiencias que nos marcan la vida. Sin embargo, una disciplina emergente llamada "genopolítica" está revelando una verdad mucho más compleja y sorprendente: nuestras inclinaciones políticas también tienen un fuerte componente biológico. Estos descubrimientos no solo añaden una nueva variable a la ecuación; desafían fundamentalmente nuestra percepción de la autonomía política y la forma en que construimos nuestra propia identidad.
Antes de explorar los hallazgos, es crucial aclarar un concepto clave: la heredabilidad (h^2). No se trata de un destino genético individual ni de que tus ideas políticas estén escritas en piedra. La heredabilidad es una medida estadística que se aplica a una población y representa la proporción de las diferencias observadas en un rasgo (como la ideología) que puede explicarse por las diferencias genéticas entre las personas. Piénsalo así: si la estatura en un pueblo varía, la heredabilidad nos dice qué parte de esa variación se debe a que la gente tiene genes diferentes para la altura, y qué parte se debe a diferencias en su nutrición. No nos dice que la altura de una persona esté 100% determinada por sus genes.
1. Más de la mitad de tus diferencias ideológicas podrían ser heredadas
Según múltiples estudios de gemelos a gran escala, la heredabilidad de la orientación política se sitúa consistentemente por encima del 50%. Un estudio incluso la cuantificó en un 56%.
Esto significa que, a nivel poblacional, las diferencias genéticas son el mayor predictor de la variación ideológica, superando a muchos otros factores que comúnmente consideramos determinantes. Es importante reiterar la cautela: esto no significa que la ideología de una persona esté "fijada" por sus genes. Más bien, sugiere que existe una fuerte predisposición biológica que nos inclina hacia ciertas formas de ver el mundo.
2. No existen "genes de derechas o de izquierdas", sino predisposiciones de personalidad
Pero ¿cómo funciona esta herencia? La respuesta no es tan simple como un "gen liberal" o un "gen conservador". En su lugar, la genética opera indirectamente, esculpiendo los cimientos mismos de nuestra personalidad. Las correlaciones más fuertes se han encontrado utilizando el modelo de los "Cinco Grandes" rasgos de la personalidad:
- Liberalismo (Progresismo): Este perfil se asocia fuertemente con una mayor Apertura a la Experiencia(Openness to Experience), que se manifiesta en una alta curiosidad intelectual, una profunda sensibilidad estética y una tendencia a cuestionar las tradiciones y la autoridad. Este vínculo es intuitivo: el núcleo del liberalismo es el deseo de cambio social y nuevas formas de vida, lo que se alinea perfectamente con la curiosidad y la búsqueda de novedades inherentes a la Apertura. También se ha encontrado una correlación positiva con el rasgo de Compasión.
- Conservadurismo: Se asocia con una mayor Responsabilidad (Conscientiousness), particularmente en su faceta de orden y organización, y con una mayor Sensibilidad al Asco (Disgust Sensitivity). La preferencia conservadora por la tradición, la estabilidad y las reglas morales claras encuentra su ancla psicológica en las facetas de orden y seguimiento de normas de la Responsabilidad.
Un fascinante ejemplo a nivel molecular es el gen del receptor de la oxitocina (OXTR). La oxitocina es a menudo llamada la "hormona del apego". Las personas con una variante genética específica (el alelo G) en este gen tienden a ser más empáticas y confiadas. Esta predisposición a la compasión puede ser la base biológica que las inclina hacia ideologías que priorizan el cuidado colectivo y la justicia social.
3. El ambiente de tu infancia influye menos de lo que crees en tu política de adulto
Este es uno de los hallazgos más contraintuitivos de la genética del comportamiento. Los estudios de gemelos, utilizando el modelo ACE (que descompone la varianza en factores Genéticos, Ambientales Compartidos y Ambientales No Compartidos), han revelado algo sorprendente: el "ambiente compartido" tiene una influencia mínima o nula en la ideología política de una persona en la edad adulta.
El "ambiente compartido" incluye todos esos factores que los hermanos criados juntos tienen en común: la educación de sus padres, el nivel socioeconómico de la familia, etc. Este es quizás el hallazgo más revolucionario de la genética del comportamiento moderna, ya que sugiere que los valores políticos que los padres intentan inculcar conscientemente en sus hijos tienen un impacto a largo plazo mucho menor que las experiencias de vida únicas e imprevisibles que moldean a cada hijo de manera diferente.
4. La influencia genética se vuelve más fuerte con la edad, no menos
Si el entorno familiar compartido pierde importancia, ¿qué ocupa su lugar? Paradójicamente, la influencia de nuestros genes no se desvanece, sino que se fortalece a medida que envejecemos, gracias a un proceso de autoselección activa.
