El otro día en la carnicería de mi barrio estuve hablando con la empleada cuya nacionalidad es hondureña. Le pregunté, entre otras cosas, qué pensaba del presidente Nayib Bukele y me contestó que era enormemente admirado en Honduras y en Guatemala, países que sufren la violencia de las maras y los crímenes de estas son elevadísimos. Me dijo ella que querría un presidente como Bukele en su país. Me comentó que en la zona donde ella vivía de Hospitalet, la inseguridad y el descontrol se había adueñado de las calles, que, para ellos, inmigrantes que habían venido a trabajar, no era una buena cosa, que hacía falta mano dura con los que no vienen a trabajar.
Se habla mucho de Nayib Bukele, presidente de El Salvador con el 85% de los votos y sin apenas oposición política. Ha pacificado la vida comunitaria, asolada endémicamente por las maras cuyas tasas de criminalidad eran las más altas del mundo. Desde 2022 y, tras vencer arrolladoramente en las elecciones, impuso, dado su dominio de la cámara legislativa, una ley marcial, una suerte de estado de excepción que ha propiciado la militarización del país y llevado a la cárcel a más de cien mil pandilleros que campaban a sus anchas en El Salvador. La mejora en la seguridad ciudadana ha sido espectacular: se puede salir a la calle sin miedo, pueden abrir negocios de venta al público y el turismo va a El Salvador sin miedo de ser asesinado. Todos parecen contentos, salvo por la situación de los derechos humanos, denunciado por la CIDH que expresa que El Salvador no respeta los derechos constitucionales básicos a la hora de detener a los sospechosos y que estos son encarcelados sin asistencia de letrado hasta los quince días de la detención y no son informados del motivo de la reclusión hasta pasadas dos semanas. Se han hecho redadas masivas solo por el aspecto físico -la mayoría de los miembros de las maras llevan tatuado todo su cuerpo- y el trato de los prisioneros ha sido preocupante.
Hay una cárcel de máxima seguridad llamada CECOT donde se hacinan miles de pandilleros con condenas de por vida. Hay más de noventa por celda y apenas pueden ver la luz del sol. Las condiciones son infrahumanas. Hay otras veinte cárceles en el país donde hay miles de pandilleros más con condenas menos graves y que se intenta que se rehabiliten enseñándoles oficios en talleres donde trabajan gratuitamente.
El 2% de la población del país está presa, con uno de los más altos grados de encarcelamiento del mundo en un país de seis millones de habitantes. Ciento veinte mil están presos.
El clima en el país, se denuncia, es de miedo a la crítica por la concentración de poder de Nayib Bukele en los aparatos legislativo, ejecutivo y judicial. Defensores de los derechos humanos han tenido que exiliarse por poner en cuestión lo peligroso de la situación cuyas perspectivas son malas por el estado de excepción que se prorroga mes a mes y año a año. Algún especialista dice que lo que está pasando en El Salvador no es nuevo y que es abiertamente un sistema autoritario que exigirá la prolongación de Bukele en el gobierno sine die, y que los autoritarismos tienen un precio gravísimo para una democracia.
¿Qué opinas? ¿La seguridad ha de tener un alto precio a costa de los derechos humanos? ¿Piensas como mi carnicera que querría que se implantara en Honduras un sistema semejante aunque supusiera la militarización de la sociedad?
La inseguridad y el miedo son el caldo de cultivo idóneo para que lleguen al poder los extremistas. La gente pide mano dura contra los delincuentes. Lo malo es que cuando un sistema autoritario se instala en un país y controla todos los resortes del poder, no hay defensa alguna frente a la arbitrariedad y los abusos. Y resulta casi imposible desalojarlos del poder.
ResponderEliminarPersonalmente siento simpatía hacia la realidad política de El Salvador por obra de Bukele. Los salvadoreños lo han votado masivamente y tiene 54 de los 60 escaños de su parlamento. Sin embargo, no dejo de considerar el peligro a corto y a medio plazo de una privatización de los tres poderes sin contrapesos lo que puede construir una sociedad autoritaria sin ningún respeto a los DDHH. Si yo fuera salvadoreño seguro que querría seguridad para que no me chantajearan en mi negocio ni violaran ni mataran a mis hijas o a mí. Sin embargo, no es el primer presidente salvadoreño que habla de mano dura. Lo han intentado los tres presidentes anteriores pero ninguno ha logrado aunar a toda la sociedad para que lo apoye lo que ha hecho que los tres poderes de una democracia sean de Bukele. Malas perspectivas pero los salvadoreños pueden salir a la calle sin miedo. Se calcula que entre 189 y 200 presos han muerto en las cárceles en año y medio de estado de excepción por torturas o simplemente asesinados.
EliminarEstoy con la respuesta de Cayetano, pero haría una salvedad.
