jueves, 20 de noviembre de 2025

¿La ideología política está en nuestros genes?

¿Alguna vez te has preguntado por qué piensas como piensas en política? La creencia popular nos dice que nuestras ideas se forjan en el calor del hogar, en las aulas de la escuela y a través de las experiencias que nos marcan la vida. Sin embargo, una disciplina emergente llamada "genopolítica" está revelando una verdad mucho más compleja y sorprendente: nuestras inclinaciones políticas también tienen un fuerte componente biológico. Estos descubrimientos no solo añaden una nueva variable a la ecuación; desafían fundamentalmente nuestra percepción de la autonomía política y la forma en que construimos nuestra propia identidad.

Antes de explorar los hallazgos, es crucial aclarar un concepto clave: la heredabilidad (h^2). No se trata de un destino genético individual ni de que tus ideas políticas estén escritas en piedra. La heredabilidad es una medida estadística que se aplica a una población y representa la proporción de las diferencias observadas en un rasgo (como la ideología) que puede explicarse por las diferencias genéticas entre las personas. Piénsalo así: si la estatura en un pueblo varía, la heredabilidad nos dice qué parte de esa variación se debe a que la gente tiene genes diferentes para la altura, y qué parte se debe a diferencias en su nutrición. No nos dice que la altura de una persona esté 100% determinada por sus genes.

1. Más de la mitad de tus diferencias ideológicas podrían ser heredadas

Según múltiples estudios de gemelos a gran escala, la heredabilidad de la orientación política se sitúa consistentemente por encima del 50%. Un estudio incluso la cuantificó en un 56%.

Esto significa que, a nivel poblacional, las diferencias genéticas son el mayor predictor de la variación ideológica, superando a muchos otros factores que comúnmente consideramos determinantes. Es importante reiterar la cautela: esto no significa que la ideología de una persona esté "fijada" por sus genes. Más bien, sugiere que existe una fuerte predisposición biológica que nos inclina hacia ciertas formas de ver el mundo.

2. No existen "genes de derechas o de izquierdas", sino predisposiciones de personalidad

Pero ¿cómo funciona esta herencia? La respuesta no es tan simple como un "gen liberal" o un "gen conservador". En su lugar, la genética opera indirectamente, esculpiendo los cimientos mismos de nuestra personalidad. Las correlaciones más fuertes se han encontrado utilizando el modelo de los "Cinco Grandes" rasgos de la personalidad:

  • Liberalismo (Progresismo): Este perfil se asocia fuertemente con una mayor Apertura a la Experiencia(Openness to Experience), que se manifiesta en una alta curiosidad intelectual, una profunda sensibilidad estética y una tendencia a cuestionar las tradiciones y la autoridad. Este vínculo es intuitivo: el núcleo del liberalismo es el deseo de cambio social y nuevas formas de vida, lo que se alinea perfectamente con la curiosidad y la búsqueda de novedades inherentes a la Apertura. También se ha encontrado una correlación positiva con el rasgo de Compasión.
  • Conservadurismo: Se asocia con una mayor Responsabilidad (Conscientiousness), particularmente en su faceta de orden y organización, y con una mayor Sensibilidad al Asco (Disgust Sensitivity). La preferencia conservadora por la tradición, la estabilidad y las reglas morales claras encuentra su ancla psicológica en las facetas de orden y seguimiento de normas de la Responsabilidad.

Un fascinante ejemplo a nivel molecular es el gen del receptor de la oxitocina (OXTR). La oxitocina es a menudo llamada la "hormona del apego". Las personas con una variante genética específica (el alelo G) en este gen tienden a ser más empáticas y confiadas. Esta predisposición a la compasión puede ser la base biológica que las inclina hacia ideologías que priorizan el cuidado colectivo y la justicia social.

3. El ambiente de tu infancia influye menos de lo que crees en tu política de adulto

Este es uno de los hallazgos más contraintuitivos de la genética del comportamiento. Los estudios de gemelos, utilizando el modelo ACE (que descompone la varianza en factores Genéticos, Ambientales Compartidos y Ambientales No Compartidos), han revelado algo sorprendente: el "ambiente compartido" tiene una influencia mínima o nula en la ideología política de una persona en la edad adulta.