La explicación a esta paradoja se encuentra en un concepto conocido como "construcción del nicho" o Correlación Genotipo-Ambiente activa. Los seres humanos no somos receptores pasivos de nuestro entorno. A medida que ganamos autonomía, buscamos y creamos activamente ambientes (amigos, carreras, fuentes de información) que se alinean con nuestras predisposiciones genéticas. Una persona con una alta Apertura a la Experiencia buscará amigos con ideas diversas, consumirá medios que desafíen sus preconceptos y elegirá una carrera que le permita explorar. Este proceso actúa como un ciclo de retroalimentación que refuerza y amplifica nuestras tendencias innatas a lo largo de la vida.
5. Tus experiencias pueden "encender" o "apagar" los genes que heredaste
La epigenética es el puente molecular que conecta definitivamente la "naturaleza" y la "crianza". Se trata de un conjunto de mecanismos que modifican la expresión de los genes sin alterar la secuencia de ADN en sí. Piensa en ello como interruptores que el ambiente puede encender o apagar.
Un ejemplo claro es el impacto del estrés en la vida temprana. Experiencias traumáticas pueden dejar una "huella molecular" o una "cicatriz" epigenética en los genes que regulan nuestra respuesta al estrés. Esta alteración no cambia el gen, pero sí su funcionamiento, lo que puede aumentar la vulnerabilidad a sufrir depresión en la edad adulta.
Pero aquí reside el hallazgo más esperanzador: a diferencia del código genético, que es inmutable, las marcas epigenéticas son reversibles. La ciencia está demostrando que nuestras acciones tienen un poder molecular real. Factores como un estilo de vida saludable, la meditación para reducir el estrés e incluso la psicoterapia —como la terapia cognitivo-conductual— pueden influir positivamente en nuestra epigenética, reajustando la expresión de los genes que heredamos. Esto no es una simple metáfora; es la prueba de que, aunque no elegimos nuestras cartas genéticas, sí tenemos una influencia significativa en cómo se juega la mano.
Conclusión: Un nuevo mapa para entendernos
La ideología política no es un simple producto de la crianza ni un destino escrito en nuestro ADN. Es el resultado de una interacción compleja y dinámica entre una fuerte predisposición biológica y el cúmulo de nuestras experiencias vitales únicas.
Es fundamental advertir de nuevo contra cualquier forma de determinismo. La ideología es un rasgo extremadamente poligénico: es el resultado de la influencia combinada de miles de variantes genéticas, cada una con un efecto minúsculo. La idea de un único "gen de la política" ha sido refutada.
Este nuevo entendimiento no ofrece respuestas fáciles, pero sí un nuevo mapa. Reencuadra los desacuerdos políticos no como meros fracasos de la lógica o el carácter de nuestros oponentes, sino como expresiones de diferencias temperamentales profundamente arraigadas y parcialmente biológicas. La pregunta crucial, entonces, se convierte en: Sabiendo que tu biología te predispone pero no te condena, ¿cómo podrías usar este conocimiento para entender mejor a quienes piensan distinto a ti?

Un debate que puede resultar apasionado y apasionante, como aquel que hubo en el siglo XIX sobre si el criminal nace o se hace y que tanto influyó en novelas como Crimen y castigo, Los Miserables, etc.
ResponderEliminarY parece ser por lo que leo que el de derechas o el de izquierdas nace más que se hace. También es cierto que el propio aprendizaje, el ambiente familiar, la evolución de la situación económica propia, las compañías, la edad, el desencanto... pueden hacer que las actitudes políticas se radicalicen o se moderen. Yo, por ejemplo, soy bastante más moderado que cuando era joven, pero dentro de la misma ideología. Luego hay casos curiosos, cono el de Jiménez Losantos, Pío Moa, Tamames... que han dado un salto enorme de una postura política a la del extremo contrario.
Es decir que de todo hay, como en botica.
Hubo una noticia recientemente que decía, más o menos, que la población iba a ser mayoritariamente de derechas por la siguiente razón: los progresistas tienen menos hijos o no tienen, mientras que las personas conservadoras tienden a tenerlos, y de tal modo, sus hijos heredarían sus posiciones políticas. Contra este análisis se argumentó que en tiempos del franquismo, de padres de derechas, salieron hijos de izquierdas. Si no, no hubiera habido tanta presión para la democratización y las universidades se convirtieron en núcleos de agitación mayoritariamente.