ResponderEliminarNosotros hemos tenido la fortuna de vivir una paz como no se había conocido nunca en España, jamás había durado cincuenta años seguidos, así, a la Guardia Civil, y aunque no nos gustara su uniforme porque imponía respeto, te daba seguridad, incluso en la carretera, el verlos significaba que estabas salvado. Pasa igual en esas circunstancias, ahora lo que le importa a un padre de familia es que no violen a su hija, ni se hijo se haga de una mara.. Y aquí no hay disyuntiva, JOSELU, la gente de bien quiere vivir en paz, y que no le asalten y le amenacen.
Hipócrates, dijo aquello de: "a grandes males, grandes remedios", y para quien ha estado sufriendo el problema endémico , porque era endémico, en El Salvador, votará siempre Bukele.
Hay que haber vivido aquello para que la gente hoy, vote esto.
Un abrazo
Tienes razón, la buena gente, trabajadora y familiar ama a Bukele porque en los tres años en que se ha aplicado su sistema, el país ha cambiado radicalmente. Los que se quejan son personas que han sido acusadas y encarceladas siendo inocentes -hay bastantes y no hay garantías procesales-, las asociaciones de derechos humanos que defienden la presunción de inocencia o el habeas corpus, los que temen que este sistema de seguridad se convierta en un método de gobernanza y control político sin perspectivas de acabar algún día. La concentración de poder y el mesianismo traen malas experiencias históricamente... Pero si fuera salvadoreño, probablemente votaría a Bukele por las razones que das, aunque el futuro fuera peligroso. Ahora pueden respirar y salir a la calle sin que haya cada día decenas de muertos y reine la extorsión y el robo... Hay que saber, como bien dices, de dónde se viene, hay que haberlo vivido.
EliminarUn abrazo, Miquel
Nos movemos, mi buen Joselu, entre el corazón y el cerebro. Es evidente que deseo elecciones participativas, y evidente que deseo que mi presidente sea electo entre otras posibilidades programáticas, pero hay un pero, que cuando se vive en un país estilo Haiti, Sudán, Etiopía o Somalia, no se vive.
EliminarLa disyuntiva es blanco o negro.
Tú, los demás y yo sabemos una cosa, que si esto sigue así (me refiero a la paz con respecto lo de hace tres años) , dentro de treinta años, los que no han conocido la anarquía de las calles de El Salvador, votarán otra opción, porque como siempre, la gente quiere cambios, porque piensa que lo que tiene no es bastante (no me meto en sí es bueno o es malo), lo que digo es que las personas, todas quieren probar opciones nuevas, y será entonces, dentro de una generación larga, cuando la gente saldrá a la calle a pedir cambios democráticos.
Pasó en España con Franco, pero pasó después de cincuenta años de paz, y pasará allí.
Siempre ha sido igual.
Lo importante es que hoy las chicas puedan salir a estudiar, a bailar, a tomarse un café sin miedo a las maras, todas identificadas porque todas se matriculan la piel, de ello que los puedan coger sin problemas, es lo que se llama "detenciones arbitrarias", pero es que son fácilmente identificables.
Un abrazo
Es una buena perspectiva el pensar que tras esta generación, se pedirán cambios respecto al modelo de Bukele. Pero tiene que pasar una generación por lo menos. De momento, se puede decir que las ventajas son superiores a sus errores. De todas maneras, en Honduras, sobre todo, se está pidiendo un modelo parecido, aunque la diferencia entre la sociedad salvadoreña y hondureña es que en El Salvador hay mucho más ejército que en Honduras para llevar a cabo esta propuesta de excepción. Y no hay un líder populista que aúne a los hondureños para darle mayoría absoluta. Abrazo.
EliminarCreo que han salido ganando aunque el precio sea alto. Un beso
ResponderEliminarAsí lo creo yo, el precio es alto pero las ganancias suponen la posibilidad de no ser asesinado por la MS-13 o la mara Barrio 18, dos organizaciones criminales que lideraban la violencia.
EliminarEl , al menos,
ResponderEliminarlos combate,
no como
nuestro
gobierno,
que no hace
sino alentar
a perroflautas,
un saludo.
Si hubiera el mismo porcentaje de presos que en El Salvador, tendría que haber en España un millón de presos, y en condiciones que no son la de VIPS que hay aquí. Eso es cierto.
ResponderEliminarOpino como Tot Barcelona, es duro reconocer que hay lugares en los que, simplemente, no se puede tener un gobierno democrático, o lo que entendemos por tal, y lo máximo a lo que pueden aspirar es a una especie de dictador benévolo.
ResponderEliminarSi fuese una madre, un hijo, lo que sea, que ha sufrido la violencia de las bandas, sin duda apoyaría ese modelo. Desde fuera, claro, es fácil hace cuentas y comprender que, entre tanto preso, por lógica, existirán inocentes que no han sido ni juzgados y, lo que es peor, algún que otro opositor al que se han quitado del medio.