El "ambiente compartido" incluye todos esos factores que los hermanos criados juntos tienen en común: la educación de sus padres, el nivel socioeconómico de la familia, etc. Este es quizás el hallazgo más revolucionario de la genética del comportamiento moderna, ya que sugiere que los valores políticos que los padres intentan inculcar conscientemente en sus hijos tienen un impacto a largo plazo mucho menor que las experiencias de vida únicas e imprevisibles que moldean a cada hijo de manera diferente.

4. La influencia genética se vuelve más fuerte con la edad, no menos

Si el entorno familiar compartido pierde importancia, ¿qué ocupa su lugar? Paradójicamente, la influencia de nuestros genes no se desvanece, sino que se fortalece a medida que envejecemos, gracias a un proceso de autoselección activa.

La explicación a esta paradoja se encuentra en un concepto conocido como "construcción del nicho" o Correlación Genotipo-Ambiente activa. Los seres humanos no somos receptores pasivos de nuestro entorno. A medida que ganamos autonomía, buscamos y creamos activamente ambientes (amigos, carreras, fuentes de información) que se alinean con nuestras predisposiciones genéticas. Una persona con una alta Apertura a la Experiencia buscará amigos con ideas diversas, consumirá medios que desafíen sus preconceptos y elegirá una carrera que le permita explorar. Este proceso actúa como un ciclo de retroalimentación que refuerza y amplifica nuestras tendencias innatas a lo largo de la vida.

5. Tus experiencias pueden "encender" o "apagar" los genes que heredaste

La epigenética es el puente molecular que conecta definitivamente la "naturaleza" y la "crianza". Se trata de un conjunto de mecanismos que modifican la expresión de los genes sin alterar la secuencia de ADN en sí. Piensa en ello como interruptores que el ambiente puede encender o apagar.

Un ejemplo claro es el impacto del estrés en la vida temprana. Experiencias traumáticas pueden dejar una "huella molecular" o una "cicatriz" epigenética en los genes que regulan nuestra respuesta al estrés. Esta alteración no cambia el gen, pero sí su funcionamiento, lo que puede aumentar la vulnerabilidad a sufrir depresión en la edad adulta.

Pero aquí reside el hallazgo más esperanzador: a diferencia del código genético, que es inmutable, las marcas epigenéticas son reversibles. La ciencia está demostrando que nuestras acciones tienen un poder molecular real. Factores como un estilo de vida saludable, la meditación para reducir el estrés e incluso la psicoterapia —como la terapia cognitivo-conductual— pueden influir positivamente en nuestra epigenética, reajustando la expresión de los genes que heredamos. Esto no es una simple metáfora; es la prueba de que, aunque no elegimos nuestras cartas genéticas, sí tenemos una influencia significativa en cómo se juega la mano.

Conclusión: Un nuevo mapa para entendernos

La ideología política no es un simple producto de la crianza ni un destino escrito en nuestro ADN. Es el resultado de una interacción compleja y dinámica entre una fuerte predisposición biológica y el cúmulo de nuestras experiencias vitales únicas.

Es fundamental advertir de nuevo contra cualquier forma de determinismo. La ideología es un rasgo extremadamente poligénico: es el resultado de la influencia combinada de miles de variantes genéticas, cada una con un efecto minúsculo. La idea de un único "gen de la política" ha sido refutada.

Este nuevo entendimiento no ofrece respuestas fáciles, pero sí un nuevo mapa. Reencuadra los desacuerdos políticos no como meros fracasos de la lógica o el carácter de nuestros oponentes, sino como expresiones de diferencias temperamentales profundamente arraigadas y parcialmente biológicas. La pregunta crucial, entonces, se convierte en: Sabiendo que tu biología te predispone pero no te condena, ¿cómo podrías usar este conocimiento para entender mejor a quienes piensan distinto a ti?

1 comentario:

  1. Un debate que puede resultar apasionado y apasionante, como aquel que hubo en el siglo XIX sobre si el criminal nace o se hace y que tanto influyó en novelas como Crimen y castigo, Los Miserables, etc.
    Y parece ser por lo que leo que el de derechas o el de izquierdas nace más que se hace. También es cierto que el propio aprendizaje, el ambiente familiar, la evolución de la situación económica propia, las compañías, la edad, el desencanto... pueden hacer que las actitudes políticas se radicalicen o se moderen. Yo, por ejemplo, soy bastante más moderado que cuando era joven, pero dentro de la misma ideología. Luego hay casos curiosos, cono el de Jiménez Losantos, Pío Moa, Tamames... que han dado un salto enorme de una postura política a la del extremo contrario.
    Es decir que de todo hay, como en botica.

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