EliminarHay un dato, no obstante, que me interesa en cuanto a mi propia evolución. A pesar de toda mi trayectoria política desde el mundo de la universidad, mi cambio me ha llevado en la última década a comprender mucho más a mi padre y sus posiciones políticas, a pesar de todas mis lecturas, relaciones de amistad, y ser, creo yo, una persona abierta a la experiencia, como dice mi artículo. Puedo entender las evoluciones de las personas que has señalado en las que puede haber una fuerte influencia en las lecturas que han hecho. Esto lo dijo Savater: que uno necesariamente ha de cambiar porque incorpora lecturas, experiencias y visión del mundo. Y Pessoa escribió que si uno no cambia permanentemente y se contradice, no es un individuo vivo.
En todo caso, mi vida se ha orientado a cambiar decididamente. No veo las cosas como las veía a los veinte años de ninguna manera. Y veo la posible influencia de la genética de mi padre.
Lo que creo,
ResponderEliminares que va
más , en el
ambiente en
el te criaste ,
luego están
los amigos,
hacia donde
tiran más,
un saludo.
Es complejo, sin duda el ambiente presiona mucho en tus posiciones políticas. Pienso en zonas fuertemente abertzales en el País Vasco en que lo que mamas desde niño en tus padres, amigos, la cuadrilla, es un intenso odio hacia España. Ahí la genética y el ambiente se entrecruzan y se complementan con intensidad.
EliminarMe acerco al comentario de Cayetano, y me sitúo con Ortega, yo soy yo y mis circunstancias.
ResponderEliminarLas personas van cambiando a medida que trascurre la vida. Como la firma, ni más ni menos.
Hay quien se queda siempre en la misma postura, pero dentro de ella se puede evolucionar.
La persona , creo, se va haciendo a medida que le pasan los años, y puede variar de tendencia, de forma de pensar, de modo y manera e incluso puede cambiar su sentido de voto a medida que cambia y ve como cambia su alrededor.
No hay nada de malo en ello. Lo malo sería quedarse estático.
Pongo un ejemplo:
Una persona vota a un partido determinado por ideología. Los responsables de ese partido han sido pillados llevándose mordidas. ¿Por ser fiel a su partido ha de seguir votando el mismo partido?. Puede abstenerse; castigar con su voto y no votarles depositando la papeleta del partido de enfrente, o votar en blanco.
Es evidente , por otra parte, que la ideología viene marcada por el lugar de nacimiento, las carencias, los estudios, el color de la piel, el sexo , o sea las circunstancias, la localidad, y que todo ello hace que uno crezca en un ambiente u otro, y vote de una manera u otra.
Salut
Tienes razón, la vida nos va cambiando y si no lo hace es que se es un autómata. Tuve un alumno en Cornellá en los años noventa que empezó siendo skin de izquierdas, revolucionario, radical total. Me lo encontré veinte años después y me dijo que su manera de pensar no había variado ni un milímetro. Terminó siendo diputado en el Parlament por la CUP y se distinguió por su extremismo militante. Hay personas rígidas y hay otras personas más flexibles y que cambian porque las cambian sus lecturas, sus experiencias, su epigenética, como dice el post. En todo caso, hay ejemplos muy importantes de ideólogos que han transformado totalmente su modo de pensar. El papel que juega la genética sigue siendo un misterio. Tal vez haya una tendencia a la rigidez o una tendencia a la flexibilidad.
EliminarSer de derechas o de izquierdas es muy relativo. Estoy leyendo una historia sobre la el fascismo español muy interesante. Si lo que define el pensamiento liberal es la apertura a la experiencia, la curiosidad intelectual, la tendencia a cuestionar las tradiciones y la autoridad, ello puede dar lugar a personalidades revolucionarias que quieran transformar todo, pero de ahí tanto puede salir un fascista o un comunista porque ambos quieren cambiar totalmente la sociedad. Ambos son revolucionarios. Actualmente, los que votan. Vox o votan a Podemos pueden ser ideologías antitéticas, pero el componente de querer cambiar las cosas están en los dos. Hay algún caso de participante en tu blog que en su juventud fue próximo al falangismo y cambió totalmente y se hizo independentista radical de modo que sigue siendo falangista pero de otra nación. Ha cambiado los colores de su bandera, pero el falangismo sigue vigente. Es un tema fascinante. Yo me veo a estas alturas de la vida muy parecido a mi padre, con el que estuve luchando toda mi vida por cuestiones ideológicas y políticas. Es curioso que ahora, cuando él lleva treinta y cuatro años muerto, yo haya evolucionado hacia dónde él estaba. De ahí mi suposición de que la influencia genética es real y que se acentúa con los años. Salut, Miquel.