El futuro dirá hacía donde evolucionan, si les dejamos, que ya sabemos lo que pasa en latinoamérica cuando "votan mal"
Saludos
Para los que han vivido bajo el poder de las maras, con violencia máxima en las calles, asesinatos diarios, la extorsión en cualquier negocio abierto, las amenazas continuas, el estado de El Salvador tiene que ser maravilloso. Vivir sin miedo a ser asesinado ni tú ni tus hijos, que el turismos venga atraído por la nueva situación... Sin duda son mejoras espectaculares que no ofrecen discusión. Otra cosa, es el precio en cuanto a derechos humanos que implica, y sí, ciertamente, hay inocentes entre los encarcelados, personas que han perdido sus piernas por no ser atendidos médicamente en las cárceles siendo además inocentes. Hay seis millones de beneficiados y unos cientos que puede que sean encarcelados sin juicio o juicios sin garantías y que no tienen culpa. Yo sé qué votaría.
EliminarSaludos.
Yo creo que también sé lo que votaría... mientras no fuese uno de esos pocos cientos inocentes, claro...
EliminarDesde la seguridad de nuestros hogares occidentales, es esperable que nuestra opinión difiera notablemente de los salvadoreños, que mayoritariamente han deposito en Bukele su última esperanza de poner freno a una delincuencia atroz que hace casi imposible llevar una vida normal.
ResponderEliminarSi yo me pongo en el lugar de un padre que ha perdido a su hija, mientras regresaba a casa desde la escuela, y la encuentran en un descampado desnuda con un tiro en la cabeza, una niña de 13 o 14 años… toda la perspectiva que tengamos desde aquí, en torno a Bukele y la controversia de los derechos humanos, pues siendo tal padre salvadoreño esa discusión sería inexistente en mi cerebro, ya que a mi hija le han negado el mayor derecho humano que existe, que es la vida, asesinándola sin miramiento alguno.
Esa es una consideración, incómoda claro, que también tenemos que afrontar desde aquí, porque entonces nuestra opinión adolece de una perspectiva muy acotada, desde nuestro bienestar.
No quiero dar la impresión de negar la vulneración de derechos humanos, al contrario, me parece fundamental hacerlo, pero hay que poner todas las variables en la ecuación, y esto pasa por ponerse un momento en el pellejo de esa familia, padre, madre, hermano, hija, etc, que han sufrido un episodio atroz, indescriptible, en aquellos que más aman.
Dicho esto, habrá que ver si el poder omnímodo de Bukele actuando sobre la violencia, no se queda satisfecho con atajar la violencia y empieza a invadir todas las esferas sociales de la vida salvadoreña, ese autoritarismo a gran escala social es un riesgo real, pero seguro que la mayoría de sufridos salvadoreños asumen y aceptan el peaje, pues ver a sus hijos con vida y seguros está muy por encima de todo.
Desde aquí, desde mi cómodo sillón, solo puedo concluir diciendo que es un panorama complejo e incierto el que tiene El Salvador.
Me Alegra encontrarte por aquí, amigo Joselu.
Hola, Paco, qué alegría leerte de nuevo. Entiendo y comparto tus consideraciones. Ambos somos padres de dos hijas y, sin duda, vemos clara la situación pese a la complejidad e incertidumbre de la situación en El Salvador. La tendera de la carnicería, hondureña, me decía que, dada la situación de seguridad y firmeza en El Salvador, las maras se estaban pasando a Honduras y Guatemala para hacer de las suyas. Ambos países comparten circunstancias semejantes a cómo era El Salvador antes y muchos querrían que existiera un líder como Bukele en sus países, especialmente en Honduras. La diferencia, por lo que he leído, es que el aparato estatal de este país, especialmente en lo referente al ejército, es mucho menor que en El Salvador que tiene unas fuerzas armadas muy numerosas. Sé que hay gente que considera que Bukele es un dictador populista, pero creo que si yo viviera allí y sentado, como dices, en mi cómodo sillón,, de España, yo simpatizo con este hombre que ojalá sepa administrar su poder sin arrollar a la oposición y respetando dentro de lo posible los derechos humanos.
EliminarEn China el orden social es de tal manera que tampoco hay delincuencia. Prácticamente es imposible que la haya por el control político que existe de la población. Por contra, Estados Unidos con su democrático sistema, sufre una delicuencia terrible y, además una epidemia de fentanilo que afecta a cientos de miles de personas, si no millones. Por cierto, el fentanilo que llega a Estados Unidos es proporcionado por China con el consentimiento de Xi Xinping que lo utiliza como arma. Son las debilidades de las democracias avanzadas y que no tienen los países de férreo control policial y social.
Saludos.
Sebenarnya saya tidak begitu menyukai hal-hal politik. Tapi jika berbicara tentang hak asasi manusia, tentunya semua manusia memiliki hak yang sama.
ResponderEliminarSalam.
Semua orang menganggap hak asasi manusia penting, tetapi situasi di El Salvador berbeda. Koeksistensi yang damai terancam oleh geng-geng yang membunuh dan memeras semua warga negara. Mana yang lebih baik? Salam.
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