viernes, 14 de noviembre de 2025

La era de Hitler

Como profesor tuve que ser miembro de tribunal de los TR (trabajos de investigación) de alumnos de bachillerato. Esto me hizo ser consciente de la fascinación que provocaba el nazismo y la figura de Hitler en el imaginario de los adolescentes. Son numerosísimos los TR sobre el mal absoluto que supone Hitler, y escasos o inexistentes los TR sobre el estalinismo y la historia del comunismo. 

Alec Ryrie acaba de publicar un libro significativo. Se titula La era de Hitler en el que se constata que nuestro siglo XX y XXI han dejado atrás la brújula moral de Jesucristo como símbolo del bien para sustituirlo por Hitler como imagen del mal. Es evidente que cuando se quiere rechazar cualquier cosa, se termina identificándolo con el nazismo. Es común en toda discusión, siempre termina alguien acusando al otro de facha o nazi. 

En el conflicto árabe-israelí es de dominio público que se identifica a los israelíes con el nazismo, aunque sea una metáfora humillante para ellos. Se hace la equiparación de la estrella de David con la cruz gamada. Todo lo que rechazamos es facha o nazi, es un recurso de polémica universal, sea Trump, Bolsonaro o la oposición en España a la que el presidente de gobierno la tilda de extrema derecha, es decir, nazi. 

Se han acabado los valores positivos moralmente hablando y solo existen los negativos. La condena del nazismo ocupó el vacío ético en Europa en el final de la guerra mundial. 

El rechazo del fascismo se ha convertido, como en los años treinta, en el eje político de las morales progresistas, y de tal modo, es preferible la corrupción al fascismo, como veremos en la próxima campaña electoral española. 

La invocación de Hitler y el nazismo se ha convertido en práctica común tanto en debates políticos como sociales. Desde memes que equiparan a líderes actuales con Hitler hasta análisis sobre elecciones donde el simple rechazo al fascismo determina el voto, se observa que el símbolo del nazismo funciona como recurso dialéctico, pero está perdiendo impacto.

Ryrie advierte que una cultura que solo identifica el mal y carece de una moral positiva es una cultura débil. El resurgimiento de la extrema derecha y las nuevas divisiones sociales indican que el consenso ético de la era antinazi se está resquebrajando, y la sociedad necesita ideas y esperanzas más allá de lo que evitar.

La prepotencia progresista se confronta con el agotamiento de su dilema moral y las jóvenes generaciones ya no ven las cosas como se nos quiere hacer creer, hay que repensar todo de nuevo y formular valores positivos y no simplemente excluyentes en que todo lo que se rechaza es facha o nazi, como recurso oratorio y político. 

9 comentarios:

  1. Es muy interesante lo que nos dices aquí:
    "El rechazo del fascismo se ha convertido, como en los años treinta, en el eje político de las morales progresistas, y de tal modo, es preferible la corrupción al fascismo"
    Te he de dar la razón, así es. "El que vienen los malos y es preferible los puteros , los malversadores, los estafadores, los vividores del sistema, a que estén los otros en el poder,", es el cántico de todo sanchista, apoyándose en la palabra progreso, porque por lo que parece, los progresistas son los que confortan el cúmulo de escaños que le ayudan a sostenerse. Pero es curioso, porque JUnts no es progresista, sino conservador liberal, pero muy conservador; y ER es de lo menos republicano, son carlistas por antonomasia, y nada de izquierdas, sino se lo pregunten a su creador, Jaume Aigüader, (Aigüade) . Hoy se puede bucear porque mucha bibliografía.
    Sí hablamos de los comunes, ¿qué decir?, que son comunistas de cintura para arriba y arribistas (de pene) de cintura para abajo.
    Esto es la ayuda parlamentaria de los que gobiernan. No sé como serán los malos, lo que sí sé es como son estos, y estos dan asco.
    Un abrazo

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    1. Tu argumentación concuerda con la idea expuesta por Ryrie al formularse ese dilema político y moral que expresa, que vienen los nazis para apoyar cualquier corrupción y abuso de poder que se de en el sistema. El problema es que se está agotando este esquema y más son los jóvenes que ya no responden a esta disyunción política, y van a votar por 'el mal absoluto' antes que por la continuación de fórmulas que no tienen nada positivo que ofrecer salvo la amenaza de que viene el fascismo.