No estoy de acuerdo. Hay el factor de que los hijos suelen oponerse a sus padres, no imitarlos. Y por otra parte el sesgo de la sociedad arrastra a la mayoría en un sentido o en otro. Un beso
ResponderEliminarSería absurdo intentar establecer una relación directa entre la ideología de los padres con la de los hijos. El artículo habla más bien de la heredabilidad que es una función estadística que correlaciona a un conjunto de población y representa la proporción de las diferencias observadas en un rasgo (como la ideología) que puede explicarse por las diferencias genéticas entre las personas. El título del post es demasiado explícito aunque representa un tipo de verdad estadística.
EliminarNo obstante, la ideología de los hijos con frecuencia -no siempre- es contraria a la de los padres a los veinte o treinta años, pero ¿y a los cincuenta, a los sesenta, a los setenta? Esta correlación estadística se acentúa con la edad, es un dato importante.
En cuanto a que el sesgo social arrastra a la mayoría, es cierto, pero no invalida totalmente las variaciones individuales que son múltiples.
Saludos.
Influyen una variedad de factores en cuanto al tema que planteas, es inevitable: la familia, el ambiente religioso o aconsefional, la formación individual, el colegio, las amistades, la etnia o país donde naces, la cuestión económica de los padres y su ideología (riqueza, pobreza), los grupos de presión, las lecturas, la edad, la profesión a la que te dedicas. A menudo las posturas más radicales se aplacan, un poco un mucho, dependiendo del día a día o la edad donde parece ser que uno se vuelve uno más tolerante, etc.... La percepción de lo que debe o debería ser la realidad, es amplia.
ResponderEliminarGracias por ponernos a pensar, Joselu.
Un abrazo.
Un fuerte abrazo y muy buen fin de semana.
Tienes razón en el cúmulo de influencias y condicionamientos que señalas: familia, ambiente, formación personal, el colegio, las amistades, la etnia, el país donde naces -su sistema político-, la economía familiar y su ideología, grupos de presión, las lecturas, la edad, la profesión... No podemos concebir a un individuo aislado sin ningún tipo de influencias que lo condicionen... No has mencionado la genética ni la epigénetica que modera la influencia de la primera.
EliminarEsta reflexión me ha venido por mi propia evolución personal, nacido en una España franquista con todos sus medios de comunicación al servicio de su ideología, unos padres franquistas y fuertemente anticomunistas. Sin embargo, llego a la universidad dominada por la izquierda revolucionaria y yo empiezo a militar en una organización de masas maoísta y luego milito en el partido antes de la muerte de Franco. Entro en conflicto con mi padre fuertemente, pero España está cambiando a pasos agigantados. Mis lecturas de historia -me apasionaba la Historia- son todas de fuentes izquierdistas. La transición acabó con los partidos revolucionarios y yo empecé a votar PSOE durante la mayor parte de mi vida, y a leer El País. Un producto típico de un tiempo en que no sé qué elección personal ha habido. Esta es mi duda. Al llegar al umbral de la vejez, veo que se me ha disuelto el mito de la izquierda, soy terriblemente crítico con el nacionalismo y el nuevo PSOE, y comienzo a ver con comprensión a mi padre y su descreimiento de la política. He vuelto al principio, Voto en blanco. Pienso que la influencia genética paterna, aunque no hay genes de izquierda o derecha, se ha hecho realidad, aunque mi formación haya sido fundamentalmente progresista. Incluso puedo ver con comprensión algunos aspectos del franquismo tan denostado y contra el que luché en su momento.
Hay un libro de Robert Sapolsky titulado Determinated en que sostiene que en realidad existe un determinismo ambiental, genético, familiar, cultural, étnico, económico, biológico, etc que hace que nuestras decisiones no sean tan libres como pensamos y que, en realidad, son determinadas por pulsiones que escapan del supuesto 'libre albedrío' que el cristianismo, el humanismo y el racionalismo han defendido.
Gracias por hacerme pensar a ti también.
Un fuerte abrazo.
No quise meterme en ese posible componente genético, en la predisposición hacia algo concreto ya desde el mismo nacimiento, Joselu, porque temo no saber salir de él o expresarlo debidamente. En cuanto a lo que cuentas de tu desarrollo ideológico llegado y mamado desde la extrema derecha del franquismo, asumiendo valores de izquierda tras la concienciación a través de la universidad y de las lecturas, en mi caso, hijo de minero criado en la infancia en pueblo minero, además de tener un abuelo detenido unos años por el franquismo tras la guerra civil simplemente por haber pertenecido a la UGT, etc, no cabía dudas de por dónde iba a conducir mi posición ideológica y política habiendo ido a escuelas religiosas hasta los catorce años. Cierto que la edad te calma, que intentas ser más comprensivo con tus oponentes y con la misma vida. Hoy en día vivimos peligrosas peregrinaciones hacia la derecha y extrema derecha, incluso a defender y disculpar abiertamente a Hitler, Franco y Musolini, por citar los dictadores más cercanos, con una ingenuidad que pasma. En fin, parece que todo tiene sus ciclos y estos van y vienen. Lo importante: respetar y ser tolerantes, intentar ser buenas personas, hacer de este mundo un lugar respirable libre de violencia.
EliminarUn inmenso abrazo.
Un abrazo también para ti. En el aire quedan muchas cosas sin decir, pero baste esa tolerancia que has mencionado como componente esencial para nuestras vidas.
EliminarHe tenido que entrar tres veces a leerte esta entrada tan concienzuda: en medicina los diagnósticos salvo excepciones, no son fiables hasta que no se contrasten con muchas pruebas (no es, una ciencia exacta, como las matemáticas).Las ideologías ;son más producto del entorno en que vivimos:sociales,políticos,económicos e históricos.
ResponderEliminar-Coincido con Susana: a veces eso es una carga insoportable y tiendes a buscar lo contario de esa herencia ,lo genético es lo único que nos marca de por vida ese A.D.N.
Me ha encantado leerte eres la caña profe , porqué yo que me leo todito hasta los chistes y los avisos.
Un abrazo y feliz día de Sta Cecilia, la música ese idioma universal nos ayuda más a la conciliación...
Muchas gracias por tu atención, Bertha, el tema se las trae. Me he basado en mi propia evolución personal al cabo del tiempo. ¿Hasta qué punto estamos condicionados por factores externos aunque pensemos que somos libres? Si yo hubiera nacido en el Goierri vasco, con padres nacionalistas, mi colegio y mi cuadrilla fuertemente abertzales y simpatizantes de ETA y compartiendo un odio patológico contra España, yo probablemente hubiera sido uno más de estos que gritaban 'Eta, matalos'. Hubiera sido muy difícil salir de ese brutal condicionamiento político que es una mezcla de genética, ambiente, lengua, familia, amigos, religión, atmósfera social... Si alguien es capaz de salir de todo eso, sin duda, es un héroe y sin ningún tipo de apoyo. Hubo algunos. Esos me admiran.
EliminarUn abrazo, y recibo tu felicitación del día de Santa Cecilia.
Leí "Patria" y es así tal como lo expones y al final todo por un ideal, y ella la hija es la única heroínas por conciliar esas partes...
ResponderEliminarSoy Bertha, para mi es un libro muy ajustado a esz realidad que ají expones.
EliminarYo también lo leí. Te refieres a Nerea Lertxundi, hija del Txato, que experimenta una profunda evolución personal y política. A mí me admira Bittori más que la hija. No ceja en su lucha por intentar llegar a Miren, la madre del militante de ETA que formaba parte del comando que mató al Txato. Admirable.
EliminarEs un tema muy interesante y, más aún, con la ampliación en forma de comentarios que he leído :)
ResponderEliminarA veces creo que el ser humano evoluciona por oposición. Necesitamos "oponernos" a algo o alguien. Por eso, sospecho, es normal que siempre tengamos un momento de juventud en el que hagamos algo opuesto a nuestros padres.. luego acumulamos libros, series, experiencias y vamos dando tumbos.. algunos logran no cambiar nunca, suerte que tienen ;)
Que algo de todo eso pueda estar en los genes me resulta muy extraño, la verdad pero....
En el artículo se venía a decir que no hay genes de izquierda y derecha sino predisposiciones o no a la apertura a la experiencia. Los liberales estarían más abiertos a las cosas nuevas, mientras que los conservadores mantendrían criterios de orden fundamentalmente. Ya lo dijo Goethe, 'es preferible la injusticia al desorden'. Sin embargo, esto no lo tengo claro. Yo he sido siempre de tendencia anarquista -y lo sigo siendo- pero ahora me veo paradójicamente siendo un anarquista de derechas, algo difícil de digerir. Y yo lo entiendo. Estoy abierto a lo nuevo, pero no veo las cosas como las veía a los veintitantos años. Han influido la vida, las experiencias, la trayectoria política de la izquierda española, las lecturas -estas han sido muy importantes en un sentido u otro-. Yo fui el negativo de mi padre con el que me reconcilié solo una hora antes de morir. La ideología y la política es un misterio de nivel dos, pero hay misterios de nivel tres y cuatro, y esos para mí son los importantes ahora. Gracias, Beauséant por hacerme pensar. Tu prosa y tus fotografías también me hacen pensar en un plano diferente.
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