      Y estoy de acuerdo con el análisis que haces del equipo 'progresista' que apoya a Sánchez.

      Abrazo, Tot.

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  2. La estética del mal, su parafernalia, su indumentaria, su filosofía agresiva y agresora, como resultó ser la del nazismo, siempre resulta atractiva, tanto para criticarla como para secundarla o admirarla. Muchos jóvenes de hoy, no la mayoría, sienten la tentación de formar parte de grupos neonazis, en el caso más radical, o de extrema derecha, como VOX. La frustración ante la realidad política o social es una causa. Otra es el desconocimiento de la historia pasada. Para ellos, todas las ventajas que disfrutan por vivir en una sociedad de derecho, la libertad de la que gozan, la atención médica y educativa, el poder opinar de esto o de aquello, el no ser detenido arbitrariamente, el nivel de vida muy superior al de los años 30 o 40... o no lo valoran o piensan que esas cosas se las merecen por el mero hecho de existir. Falta de formación y desencanto serían las dos expresiones que a mi juicio explican ese fenómeno.

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    1. Estoy de acuerdo con lo que escribes, pero pienso que no has entrado en el núcleo del debate que es la falta de referentes morales positivos más allá del grito de combate progresista de 'que viene el fascismo' y que se ha quedado como mantra eficaz durante un tiempo, pero que se agota por su uso excesivo. El dilema mortal 'entre nosotros o el fascismo' es cansino y demagógico, pues todo lo que no se incluye en el repertorio progresista -o lo que se entienda por esto- es calificado de facha, y de tal modo que la mayoría de la población por ser como es, por pensar como piensa, es reducida a la categoría de facha. Pienso que hay una dictadura negativa por parte de un hacer progresista que busca ventajas en ese dilema que está dejando de funcionar. Por lo demás, reflexionas bien sobre el bienestar de una sociedad construida por fuerzas de izquierda y de derecha. No todo lo bueno proviene de la izquierda, la derecha ha diseñado en el continente europeo buena parte de ese estado de bienestar de que disfrutamos, por lo menos algunos de nosotros.

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  3. Un buen análisis. Hay que incluir el comunismo en el mal. Un beso

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    1. Está para mí claro que Stalin fue el que diseñó el esquema básico de la confrontación política de nuestro tiempo. Fue el creador del dilema entre fascismo y socialismo-comunismo. Y es el que triunfa todavía en nuestro tiempo donde se ven pintadas con frecuencia de la hoz y el martillo como símbolo progresista en todas partes, mientras que las cruces gamadas son tachadas inmediatamente. Hay una lectura de la historia sesgada porque en medio está la democracia liberal, atacada por unos y por otros, que es desplazada al territorio del fascismo.

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  4. Mi abuelo paterno,
    lucho en el bando
    nacional...y porque
    se lo llevaron,las
    Canarias entonces,
    estaban influenciadas
    por el caudillo,siendo
    este , su gobernador
    militar.

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  5. Pero en realidad,
    el no era de nadie,
    el les decía a sus
    hijas(mis tías),
    que las guerras,
    no las gana nadie,
    mientras el mataba
    rojos, los otros
    mataban monjas
    y curas, que no
    son deidades,
    sino seres
    terrenales,esto
    refuerza mi teoría,
    que las guerras
    entre buenos y
    malos, solo existen
    en las series de
    la tele, y en el
    cine , un saludo

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    1. Una tía mía monja -joven y guapa- fue violada y asesinada en una cheka en Madrid. Entiendo el dolor de todos los que sufrieron en la guerra civil española, pero pienso que debería llegar el tiempo de posponer nuestros prejuicios y darnos cuenta de que fue una tragedia colectiva en la que no necesariamente hay buenos y malos. Piedad, pidió Azaña al final de la guerra.

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